“En el fondo, la ideología tiene un poder de persuasión indiscutible. El discurso ideológico amenaza con anestesiar nuestra mente, confundir la curiosidad, distorsionar la percepción de los hechos, de las cosas, de los acontecimientos”(Paulo Freire).

Ya es demasiado público, notorio y comunicacional, las continuas declaraciones antivenezolanas, muy irrespetuosas y destempladas, del converso antiizquierdista, el presidente de Chile, Gabriel Boric.

Y ahora el exdirigente estudiantil y también exrevolucionario, el presidente chileno cual no desaprovecha la oportunidad (prácticamente todos los días) para atacar con mucha ferocidad al chavismo y al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a quien acusa de neodictador y de atentar contra los derechos humanos, a quien culpa de todos los problemas de seguridad que hoy sufre Chile, por la migración venezolana.

“Venezuela es una experiencia que ha fracasado”, afirmaba en 2022 un Gabriel Boric, recién nombrado presidente chileno, en referencia al régimen de Nicolás Maduro. Una postura que, contrario de suavizar, el mandatario del país austral ha reforzado con el pasar de los años y que parece estar llegando a un punto de presión que amenaza con una mayor inestabilidad regional, al menos en el terreno diplomático”.

Ahora, las tensiones entre Santiago y Caracas llegaron al punto en que el presidente Gabriel Boric decidió llamar a consultas a su embajador en Caracas, Jaime Gazmuri, luego de que el canciller venezolano, Yván Gil, desconoció la existencia del Tren de Aragua, una organización del crimen organizado a la que se le atribuye el aumento de las cifras de inseguridad en suelo chileno, aunque el Gobierno venezolano ha dado declaraciones muy contundentes sobre el desmantelamiento total de la organización delincuencial Tren de Aragua.

El caso de Ronald Ojeda ha elevado al máximo las alertas de las autoridades chilenas, el militar fue secuestrado de su apartamento en Santiago y luego fue hallado sin vida bajo una losa de cemento, y el antichavismo del presidente chileno es tan radical que está culpando al Estado venezolano, al decir que la muerte del militar, quien tenía el estatus de refugiado, fue por “motivos políticos” y que fue planificado en Venezuela.
Politólogo