MIAMI, Estados Unidos. – Nos dejamos llevar por el vaivén de pequeñas olas frente al Barceló Bávaro Palace en Punta Cana, República Dominicana, y una familia recién llegada de Argentina comienza a conversar con nosotros.

Es un matrimonio y su hija universitaria de 20 años, quien se queja de un asunto tan nimio como el haber olvidado la bolsa de mate. Han recorrido una larga distancia. Hicieron escala panameña y permanecerán 10 días turisteando en el país. Todo les ha salido muy caro porque, según afirman, Argentina se ha “complicado”. De los tres, la madre dice preferir las playas de Cuba, adonde concurren con asiduidad.

Ya le habíamos explicado a la muchacha que éramos cubanos de Miami y nos gustaba incursionar en este paraíso caribeño cercano, donde nos atendían a cuerpo de rey.

Estuvimos de acuerdo con la señora sobre la belleza de las playas cubanas, pero nos ahorramos contarles nuestra condición de exiliados políticos del castrismo y que no regresaríamos hasta tanto nuestros congéneres fueran libres de disfrutar, como ellos, sus vacaciones, con su propio dinero, donde les pareciera placentero.

Estábamos allí para pasarla bien y en otras oportunidades no hemos sido comprendidos, lo cual podía provocar una discusión innecesaria.

Durante este reciente viaje, que solemos hacer bajo los auspicios de la agencia Gool Travel, su CEO, Eduardo Castillo, nos presentó un matrimonio de jóvenes cubanos, América y Javier, establecidos en República Dominicana, quienes son dueños de una empresa de mercadeo publicitario digital, Forways, que se ocupa de sus necesidades audiovisuales.

Eduardo, América y Javier padecieron los embates del adoctrinamiento comunista, la imposibilidad de avanzar en su pendenciera trabazón, pero tan pronto soltaron esas infames amarras, no solo se abrieron paso exitoso en la economía de mercado, sino que crearon negocios de donde salen beneficiados clientes y sus propios empleados.

Todavía en esta época del año los cubanos, sobre todo los que provienen de Miami, no han arribado masivamente a las costas de Punta Cana y otros destinos del litoral dominicano.

Mis compatriotas que gustan del mar, el descanso merecido y jornadas francamente sibaritas, luego de trabajar duramente en pos de esta felicidad y placer, hacen una contribución notable a la economía de Quisqueya.

Para los recién llegados al sur de Florida, suele ser una experiencia deslumbrante por el colorido y apetitoso despliegue culinario “todo incluido”, además de las cortesías que reciben para cubrir sus deleites y divertimentos, atendidos por una empleomanía con sinceras sonrisas a flor de labio y el desenfado respetuoso que solo se genera en el Caribe.

¿Son excepciones de la regla cubanos exitosos como Eduardo, Javier y América? Mi amigo David Adams acaba de escribir un reportaje para The New York Times sobre cómo el sector privado se abre paso en la baraúnda fallida de la Isla y vuelve darle la vuelta a la noria al describir el estado general de la economía:

“Pero hoy Cuba se enfrenta a su peor crisis financiera en décadas, impulsada por la ineficacia y la mala gestión del gobierno y por un embargo económico de Estados Unidos que lleva décadas provocando el colapso de la producción nacional, el aumento de la inflación, constantes cortes de energía eléctrica y escasez de combustible, carne y otros productos de primera necesidad”.

Adams crió a su familia entre nosotros, en Miami. Conoce el espíritu empresarial y de progreso que impele a la más exitosa comunidad hispana de Estados Unidos.

¿Peor crisis? ¿Ineficiencia? ¿Mala gestión? ¿Embargo económico de Estados Unidos, como chivo expiatorio de todos los males que aquejan a mis semejantes?

¿Por qué no llamar las cosas por su nombre?: la dictadura cubana se amolda para no soltar el poder y deja que florezca, hasta cierto punto, la ilusión de una propiedad privada funcional, donde se manifiesta la pequeña clase corporativa privilegiada que, a la larga, debe rendir cuentas a los mayorales de palacio.

El comunismo enquistado y decadente no se disipa con más desigualdad y ventas inaccesibles a la población. Se enrarece, aumenta su toxicidad.

Eduardo, Javier y América son el éxito del libre albedrío y la democracia. Todas las demás esperanzas en Cuba están condenadas en espera de la libertad.

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Cuba: Esperanzas condenadas en espera de la libertad

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06.05.2024

MIAMI, Estados Unidos. – Nos dejamos llevar por el vaivén de pequeñas olas frente al Barceló Bávaro Palace en Punta Cana, República Dominicana, y una familia recién llegada de Argentina comienza a conversar con nosotros.

Es un matrimonio y su hija universitaria de 20 años, quien se queja de un asunto tan nimio como el haber olvidado la bolsa de mate. Han recorrido una larga distancia. Hicieron escala panameña y permanecerán 10 días turisteando en el país. Todo les ha salido muy caro porque, según afirman, Argentina se ha “complicado”. De los tres, la madre dice preferir las playas de Cuba, adonde concurren con asiduidad.

Ya le habíamos explicado a la muchacha que éramos cubanos de Miami y nos gustaba incursionar en este paraíso caribeño cercano, donde nos atendían a cuerpo de rey.

Estuvimos de acuerdo con la señora sobre la belleza de las playas cubanas, pero nos ahorramos contarles nuestra condición de exiliados políticos del castrismo y que no regresaríamos hasta tanto nuestros congéneres fueran libres de disfrutar, como ellos, sus vacaciones, con su propio dinero, donde les pareciera placentero.

Estábamos allí........

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