Es preocupante cuando Luis Arce dice que no hay plata y expresa que su principal preocupación es conseguirla, no importa cómo, ya sea endeudando al país o haciendo tratos con cualquiera que le asegure liquidez.

El problema es que por más de 12 años ejerció como ministro de economía, lo hizo durante el periodo de mayor bonanza económica de la historia del país y en todo ese tiempo jamás salió de su cabeza una sola idea decente para alterar la triste historia de Bolivia, cuyo modelo económico no ha cambiado ni un ápice en casi 200 años, tiempo en el que ha vivido casi siempre en zozobra, con algunos intervalos de “vacas gordas”. El problema es que nunca aprendemos la lección que dejó José hace miles de años.

Dicen que la escasez es mejor consejera que la opulencia, pero no con un sujeto como Arce, que ni siquiera reconoce que tiene un problema o que piensa que el progreso o la ruina de un país es abundancia o no de dinero. Lo que nos ocurre ahora es una consecuencia del modelo económico del que presume su autoría y que, para decirlo gráficamente, es un “barril sin fondo”, improductivo y que condenará a la aniquilación de Bolivia si es que no se le pone freno.

Detrás de esta pobre visión del mandatario, se esconde una tara que nos han metido en la cabeza a los bolivianos desde que somos niños. Se trata del cuento de que Bolivia es un país rico porque posee una enorme cantidad de recursos naturales. Las élites políticas jamás se han preocupado por la educación, la tecnología, la diversificación de la economía y en todo caso, los gobiernos se han constituido en una traba para los ciudadanos que usan el conocimiento, las ideas y la innovación para surgir y progresar.

Este grave problema cultural, responsable del subdesarrollo invita a una reflexión más amplia sobre la naturaleza y la función del dinero en la sociedad, un tema que puede ser enriquecido enormemente al considerar la llamada "Teoría de la relatividad del dinero".

No solo importa la cantidad de dinero que se tiene, sino también cómo se utiliza y el contexto en el que se emplea. En el caso de Bolivia, las críticas hacia una "dilapidación criminal" de los recursos durante un período de bonanza apuntan a un fallo en no reconocer que el verdadero valor de los recursos está en su capacidad para mejorar las vidas a largo plazo, más allá de los beneficios inmediatos.

La gestión del dinero requiere de una visión más estratégica y sostenible, que ha fallado radicalmente en las políticas económicas de Bolivia. El verdadero valor del dinero radica en la libertad que se le da a las personas para elegir cómo vivir sus vidas, maximizando su tiempo y felicidad. Este aparente individualismo (donde las decisiones las toma el individuo y no un burócrata ignorante) indefectiblemente se transforma en bienestar real y sostenible para la mayoría.

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Arce necesita plata

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04.05.2024

Es preocupante cuando Luis Arce dice que no hay plata y expresa que su principal preocupación es conseguirla, no importa cómo, ya sea endeudando al país o haciendo tratos con cualquiera que le asegure liquidez.

El problema es que por más de 12 años ejerció como ministro de economía, lo hizo durante el periodo de mayor bonanza económica de la historia del país y en todo ese tiempo jamás salió de su cabeza una sola idea decente para alterar la triste historia de Bolivia, cuyo modelo económico no ha cambiado ni un ápice en casi 200 años, tiempo en el que ha vivido casi siempre en zozobra, con algunos intervalos de “vacas gordas”. El problema es que nunca aprendemos la lección que dejó José hace........

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