Desde la recuperación de la democracia, los militares se han inmiscuido “hasta por ahí nomás” en la política boliviana, aunque nunca han dejado de sacar su tajada, porque saben muy bien que ningún gobernante puede prescindir de ellos. A Goni lo dejaron solo frente a los golpistas en 2003, pese a que Sánchez de Lozada tenía la palabra de los jefes, que le habían prometido defender con las armas el orden constitucional. Evo Morales forró de plata a los generales, los hizo jurar ante la whipala, los obligó a gritar “patria o muerte” y hasta desfilaron con ponchos rojos, pero a la hora de la verdad también le fallaron cuando los “pititas” se pusieron firmes en sus rotondas durante 21 días. Lo mismo pasó con los policías, aliados indiscutibles del “proceso de cambio”. Se amotinaron casi al mismo tiempo del pedido de renuncia del famoso Kalimán. ¿Qué va a pasar cuando el cocalero cumpla su promesa de conmocionar el país y llevar al extremo su amenaza de ser candidato del MAS “por las buenas o por las malas”? Lo más probable es que mantengan la misma conducta y dejen que los “gallitos” resuelvan en la cancha sus problemas. ¿Qué pasará con la oposición? No sabemos, pero tal vez espera que se cumpla el viejo refrán que dice que “en una guerra nunca hay ganadores” (salvo los que miran de palco).

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Se acabaron “las buenas…”

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07.05.2024

Desde la recuperación de la democracia, los militares se han inmiscuido “hasta por ahí nomás” en la política boliviana, aunque nunca han dejado de sacar su tajada, porque saben muy bien que ningún gobernante puede prescindir de ellos. A Goni lo dejaron solo frente a los golpistas en 2003, pese a que Sánchez de Lozada tenía la........

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