El cambio climático es tan innegable como la premisa de que para revertirlo son necesarias acciones del sector público, el privado y de la sociedad civil en general. Si queremos alcanzar las retadoras —y a la vez necesarias— metas de descarbonización, tenemos que hacer las cosas de manera diferente. Colombia, por ejemplo, se planteó disminuir en 51 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y alcanzar la descarbonización en 2050.

En ese sentido, distintos organismos internacionales, sustentados en estudios académicos, señalan que las empresas deben reorientar, entre otras cosas, cómo producen (manufacturas), cómo cultivan (agricultura) y cómo transportan sus bienes, ya que estas tres actividades son las que más efectos nocivos tienen en el ambiente.

En lo que tiene que ver con las manufacturas, el objetivo global es emplear cada vez una mayor proporción de energías de fuentes renovables, que se caracterizan por tener un menor impacto en el medioambiente. En cuanto a la agricultura, la reutilización de residuos (economía circular) es una de las alternativas para reducir su huella de carbono.

Y en transporte, las apuestas se enfilan a la utilización de combustibles verdes: la Organización Marítima Internacional busca que para 2030 el 20 por ciento de los combustibles utilizados provengan de fuentes de energía alternativa con mínimas emisiones de gases de efecto invernadero; mientras que el Plan de compensación y reducción de carbono para la aviación internacional (Corsia, por su sigla en inglés), que apunta a reducir en 50 por ciento sus emisiones en 2050, espera que la utilización de combustibles sostenibles de aviación (SAF, por su sigla en inglés) sea responsable del 70 por ciento de la descarbonización del sector.

Estas retadoras metas obligan a las empresas a actuar de inmediato, por lo que se hace necesario encontrar alternativas reales y cercanas que les permitan afianzar su compromiso con el medioambiente.

El Valle del Cauca cuenta con las condiciones para que las empresas cumplan con sus metas de descarbonización. En el departamento, la energía eléctrica se genera principalmente a partir de tres fuentes renovables: centrales hidroeléctricas (86,7 por ciento), granjas solares (0,6 por ciento) y biomasa (12 por ciento). El Valle del Cauca no solo tiene una matriz energética renovable, sino que también es la más diversificada del país y es el departamento con mayor generación de energía a partir de la biomasa.

En cuanto a agricultura, uno de los principales residuos de la agroindustria del Valle del Cauca es el bagazo de caña. Cada año resultan más de 8 millones de toneladas de esta biomasa, que actualmente se utiliza para la cogeneración de energía y la producción de papel y cartón. Además, dado que la región es la principal productora de carne de pollo y huevo, también hay una disponibilidad estimada de casi 500.000 toneladas de gallinaza y pollinaza, que también se pueden utilizar para la generación de energía.

En lo que respecta a transporte, el estudio Potencial Power to X en Colombia, fomentado por el Gobierno alemán, señala que el Valle del Cauca es el hub con el mayor potencial para desarrollar la industria de hidrógeno verde en Colombia. El hidrógeno verde se produce mediante la electrólisis, que permite separar las moléculas de hidrógeno del agua. De este proceso no solo resulta hidrógeno, sino que también resultan —mediante procesos adicionales— amoníaco, gas natural sintético, metanol y combustibles sintéticos (SAF).

En suma, si en realidad queremos revertir los nocivos efectos del cambio climático, las empresas tienen que adoptar nuevas maneras de hacer las cosas, y en el Valle del Cauca podrán encontrar esas oportunidades. Es el momento de que reconozcamos que contamos con una estructura productiva idónea para alcanzar los objetivos de carbono neutralidad, basado en el aprovechamiento responsable y sostenible de todos los recursos que tenemos a nuestra disposición.

​*Director ejecutivo de Invest Pacific.

QOSHE - El momento de las apuestas verdes - Juan Carlos Castro
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El momento de las apuestas verdes

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07.05.2024

El cambio climático es tan innegable como la premisa de que para revertirlo son necesarias acciones del sector público, el privado y de la sociedad civil en general. Si queremos alcanzar las retadoras —y a la vez necesarias— metas de descarbonización, tenemos que hacer las cosas de manera diferente. Colombia, por ejemplo, se planteó disminuir en 51 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y alcanzar la descarbonización en 2050.

En ese sentido, distintos organismos internacionales, sustentados en estudios académicos, señalan que las empresas deben reorientar, entre otras cosas, cómo producen (manufacturas), cómo cultivan (agricultura) y cómo transportan sus bienes, ya que estas tres actividades son las que más efectos nocivos tienen en el ambiente.

En lo que tiene que ver con las manufacturas, el objetivo global es emplear cada vez una mayor proporción de energías de fuentes renovables, que se caracterizan por tener un menor impacto en el medioambiente. En cuanto a la........

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