Tuve acceso a la versión digital de este libro, escrito por John Ferney Cano González, asesino del urólogo antioqueño Juan Guillermo Aristizábal; me fue enviado para que analizara la conducta del victimario. El autor plasma cronológicamente la historia de su vida, incluyendo a sus antepasados, enmarcada en las carencias típicas del campesino paisa, en la pobreza y el maltrato intrafamiliar. En un contexto de violencia de la Medellín de los 90, narra sus limitaciones y adversidades, desde la infancia hasta poco antes de su muerte por suicidio, cometido después de herir a una enfermera y dar muerte al facultativo, quien, según su juicio delirante, lo había “operado mal”.

Este caso estremeció al país, especialmente a la comunidad médica, haciéndonos reflexionar sobre las fallas en nuestro sistema de salud, que todos estamos de acuerdo requiere intervención, pero muchos no concebimos eliminarlo y reemplazarlo por otro modelo con más inconveniencias que soluciones. Según mi análisis, la raíz de esta tragedia se remonta a un antiguo dilema filosófico: Aristóteles y René Descartes expusieron el dualismo mente-cuerpo, que influyó en la medicina occidental tradicional, separando para su estudio la mente del cuerpo, paradigma que hoy sigue vigente en la enseñanza y en la práctica médica. En su obra “El cuerpo lleva la cuenta”, 2011, el Dr. Bessel van Der Kolk, tal vez el mejor compilador hasta ahora de los recientes conocimientos acerca del trauma e impulsor de las terapias de tercera generación, nos pone de presente evidencia científica, de cómo el estrés y el trauma afectan al cuerpo, incluso mucho más intensamente que a la mente.

El cuerpo no habla con palabras, lamentablemente registramos tardíamente estos efectos, cuando debutan enfermedades metabólicas, autoinmunes e incluso oncológicas, omisión determinada por el desconocimiento de que mente y cuerpo son lo mismo, con la diferencia que entendemos parcialmente el lenguaje de la mente pero ignoramos totalmente el del cuerpo.

Aunque John Ferney Castro fue derivado al psiquiatra, no le fue diagnosticada la idea delirante de daño, ni su potencial homicida y suicida; él culpaba al Dr. Aristizábal por la disfunción eréctil y por el dolor en la punta del pene (expresión corporal del trauma psicológico), que padeció desde 5 años antes de la cirugía, pero que, según su percepción delirante, se agravó después de la circuncisión. El victimario focalizó en ese acto médico todos sus miedos, frustraciones y su rabia, intelectualizando y responsabilizando al urólogo del sufrimiento, hasta el punto que decidió matarlo y después suicidarse. Este caso en particular debería constituir una alarma no solo para los generadores de salud en cualquier nivel del proceso, sino también para los responsables de la seguridad de la misión sanitaria, pero especialmente para los docentes médicos.

*Psiquiatra.

QOSHE - “Memorias de un loco sensible” - Christian Ayola
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“Memorias de un loco sensible”

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09.05.2024

Tuve acceso a la versión digital de este libro, escrito por John Ferney Cano González, asesino del urólogo antioqueño Juan Guillermo Aristizábal; me fue enviado para que analizara la conducta del victimario. El autor plasma cronológicamente la historia de su vida, incluyendo a sus antepasados, enmarcada en las carencias típicas del campesino paisa, en la pobreza y el maltrato intrafamiliar. En un contexto de violencia de la Medellín de los 90, narra sus limitaciones y adversidades, desde la infancia hasta poco antes de su muerte por suicidio, cometido después de herir a una enfermera y dar muerte al facultativo, quien, según su juicio delirante, lo había “operado mal”.

Este caso estremeció al país,........

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