Y aparece un nuevo escándalo nacional que involucra a altos funcionarios del gobierno Petro y a los presidentes del Congreso de la República. Esto en un capítulo más de la saga que protagoniza la UNGR con supuestos sobornos por 4.000 millones de pesos pagados en contraprestación por sacar adelante las reformas que impulsa el actual Gobierno. No es raro que nos hayamos acostumbrado en Colombia a ver estos temas, y que nuevamente esté involucrado el Congreso, pues la mermelada y los sobornos han funcionado en otros gobiernos buscando lograr el apoyo irrestricto.

Lo ocurrido es una demostración de la decadencia de la política en el país, donde desde hace ya muchos años atrás domina la corrupción, que parte desde las mismas campañas políticas. Es claro que, así como se llega al poder, se va a gobernar, y el que ha pagado para llegar, simplemente llegará a pagar con los recursos de todos, porque aun cuando haya gente ingenua, hay que decir que los recursos para comprar votos salen por supuesto de nuestros impuestos y riqueza, no de los bolsillos de los políticos corruptos.

Parece una historia interminable la que vivimos respecto a la corrupción y seguiremos repitiéndola mientras no se cambien las costumbres políticas; empezando por lo local, pues lo ocurrido con los sobrecostos en los carrotanques de la Guajira, es un claro ejemplo de lo que sucede a diario en lo local, en donde los sobrecostos y el robo descarado del erario son pan de cada día en muchas regiones de Colombia.

Y no importa si suben las penas por corrupción, o si les cortan la mano derecha por robar, o si los condenan a cadena perpetua, los delincuentes de cuello blanco saben muy bien a que se enfrentan, y aceptan que se trata de una actividad riesgosa, pero altamente retributiva en el tema económico, debido a que finalmente y en el peor de los casos, son pocos años de cárcel y nulo el rechazo social al que se ve expuesto el delincuente, pues esta sociedad podrida ha aprendido a ser sumisa y complaciente con los bandidos y narcotraficantes.

Difícilmente cambiará esta realidad mientras no se logre cambiar la forma de llegar al poder de manera ilícita mediante la compra de votos, el clientelismo, el constreñimiento al elector por parte de sectores armados, en fin, de manera corrupta como ocurre en muchos casos hoy en día.

No se imagina Colombia el daño que le hace la corrupción, pues en definitiva pudiéramos estar muchísimo mejor si no existiese ese cáncer avasallador. Pensemos en que, de no ser por ella, los niños y niñas tendrían mejores colegios, una mejor alimentación escolar, mejores parques; los campesinos mejores vías, más apoyo e incentivos para sus cosechas; los empresarios mejores oportunidades de crecimiento y desarrollo, en fin, mejores condiciones de vida, porque lo que nos quita la corrupción en muchos casos nunca lo llegamos a percibir, quizás porque nunca lo sentimos como nuestro.

Despertemos de este letargo y empecemos a elegir mejores gobernantes para no seguir repitiendo la misma historia triste e interminable en la que nos deja la corrupción.

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No le pidan peras al Olmedo

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07.05.2024

Y aparece un nuevo escándalo nacional que involucra a altos funcionarios del gobierno Petro y a los presidentes del Congreso de la República. Esto en un capítulo más de la saga que protagoniza la UNGR con supuestos sobornos por 4.000 millones de pesos pagados en contraprestación por sacar adelante las reformas que impulsa el actual Gobierno. No es raro que nos hayamos acostumbrado en Colombia a ver estos temas, y que nuevamente esté involucrado el Congreso, pues la mermelada y los sobornos han funcionado en otros gobiernos buscando lograr el apoyo irrestricto.

Lo ocurrido es una demostración de la decadencia de la política en el país, donde desde hace ya muchos años atrás domina la corrupción, que parte desde las mismas campañas políticas. Es claro que, así........

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