Iván Vélez, a veces compañero de columnata, refiere lo que le ha pasado en Canal Sur TV. En una de esas tertulias de ocasión donde las cuotas y las consignas se imponen a los razonamientos y a los argumentos, todos los invitados se pusieron a hablar del género con apellidos y él preguntó: "Oigan, ¿qué es el género?". A ver si nos va a pasar como a Marx que habló de clases sociales e hizo de su lucha el motor de la historia sin dignarse explicar qué era eso de una "clase social".

Copio de La Gaceta: "El PSOE ha pedido el veto inmediato al arquitecto, escritor y articulista de LA GACETA Iván Vélez en Canal Sur Radio por negar en el programa La Mañana de Andalucía la guerra de sexos y preguntar qué es el género (sin tener respuesta del resto de contertulios)". A ver, borregos míos, ¿desde cuándo preguntar es ofender? Yo lo demando con él. ¿De qué se habla cuando se habla de género, esa especie que está confundiendo y haciendo trizas mentales a toda una generación, ya casi dos?

Luego hablan del fango, de la máquina del fango de Umberto Eco al que arrastran por el légamo de la estupidez y de la mentira. No encuentro en su novela Número cero esa expresión, pero, al parecer, el beato El Mundo la acogió en una entrevista con el italiano. Pero hay que distinguir, ya que estamos, entre máquinas de lanzar fango sobre la honorabilidad de las personas, que es lo que subraya el escritor, y las máquinas que crean el fango en estado puro, ese que da asco en una democracia, en una familia o donde sea.

Lo van a entender enseguida. Cuando un político monta urnas falsas para meter votos afines escondido detrás de una columna al margen de los electores de su propio partido, ¿está o no creando fango político, asqueroso, cenagoso, amoral, infame? Eso lo hizo Pedro Sánchez en el famoso congreso socialista que lo defenestró con Susana Diaz, la muda, al frente. Se ha contado. Hay socialistas que lo han contado. A ver, cuando se recuerda, ¿es que se arroja fango sobre el estafador o es que el fango es tan puerco que salta a la vista?

Por cierto, mentir sobre una tesis doctoral, mentir sobre la Universidad que la admitió y mentir sobre lo que uno ha escrito o no ha escrito, ¿qué es? ¿Fango Intelectual ¿Limo cerebral? ¿lodo pegajoso? ¿Lama bochornosa que sale de un alma enferma o qué es eso? No digamos nada de afirmar durante meses que había un Comité de Expertos en una dolorosa pandemia y descubrir después que todo un presidente había mentido con toda su cara dura ante unos ciudadanos inermes que cantaban para resistir?

Hay mucho más, si bien lo del fango enamorado de los cinco días más famosos de la sanchocracia, ha rebasado todos los límites de la horrura más pestilente. ¿O es que no es fango espiritual de primera clase eso de meter a tu propia esposa en una espiral de duda, sospecha y miseria en la prensa internacional y en las cancillerías de más de medio mundo? Y, por cierto, ¿es verdad o no todo lo que se dice y se ha dicho?

Cuenta Borges, ese cantor menor de la fachosfera imaginaria de los idiotas, que otro facha, éste clásico ya, Demóstenes, habla de la "purificación por el fango" de los órficos. A lo mejor es eso, que el fango, no el arrojarlo, que tal vez, sino el fabricarlo, que seguro, purifica en La Moncloa. El fango ennoblece si es creado por uno. Recuerden. No podría dormir con Pablo Iglesias en el gobierno y nunca consentiría que Puigdemont viniera a España como no fuera preso. Y de lo de ETA mejor no hablar. ¿Para qué habrán muerto o sido heridos tantos cientos, miles de españoles?

No, pero eso no es una máquina de crear fango político, hacer barro nacional, cochambre moral, mugre ética. No, no. Lo del "puto amo" (Biden, escucha, Puente está en la lucha), lo del ¿sustancioso? Milei, eso no es fango. Ni lo de su hermano, ni lo de su Begoña. Cuando recordamos cuánto se nos ha mentido, cuánto se nos ha humillado, cuánto se nos ha sometido al capricho o al secreto inconfesable o al presunto delito (oh, Marruecos, oh, Hamás, oh, Irán, oh, Falcon, oh Koldo oh, Ábalos, oh, Illa, mascarilla ) somos nosotros los que ponemos en marcha esa máquina supuesta de arrojar fango, fango, naturalmente, que él y su corte había creado previamente con su conducta inapropiada y deleznable.

Decía Alfonso Reyes, otro fachosferoso o cercano a ese submundo, que un caudillo cuyo nombre no me acuerdo murió tragado por el fango que había creado. No por una metáfora sobre el fango, sino por el fango hediondo que le salía de dentro, digo yo. Cómo será de nauseabundo todo que este fangócrata llama democracia a liquidar la libertad de expresión y la independencia judicial. Eso sí que es enfangar el lenguaje, los conceptos, y, cómo no, la convivencia y la lógica.

Acabo de enterarme que en las redes sociales llaman "charos" a las chachirrojas como Marisú que incluso elevan a este fullero a los altares. A la pedrosanchificación por el fango. No crean que es broma. Ha ocurrido en Armilla, Granada. A lo mejor le estoy echando fango encima si lo cuento. Pero es que hay hasta fotos.

QOSHE - A la pedrosanchificación por el fango - Pedro De Tena
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A la pedrosanchificación por el fango

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06.05.2024

Iván Vélez, a veces compañero de columnata, refiere lo que le ha pasado en Canal Sur TV. En una de esas tertulias de ocasión donde las cuotas y las consignas se imponen a los razonamientos y a los argumentos, todos los invitados se pusieron a hablar del género con apellidos y él preguntó: "Oigan, ¿qué es el género?". A ver si nos va a pasar como a Marx que habló de clases sociales e hizo de su lucha el motor de la historia sin dignarse explicar qué era eso de una "clase social".

Copio de La Gaceta: "El PSOE ha pedido el veto inmediato al arquitecto, escritor y articulista de LA GACETA Iván Vélez en Canal Sur Radio por negar en el programa La Mañana de Andalucía la guerra de sexos y preguntar qué es el género (sin tener respuesta del resto de contertulios)". A ver, borregos míos, ¿desde cuándo preguntar es ofender? Yo lo demando con él. ¿De qué se habla cuando se habla de género, esa especie que está confundiendo y haciendo trizas mentales a toda una generación, ya casi dos?

Luego hablan del fango, de la máquina del fango de Umberto Eco al que arrastran por el légamo de la estupidez y de la mentira. No encuentro en su novela Número cero esa expresión, pero, al parecer, el beato El Mundo la acogió en una entrevista con el italiano.........

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