Quiero compartir con ustedes, el valor de la educación como el más grande de los valores humanos, en un momento de revisión, transformación en innovación en el que está inmersa la educación en el mundo y en América Latina.

De los maestros de la Grecia clásica a los antiguos preceptores de oficio de escuela de la época de Freinet hasta la visión actual de los docentes como mediadores de la enseñanza y facilitadores de procesos de autoformación en las y los estudiantes, ha transcurrido un larguísimo trecho, en el que es fundamental, reubicar a las mujeres en la docencia durante el último siglo.

Hoy, los docentes asistimos a verdaderas transformaciones en la vida de las mujeres. Cambios que nos hablan de cambios complejos y a menudo interdependientes: derechos laborales y humanos que nos colocan en igualdad con los hombres. Pero la democracia genérica no es una meta consolidada, ni de lejos.

La maternidad, asumida por las mujeres modernas como un derecho optativo es entendida desde el poder hegemónico como un impedimento para el desarrollo pleno de nuestras carreras. Si, ciertamente cuidar de los otros —entiéndase la familia— tiene un peso específico sobre nuestros hombros acostumbrados a llevar todas las cargas posibles, aún se nos exige subordinarnos al interés general, poniendo el interés familiar por delante de cualquier otro.

La historia de las mujeres no está exenta de luchas por erradicar las injusticias. Las maestras emancipadas de principios del siglo XX tuvieron que luchar denodadamente para hacerse de un lugar. En 1923, una maestra de escuela en Estados Unidos, estaba sujeta a un consejo de educación que tenía establecida una normativa que ordenaba sus vidas de acuerdo a parámetros moralistas de la época y restringía considerablemente el ámbito de su vida privada a límites inverosímiles para las mujeres modernas, restricciones que las colocaban en un estado de postración y servidumbre.

No eran mejores las condiciones en que se desenvolvían las maestras en las primeras universidades para mujeres en la Inglaterra colonial. La escritora inglesa Virginia Woolf, menciona que en Cambridge, en el año 1937, los colegios universitarios femeninos no podían ser miembros de la universidad. El número de mujeres a quienes se permite recibir educación universitaria estaba estrictamente limitado, a pesar de que ambos sexos contribuyen a los fondos de la universidad. Todas ellas, fueron pioneras en dar el gran salto de tomar la palabra y convertirse en productoras de conocimiento.

En el siglo XXI los docentes miramos el mundo a través del presente. Lo escuchamos a través de nuestras utopías. Y lo tocamos cuando las alas de nuestras esperanzas fluyen y retornan hacia nosotros como un regalo asombroso que da sentido a nuestras vidas.

Sin duda, encarnamos una educación dispuesta a que una pluralidad de mujeres y hombres se convierta en una comunidad de ciudadanos y ciudadanas, con una alta capacidad para emitir juicios desde un saber construido y conectado, propiciar procesos de aprendizaje reflexivo y ser autónomos —a través de la independencia intelectual— en su manera de concebir el mundo y la organización del conocimiento.

El futuro es un camino sin retorno. En lugar de volver a las viejas ideas y concepciones del pasado, hemos de luchar con nosotras mismas y con los otros, para comprender, interpretar y construir desde nuestra posición una educación diferente, una educación que encierre un tesoro.

QOSHE - Carta a las y los docentes - Nelly Balda Cabello
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Carta a las y los docentes

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11.12.2023

Quiero compartir con ustedes, el valor de la educación como el más grande de los valores humanos, en un momento de revisión, transformación en innovación en el que está inmersa la educación en el mundo y en América Latina.

De los maestros de la Grecia clásica a los antiguos preceptores de oficio de escuela de la época de Freinet hasta la visión actual de los docentes como mediadores de la enseñanza y facilitadores de procesos de autoformación en las y los estudiantes, ha transcurrido un larguísimo trecho, en el que es fundamental, reubicar a las mujeres en la docencia durante el último siglo.

Hoy, los docentes asistimos a verdaderas transformaciones en la vida de las mujeres. Cambios que nos hablan de cambios complejos y a menudo interdependientes: derechos laborales y humanos que nos colocan en igualdad con los hombres. Pero la democracia genérica........

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