Sánchez, el PSOE y sus compinches han acelerado el paso en un camino perverso: el que lleva a la censura de Prensa y el fin de la Libertad en España.

No es el marido de Begoña el primero ni el único que ha recorrido esa senda.

Ni siquiera el más siniestro.

Este 29 de abril de 2024, tras cinco días de lloriquear transido de amor en un cuarto de baño de La Moncloa, el jefe del PSOE anunció el comienzo de una etapa de ‘regeneración’, dirigida a limpiar el ‘fango’ y pronunció la frase clave: “No se puede confundir la libertad de expresión con la libertad de difamación”.

El eslogan recuerda mucho a aquello de “la libertad de prensa no puede ser absoluta porque eso significaría permitir que el enemigo utilice la prensa para destruir la revolución”, que soltó el barbudo Fidel Castro cuando se aprestaba a imponer el comunismo en Cuba y a consignas liberticidas acuñadas por tipos como el chavista Maduro o el sandinista Ortega, con un matiz sustancial.

La proclama de Sánchez no tiene lugar en una dictadura bananera, ni sale de la boca de un tirano soviético.

Es obra del presidente del Gobierno de un país democrático, miembro de la Unión Europea, que según el FMI tiene la decimoquinta economía del mundo.

Y ha sido recibido, para vergüenza del Periodismo español, no con indignación sino con alborozo por El País, RTVE, Cadena SER, LaSexta y la recua de periodistas que sobreviven amarrados al pesebre monclovita.

Los censores siempre apelan al mismo argumento: la libertad de prensa solo puede permitirse dentro de unos límites.

Y vulneras esos límites si desvelas tropelías de los de arriba, se llamen Elena Ceaucescu, Delcy Rodríguez o Begoña Gómez.

Para justificar su arbitrariedad, los poderosos presentan las ‘denuncias’ y ‘exclusivas’ de los medios de comunicación como ‘ataques’ y no contra ellos, sino contra un bien superior.

En el castrismo es la ‘revolución’; en el sandinismo, el ‘antimperialismo’; en el estalinismo, el ‘partido’; en el chavismo, la ‘patria’ y en el sanchismo, la ‘democracia’.

Fundamental, como estamos viendo en la basura que difunde a troche y moche la ‘Brunete Pedrete’, inculcar en la ciudadania la idea de que Sánchez no actúa en favor de su propia protección o en la de su esposa comisionista.

Ni siquiera en provecho de los Abalos, Puente, Armengol, Illa, Tito Berni, Bono, Pepiño, Zapatero y demás mangantes, sino como defensor de un interés que los supera todos.

La carta lacrimógena en Twitter y el sainete posterior, no son más que el prologo de una campaña, que incluye ataques personales como el ya ejecutado contra Bieito Rubido, presiones a los ejecutivos del IBEX 35 para que nos excluyan de sus inserciones publicitarias a los discrepantes, demandas judiciales redactadas por la Abogacía del Estado y respaldadas por la Fiscalía de Sánchez y quizá -si VOX y PP no se ponen las pilas- la creación de un organismo supralegal de nombre rimbombante, donde meterán de ‘consejeros’ a dinosaurios como Iñaki Gabilondo, Rosa Villacastín, Maruja Torres o Manuel Rivas, y al que otorgaran capacidad de sancionar, imponer multas y hasta cerrar medios de comunicación.

En teoría, a los disidentes, nos quedará la posibilidad de recurrir a los tribunales de Justicia, con todo el tiempo, el dinero y el esfuerzo que eso implica.

En la práctica, conociendo el paño y vista la precaria situación económica del periodismo español, ya les vaticino que en unos meses tendremos aquí autocensura a tope.

Conclusión: o echamos a estos o terminamos yendo por la calle con mordaza.

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“El plan de Sánchez para tapar a Begoña, censura, Periodismo y las mordazas del PSOE”

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06.05.2024

Sánchez, el PSOE y sus compinches han acelerado el paso en un camino perverso: el que lleva a la censura de Prensa y el fin de la Libertad en España.

No es el marido de Begoña el primero ni el único que ha recorrido esa senda.

Ni siquiera el más siniestro.

Este 29 de abril de 2024, tras cinco días de lloriquear transido de amor en un cuarto de baño de La Moncloa, el jefe del PSOE anunció el comienzo de una etapa de ‘regeneración’, dirigida a limpiar el ‘fango’ y pronunció la frase clave: “No se puede confundir la libertad de expresión con la libertad de difamación”.

El eslogan recuerda mucho a aquello de “la libertad de prensa no puede ser absoluta porque eso significaría permitir que el enemigo utilice la prensa para destruir la revolución”, que soltó el barbudo Fidel Castro cuando se aprestaba a imponer el comunismo en Cuba y a consignas liberticidas acuñadas por tipos como el........

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