Los más notables y conocidos fueron inmortalizados y siguen compartiendo con los espirituanos en el bulevar de la ciudad -Francisquito, Oscar Fernández Morera y Serapio-, gracias al escultor Félix Madrigal.

Con esta trilogía de actores populares se trilla un camino en para moldear a personas que marcaron épocas como protagonistas de la historia local.

Francisquito (Francisco Polanco Guerrero) más que un errático o indigente, se ganó la admiración de quienes para conocer de su erudición le preguntaban qué hora es, y respondía ofreciendo el tiempo real, don que lo hizo trascender.

Por más de 80 años cumplió la dádiva de hacer el bien, realizaba encomiendas a parroquianos a cambio de alimento, ropa o algo que tomaba en las calles.

Entre sus recorridos diarios estaba el boquete del Coco, en la zona colonial, donde doña María Quintero, le ofrecía una taza de café casi al amanecer, para iniciar su andar por la calle Real, hoy Independencia, dando la hora a quienes se la solicitaban.

En la década de los 70 del pasado siglo, cuando su cuerpo agotado y prácticamente inválido fue llevado al otrora Asilo de Ancianos San José, donde falleció con cerca de un siglo de existencia.

La escultura de Oscar Fernández-Morera (1880-1946) rinde honor al precursor de las artes plásticas de Sancti Spíritus. De sus pinceles salieron más de mil obras realizadas a creyones, óleos, pasteles, acuarelas y plumillas.

Tuvo predilección por las naturalezas muertas, paisajes rurales y urbanos, además de ilustraciones para libros, revistas y telones destinados a escenografías teatrales.

La creación del compositor y músico Gerardo Echemendía (Serapio), está a la entrada del bulevar en reconocimiento al autor del famoso pasacalle “Si tú pasas por mi casa” que se integró a las obras musicales de la villa que ha recorrido el mundo.

Fue uno de los símbolos de la música tradicional de la zona central del país por sus reconocidas creaciones pueblerinas; durante muchos años integró el Coro de Clave, única agrupación de su tipo en Cuba, que acogió diversas de sus composiciones.

En un repaso de figuras populares está Bulla-bulla, el Joseíto para los vecinos de la llamada Cañada mata burro, de la cual vivía sacando arena y con sus maltratadas bestias recorría la villa vendiéndola por lata a la población.

Otro familiar de las viejas generaciones es Pichirilo, un soñador con su vieja guitarra al hombro, quien trataba de hilvanar sus improvisaciones, las dejaba a medias y comenzaba a tararear algo que nadie entendía.

Era delgado y prefería caminar por el borde de la acera o la calle porque lo acompañaban “sus escoltas”, con una carretilla llena de tarecos inservibles. Al Pichy, como le gustaba le dijeran, se le podía ver en cualquier punto de la ciudad.

rgh/rga

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Personajes populares de la historia de la cuarta villa de Cuba (+Fotos)

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11.05.2024

Los más notables y conocidos fueron inmortalizados y siguen compartiendo con los espirituanos en el bulevar de la ciudad -Francisquito, Oscar Fernández Morera y Serapio-, gracias al escultor Félix Madrigal.

Con esta trilogía de actores populares se trilla un camino en para moldear a personas que marcaron épocas como protagonistas de la historia local.

Francisquito (Francisco Polanco Guerrero) más que un errático o indigente, se ganó la admiración de quienes para conocer de su erudición le preguntaban qué hora es, y respondía ofreciendo el tiempo real, don que lo hizo trascender.

Por más de 80 años cumplió la dádiva de hacer el bien, realizaba encomiendas a parroquianos a cambio de........

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