En los años 70’s llegaron a Venezuela las grandes pantallas donde se proyectaban las imágenes de los juegos de beisbol de Estados Unidos. El profesor de sociología de la UCV Víctor Córdoba Cañas llamaba la atención en clase sobre el impacto social que tendría dicho fenómeno como expresión e influencia del “modo de vida” de los estadounidenses en la sociedad venezolana, ya que dicha pantalla en el entorno de los restaurantes, el licor, el sonido en directo, el zoom de las cámaras, el ambiente grupal y la fruición del juego generaba tales emociones y sentimientos que era difícil no identificarse con esa nación.

La identificación emocional (empatía) a través de los deportes de masas quizás fue la primera experiencia que despertó las investigaciones que condujeron a darle a las emociones colectivas un carácter más “científico” y un papel determinante en la política y la geopolítica. Las emociones pueden ser inducidas para lograr cambios, transformaciones, movilizaciones físicas y simbólicas a todas las estructuras humanas: individual, grupal, sectores de la población, una nación, o para inducir el efecto contrario: una parálisis social a través del miedo, terror, etc.

Las emociones hoy son transversales en la política y toda la tecnología social, digital, comunicacional, minería de datos, vigilancia mundial, inteligencia artificial, etc., están volcadas entre otras cosas al conocimiento y al manejo de las emociones: miedo, tristeza, ira, odio, alegría, desprecio, amor, etc.

Venezuela se convirtió en un gran laboratorio en el que las fuerzas del odio, la ira y la humillación (EEUU) en alianza con fuerzas globales se fueron contra la palabra y las promesas cumplidas del Gobierno Bolivariano en calidad de vida: Venezuela lograba las metas del milenio propuestas por la ONU.

El Gobierno de EEUU acaba de confesar en un informe oficial que ellos son los responsables del bloqueo económico y las sanciones que destruyeron la economía de Venezuela, causando una hiperinflación apocalíptica, más de 50.000 muertes, una migración sin precedentes en la historia de la nación, trajeron pobreza, etc. y tenían el fin de derrocar a Nicolás Maduro y fracasaron.

Ese hecho histórico que exige una ofensiva comunicacional nacional y mundial se ha perdido en medio de otras emociones mientras se anuncia un ultimátum y nuevas sanciones.