La mirada aguda y prospectiva de Theotonio Dos Santos -prematura para la década de los 90- describió una serie de transformaciones en la economía mundial. Con las nuevas tecnologías, en el marco de la globalización neoliberal, se estimuló la migración de grandes capitales hacia el continente asiático.

Buena parte del mundo desarrollado desmanteló procesos productivos -Unión Europea, EUA, entre otros- para reubicarse en Asia, en su mayoría en la economía China, con el propósito de capitalizar el bajo costo de la fuerza de trabajo, optimizando dichos procesos con mayor rentabilidad del capital.

Con la instrumentación de rigurosas reformas en el corto, mediano y largo plazo, el gigante asiático progresivamente se transformó -de un país fundamentalmente rural, desindustrializado, de profundas desigualdades sociales- a una de las principales economías, un país productor de gran parte de los bienes manufacturados a escala global.

Un gran debate nacional -y latinoamericano- se erige en torno a la necesidad de industrializar nuestras economías, especialmente la venezolana que paso a paso sienta bases para la consolidación de un nuevo modelo económico postrentista en condiciones adversas que impiden el libre acceso al comercio mundial.

Las capacidades instaladas de la industria venezolana se originan y desarrollan bajo la lógica del capitalismo rentista y subdesarrollado. Hoy, el desfase tecnológico del sector industrial es gigantesco respecto de países industrializados y ni que hablar de los países productores de tecnologías. Una realidad poco importante si se mira de forma aislada e inconexa con el resto del mundo.

Nuestra capacidad instalada abastece el mercado interno con bienes manufacturados cuyos precios están muy por encima del rango internacional, no obstante, la guerra económica agravó esta situación. Conforme indicara Conindustria, el sector industrial para el cuarto trimestre 2023 registra una caída del -4,3% con una capacidad ociosa de 62%
Industrializar en Venezuela implica considerar: 1) la dinámica de cambios que registra la economía mundial. 2) la integración suramericana como elemento indispensable para potenciar fortalezas al bloque de cara al Nuevo Orden Mundial y 3) Concentrar esfuerzos en las actividades económicas-petroleras y no petroleras- donde tengamos fortalezas, tales como la agricultura, petroquímica, servicios de transporte, entre otros.