La guerra económica aplicada contra Venezuela nos ha obligado a replantearnos como sociedad, para transformar progresivamente los patrones culturales, sociales, económicos y políticos que se edificaron y propagaron con el posicionamiento del petróleo como principal y única fuente de ingresos de la economía nacional.

Nuestro territorio que fue concebido por los colonizadores como una fuente de materia prima -para garantizar los recursos naturales y las riquezas necesarias al desarrollo de Europa- configuró los procesos económicos a imagen y semejanza de necesidades foráneas. De allí que todo el desarrollo e infraestructura del territorio se concentra en la parte norte costera, la cual colinda con el Mar Caribe, principal corredor marítimo que conecta con los grandes mercados internacionales de la época.

En ese proceso de resiliencia económica inducida, buena parte de la sociedad venezolana -movida por la adversa situación producida por esta guerra contra nuestro país- comenzó a producir bienes manufacturados de forma artesanal, rudimentaria: velas, desodorantes, detergentes, prendas de vestir, entre otros. Así como también, se retomó la actividad agrícola -a pequeña y mediana escala- para producir buena parte de las hortalizas, legumbres y frutas nacionales de consumo interno.

Lo cierto es que la política económica -impulsada por el Gobierno nacional- ha sabido interpretar ese proceso social de cambios. Generando acciones que permiten apalancar y fortalecer el crecimiento de actividades económicas no petroleras, con el firme propósito de apuntalar hacia la construcción de un nuevo modelo económico postrentista.

Paradójicamente, la sociedad venezolana lejos de rendirse y arrodillarse ante el gran capital se reconstruye de forma planificada, progresiva y -sobre todo- de forma consensuada hacia la recuperación de todas las capacidades destruidas por la guerra económica, con la mirada puesta -segundo a segundo- en los cambios y transformaciones que registra el Orden Mundial actual a fin de garantizar un posicionamiento estratégico para el país.

Desde luego, no omitiendo con ello las dificultades que implica la construcción de una nueva economía. Mucho menos, afirmar que todo es color rosa. Por el contrario, ante la compleja situación de un aparato productivo que ha sido golpeado duramente resalta la instrumentación del Programa de Recuperación y Crecimiento anunciado por el Presidente Maduro.

QOSHE - Resiliencia económica inducida - Elio Córdova
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Resiliencia económica inducida

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02.02.2024

La guerra económica aplicada contra Venezuela nos ha obligado a replantearnos como sociedad, para transformar progresivamente los patrones culturales, sociales, económicos y políticos que se edificaron y propagaron con el posicionamiento del petróleo como principal y única fuente de ingresos de la economía nacional.

Nuestro territorio que fue concebido por los colonizadores como una fuente de materia prima -para garantizar los recursos naturales y las riquezas necesarias al desarrollo de Europa- configuró los procesos económicos a imagen y semejanza de necesidades foráneas. De allí que todo el........

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