La contundencia de los resultados del referéndum del pasado domingo 3 de diciembre no deja dudas sobre nuestra determinación a impedir el despojo del Esequibo. Ha sido una demostración que tiene la luz, claridad y calor, como nuestro Sol.

Nuestro logro tiene más valor porque demuestra una unidad nacional sin brechas y cierra el aprovechamiento que hacía la Exxon Mobil y la casta gobernante de Guyana sobre nuestras disputas políticas internas. En un momento cuando percibieron divisiones nuestras, quisieron avanzar en el despojo de nuestra tierra y de nuestros recursos.

De hecho, la fracción de la ultraderecha venezolana pretendió entregar nuestra soberanía sobre el Esequibo así como lo hizo con Citgo y con la deuda petrolera que tienen algunos de los países de la región con Venezuela.

Frente a nuestra disposición a no entregar el Esequibo y nuestra realización del referéndum consultivo, la Exxon Mobil ha desplegado una campaña de mentiras en la que afirman que fue a partir de la Revolución Bolivariana cuando se inició el reclamo ocultando una lucha de más de 100 años.

La misma campaña quiere implantar la idea de que nuestra reclamación habría comenzado en 2015, luego de que la Exxon Mobil “descubriera” petróleo en la región y que desde entonces habríamos desarrollado una apetencia anexionista.

Efectivamente, 2015 es un hito importante en nuestra lucha por el Esequibo. A diferencia de lo que quiere imponer la campaña de esta empresa petrolera, lo que sí ocurrió ese año fue que alcanzó la Presidencia de Guyana un personaje totalmente entregado a la Exxon Mobil, quien decidió olvidar el compromiso de su país con el Acuerdo de Ginebra de 1966.
Desde esa fecha, la Exxon Mobil ha subyugado al Gobierno de Guyana para que haga un salto hacia el pasado y repita que el documento que tiene validez es el nulo e írrito Laudo Arbitral de París de 1899.

Nuestra demostración de unidad, comprensión y movilización prueba que la única alternativa real y práctica es cumplir con el Acuerdo de Ginebra y trabajar en conjunto en la búsqueda de una solución mutuamente satisfactoria frente a esta controversia creada por la avaricia imperial inglesa y exacerbada por las prácticas depredadoras de la Exxon Mobil. Cabe esperar que el Gobierno de Guyana sepa apreciar la gallardía y disposición de nuestro pueblo que repite con votos que “¡el Sol de Venezuela nace en el Esequibo!”