Nos ha costado mucho llegar hasta aquí. A lo largo de nuestra historia, hemos superado regímenes absolutistas y dictatoriales en los que el pueblo español carecía de voz propia para reclamar libertad, justicia e igualdad, los grandes triunfos de nuestra joven democracia constitucional.

Nos costó una guerra. Nos costó la clandestinidad de las ideas y las personas. Nos costó el miedo. Nos costó la vida de muchos.

La democracia es la voz de los hombres y mujeres de nuestro país, con el poder de decidir qué España es la que quieren. La democracia es usted.

Replantear si la estamos cuidando con el respeto y la responsabilidad que merece ha sido la principal motivación de presidente del Gobierno en estos días de reflexión. Que el sistema en su conjunto, la ciudadanía, los políticos depositarios de su confianza, los medios de comunicación y los poderes que lo integran hagamos un necesario ejercicio sobre la deriva del debate público hasta alcanzar unos límites que no debemos normalizar.

Es ese poder democrático de la ciudanía, a través de sus representantes en el Congreso de los Diputados, el que encomendó la tarea de dirigir el rumbo de España a Pedro Sánchez. Un presidente legítimo que ha decidido impulsar la tarea de regenerar una democracia erosionada por una maquinaria de bulos, mentiras y crispación, y alimentada por el principal partido de la oposición en complicidad con la ultraderecha.

La oposición siempre es necesaria en su función de control al Ejecutivo y dinamización del debate. Y por ello, el Partido Popular debe decidir. Debe meditar sobre su papel como oposición y su utilidad para la ciudadanía, porque en estos momentos su acción política está únicamente dirigida a derrocar a un Gobierno con dudosas artimañas. Los socialistas y los populares somos adversarios políticos con ideas enfrentadas. No somos el enemigo a batir.

Deben decidir pues si seguir enfangando la convivencia o tratar de sosegar el nivel de crispación del espacio político. Si elevar cada vez más el tono del insulto o empezar a practicar la consideración del respeto.

Porque no todo vale. Porque hay límites si existe un verdadero interés en el bien de España. Porque lo que nos está costando es la credibilidad y la salud de nuestra tan luchada democracia.

QOSHE - Merece la pena - Alfonso Rodríguez Gómez De Celis
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Merece la pena

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01.05.2024

Nos ha costado mucho llegar hasta aquí. A lo largo de nuestra historia, hemos superado regímenes absolutistas y dictatoriales en los que el pueblo español carecía de voz propia para reclamar libertad, justicia e igualdad, los grandes triunfos de nuestra joven democracia constitucional.

Nos costó una guerra. Nos costó la clandestinidad de las ideas y las personas. Nos costó el miedo. Nos costó la vida de muchos.

La democracia es la voz de los hombres y mujeres de nuestro país, con el poder de decidir qué España es la que quieren. La democracia es........

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