Llevo varios días con un nudo en el estómago por cosas que nada tienen que ver con lo que os voy a contar, pero me he dado cuenta de que cuando escribo desde este estado de ánimo tiendo a empatizar muchísimo con las personas que sufren, y me da la sensación de que en este viaje de Estado de los Reyes de España a los Países Bajos, Doña Letizia ha sufrido mucho. Sus reales piececitos han dicho "hasta aquí", y por primera vez en los 20 años en los que lleva perteneciendo a la realeza española, ha tenido que hacer un besamanos sentada para intentar evitar el dolor que su dichoso neuroma de Morton le está causando.

El resto de la agenda la ha cumplido a rajatabla, como una jabata, y subida a unos tacones (que por mucho que nos empeñemos en llamarlos sensatos, ya me gustaría ver a cualquiera pasear por una ciudad empedrada con ellos). Y no sólo ha cumplido con todos sus compromisos, sino que lo ha hecho con una sonrisa, aunque los que llevamos tiempo observándola nos hayamos dado cuenta de que no iba tan erguida como habitualmente, y que de vez en cuando se le torcía, inevitablemente, el gesto. Además, ha tenido que hacer esto con una gran espada de Damocles sobre ella, la de saber que la mayoría de la prensa había declarado una competencia entre las dos reinas, basándonos únicamente, en sus modelitos.

En la primera aparición de Doña Letizia y Doña Máxima juntas, incluso vi en Twitter (o como narices se llame ahora) a gente poniendo en marcha un marcador. No me extrañaría que alguna casa de apuestas hubiese empezado a recoger dinero. Qué queréis que os diga, me parece una crueldad innecesaria. Puede ser que en alguna ocasión me haya gustado más la argentina, es cierto que el conjunto guinda de la bienvenida era un sueño, pero oye… que eso no quiere decir nada.

Ya sabéis eso de que para gustos los colores. Además, dos días de visitas dan para muchos looks.

Llegó la noche y el malestar de la Reina de España opacó quizá el que ha sido uno de los mejores estilismos de la historia de la monarca. El vestidazo de The 2nd Skin Co no pudo lucirse como merecía, pero la tiara, los pendientes de diamantes y el broche de la perla gris hicieron el resto. Intentar sonreír cuando lo único que quieres es llorar de dolor es un poder que tiene muy poca gente y para mí, con eso, la asturiana ganó cualquiera de las apuestas que algún malintencionado hubiese querido realizar.

Con sensibilidad y entereza llevó la que aquí en España conocemos como "la Rusa", una diadema que la tatarabuela de Don Felipe se auto regaló cuando se convirtió en Reina Regente. De platino, diamantes y perlas, esta joya es una de las más bonitas de las que tienen en su poder los Borbones. No pertenece al famoso "Lote de Joyas de Pasar", reservado a las Reinas de España. Por eso, han podido ponérsela la Infanta Pilar y su hija, Simoneta Gómez Acebo, en los días de sus respectivas bodas.

La Reina Máxima, que tiene fenomenal puesto el nombre, también fue a la caja fuerte y desempolvó una de las joyas más impresionantes del mundo, me atrevería a decir. La tiara de los Estuardo en todo su esplendor. Una diadema que tiene la posibilidad de lucir en su parte más alta, como ayer fue el caso, un diamante azul de casi 40 kilates.

Una auténtica locura que la Reina de los holandeses combinó con una de las pecheras más espectaculares del joyero de los Orange.

No es ningún secreto que las joyas de cualquier familia real europea sobrepasan en número y valor a las que poseen los Borbones, pero es que la historia de nuestra monarquía también ha sido infinitamente más compleja, y los exilios hacen muchos estragos. Ambas tiaras eran espectaculares, ambas mujeres estaban bellísimas y recíprocamente se dieron las gracias por haber recuperado la amistad de dos países que tuvieron épocas que no fueron precisamente amigables.

A pesar de los dolores, del taburete y de la maldita enfermedad, Doña Letizia amaneció al día siguiente radiante y demostrando que tiene un maravilloso fondo de armario, porque todo lo que llevó durante la visita de día ya lo habíamos visto. Eso sí, todo eso era porque guardaba una traca final. Un vestidazo que a mi juicio ya se ha elevado a los primeros puestos de los estilismo de la Reina. Teniendo además la deferencia de elegir un diseñador local, Benchellal. De un azul 'royal' maravilloso, armado y envolvente. Regio y estructurado. Una joya que acompañó con unos pendientes de diamantes de Doña Sofía.

En definitiva, que esto no iba de competir. Ni de quién era la más guapa o la más elegante. Porque en estos viajes ganamos un poco todos los que disfrutamos con la belleza que la moda y la joyería nos brindan. Pudiendo, además, durante unos días evadirme de mi nudo en el estómago mientras me dedico a contar diamantes y perlas.

¿Quieres recibir gratis todos los jueves en tu correo los mejores contenidos de belleza, moda y estilo de vida? Apúntate a nuestra Newsletter.

QOSHE - El (no) duelo de estilo entre la reina Letizia y Máxima de Holanda - Anitta Ruiz
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El (no) duelo de estilo entre la reina Letizia y Máxima de Holanda

9 1
19.04.2024

Llevo varios días con un nudo en el estómago por cosas que nada tienen que ver con lo que os voy a contar, pero me he dado cuenta de que cuando escribo desde este estado de ánimo tiendo a empatizar muchísimo con las personas que sufren, y me da la sensación de que en este viaje de Estado de los Reyes de España a los Países Bajos, Doña Letizia ha sufrido mucho. Sus reales piececitos han dicho "hasta aquí", y por primera vez en los 20 años en los que lleva perteneciendo a la realeza española, ha tenido que hacer un besamanos sentada para intentar evitar el dolor que su dichoso neuroma de Morton le está causando.

El resto de la agenda la ha cumplido a rajatabla, como una jabata, y subida a unos tacones (que por mucho que nos empeñemos en llamarlos sensatos, ya me gustaría ver a cualquiera pasear por una ciudad empedrada con ellos). Y no sólo ha cumplido con todos sus compromisos, sino que lo ha hecho con una sonrisa, aunque los que llevamos tiempo observándola nos hayamos dado cuenta de que no iba tan erguida como habitualmente, y que de vez en cuando se le torcía, inevitablemente, el gesto. Además, ha tenido que hacer esto con una gran espada de Damocles sobre ella, la de saber que la mayoría de la prensa había declarado una........

© 20 minutos


Get it on Google Play