Qué distinto hubiera sido el enfoque informativo del caso de Daniel Sancho si la asesinada hubiera sido una mujer. Qué diferente hubiera sido el tratamiento mediático del caso de Daniel Sancho si la víctima no hubiera sido una persona homosexual, hispanoamericana y con unos cánones físicos que no entran en el cliché que la sociedad aplaude.

No todos somos iguales. Menos aún si el acusado pertenece a una familia "de bien" encabezada por dos queridos actores. Encima la percha del presunto asesino continúa con la saga de galanes. Sus posados sin camiseta y con el pelo al viento son dignos de póster central de la revista SuperPop. De hecho, las publicaciones aprovechan las bronceadas imágenes como reclamo.

Músculos, Tailandia, calor y sexo. Con estos soleados mimbres, las crónicas de una importante parte de los espacios que están cubriendo el juicio no remiten al rigor que demanda un asesinato. Su lenguaje recuerda más a una telenovela en la que la cruda realidad se frivoliza con tintes de romanticismo de folletín, recordándonos que las malas prácticas periodísticas siempre vuelven en sucesos con los ingredientes para alcanzar el estatus de morbo nacional. Sobre todo si entremezclan tragedia, fama y belleza.

Algunos reporteros desplazados hasta Tailandia se acercan más a Jessica Fletcher que a periodistas. Su actitud en las ruedas de prensa recuerdan más a presentaciones de folclóricas en terrazas floreadas para el ensueño que a un juicio por un descuartizado. La emoción siempre en el centro, la cautela noticiosa es lo de menos. Hasta se toma partido por la familia del acusado, entrevistando al padre como si estuviera de promoción de una nueva serie. Incluso se otorgan valor a testimonios arrebatados que intentan demonizar sin ninguna prueba a la persona descuartizada. Así se borra a las víctimas reales, regresando a la sensiblería de aquella perversa terminología del crimen pasional.

El show apisona el rigor. Porque no importa el asesinado y el dolor de sus seres queridos. Se nos coloca en el lado del popular, pues vende la identificación con una estirpe de actores que aparentemente tenía todo. Y se justifica al acusado constantemente: qué pena que le haya "pasado" en Tailanda, qué pena coincidir con ese hombre, qué pena... El acusado toma el papel de galán y el foco del crimen da paso a la conspiración del culebrón que necesita entender la motivación del hijo guapo como un pobrecito que es tan mono que no le debió quedar más remedio. Los medios vuelven a caer en la trampa de una sensiblería arrevistada que arrasa con la precisión y, al final, también delata cómo tomamos partido desde la creencia de nuestros racismos, clasismos y LGTBIfobias.

QOSHE - El show mediático del caso de Daniel Sancho: cuando la emoción arrasa con la información - Borja Terán
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El show mediático del caso de Daniel Sancho: cuando la emoción arrasa con la información

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22.04.2024

Qué distinto hubiera sido el enfoque informativo del caso de Daniel Sancho si la asesinada hubiera sido una mujer. Qué diferente hubiera sido el tratamiento mediático del caso de Daniel Sancho si la víctima no hubiera sido una persona homosexual, hispanoamericana y con unos cánones físicos que no entran en el cliché que la sociedad aplaude.

No todos somos iguales. Menos aún si el acusado pertenece a una familia "de bien" encabezada por dos queridos actores. Encima la percha del presunto asesino continúa con la saga de galanes. Sus posados sin camiseta y con el pelo al viento son dignos de póster central de la revista SuperPop. De hecho,........

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