No lo voy a negar, el #EfectoSánchez en el mundo de la moda me ha pillado un poco por sorpresa. Por si acaso vivís en una cueva, me refiero al abrigo que el presidente del Gobierno ha llevado en el foro de Davos y que ha causado sensación. Parece ser que en la web de Joma ya no queda ni uno. Y oye, yo que me alegro. Sobre todo porque esta españolísima y familiar marca deportiva sigue manteniendo su central en el pueblo de Toledo donde se creó hace más de medio siglo.
Toda una heroicidad teniendo en cuenta que tienen que competir en el mundo de la ropa deportiva, dominado por gigantes americanos que fabrican en China. Los titulares de todos los periódicos, y no precisamente de los que se dedican al mundo de la moda, resaltaban que la prenda sólo costaba 80 euros. Como si fuera algo reseñable, al parecer, porque estaba en un foro económico rodeado de los empresarios más importantes del mundo.
No seré yo la que me queje de que la ropa genere conversación, pero insisto en que esto no me lo esperaba. Básicamente porque si hay algo que Sánchez ha controlado desde que llegó al poder es la imagen que quiere transmitir. Ejemplos hay muchos. Dicen que fue idea del gurú Iván Redondo el hacer que todos los trajes del presidente fueran de un azul determinado, más claro, más brillante. Con ello conseguía que su jefe destacara siempre en las fotos con otros colegas, generalmente todos hombres en oscuros trajes idénticos.
Por cierto que el truco ya le funciona menos porque cada vez es más habitual que los hombres se atrevan con más tonalidades de azul o gris. En eso Sánchez si ha sido líder. Unos trajes, por cierto, muy característicos. Extremadamente estrechos para mi gusto, que para según qué cosas una es muy clásica. Pero oye, nadie me podrá negar que Sánchez tiene percha y se puede permitir ciertas licencias.
Otra de las cosas que también maneja muy bien es la dualidad presidente/Secretario General socialista. Si os acordáis, en la última campaña electoral, siempre iba con camisa vaquera. Algo que nunca haría como presidente. En elecciones anteriores, durante los mítines, tiraba de chaqueta marrón (en cuero o ante). Nunca se ha atrevido con la chaqueta de pana, reservada a Felipe González y probablemente a otro PSOE que ya no es el de ahora (según dicen los que entienden de estas cosas).
Al mismo tiempo que muchos valoraban que Pedro Sánchez llevase una prenda económica otros criticaban que sea el primer presidente español que tiene oficialmente una asesora de imagen. No entiendo muy bien el revuelo, teniendo en cuenta que la profesión es algo habitual en políticos de otras nacionalidades, sobre todo anglosajones. El problema que tenemos aquí es que hemos frivolizado mucho el concepto y parece que los dedicamos a la imagen pública sólo vamos de shopping a elegir trapitos monos. Muy lejos de la realidad.
Un buen asesor de imagen pública genera un mensaje coherente utilizando muchas herramientas, entre ellas, la ropa. Todos comunicamos continuamente, antes incluso de abrir la boca, por ello es mucho mejor que el lenguaje de lo que nos ponemos lo hablemos desde el consciente y no desde la inconsistencia que puede dar la arbitrariedad de un armario sin sentido.
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