La naturaleza es inclemente, como veremos. A lo largo de los años, va haciendo su trabajo, definiendo el perfil de cada cual, con cada una de sus criaturas. Al discurrir los años, va poniendo en práctica su fino arte, el de ir modelando máscaras, en las que unos se van tornando fatuos o vacuos, arteros o torcidos, ladinos, traicioneros según los efectos de sus comportamientos. Es como hacer muñequitos con arcilla o plastilina. Estos maniquíes con gran astucia saben esconder sus almas pútridas. Acabando, por este arte del modelaje, arte diabólico, en convertirse, en seres bien miserables o cobardes. A veces, los que saben mirar profundamente, les basta con verles a los ojos, esa máscara por rostro, ese velo de huida permanente de sí mismos, encanallados, envilecidos. Como toda máscara, buscan siempre hacerse los indefinidos, pero entonces, otras manifestaciones les delata: el verbo, la escritura. Basta verlos cómo escriben y lo que defienden para saber cómo son en toda su atronadora desolación íntima.

Algunos de esos seres, llegaron de muy lejos, y se radicaron aquí porque siempre andan huyendo de sí mismos. No tienen asidero ni paz, en sitio alguno y van acumulando en sí las peores demencias o enfermedades. Siempre andan en plan de vengarse de sí mismos atacando todo lo justo y noble. Vengarse, pues, de la manera como a ellos los modelaron o trajeron a este mundo. Para entender esto mejor, recomiendo a mis lectores leerse, la novela "Pascual Duarte", de Camilo José Cela.

Suelen además, para más detalles, ser muy llorones. Muy quejones. Por doquier dejan rastros de sus mocos sobre todo en lo que escriben. Por doquier viven encontrándose muros de los lamentos con los que se dan de cabezas. Lloran ante las brujas que consultan, lloran por lo que dejaron de vender o de comprar, por todas sus impotencias que por doquier les acosan. Siempre hipócritas e interesados. Y así, entre ellos, sus similares, la cadena de sus relacionados, se hace inmensa: chillan a coro con los testaferros, con el aguantador, con el avaro o mercachifle, el mercenario, el verdugo y el torturador.

Oiga, señores opositores de extrema derecha, ¿cuál es el héroe, el paradigma de HOMBRE sabio, de estadista y noble que para ustedes tienen valor en el terreno de la política? ¿Acaso un "Leopoldo López", un "Henrique Capriles Radosky", una "Gaby Arellano", un Superlano (el de Cúcuta), un Vilca Fernández o "Pérez Venta"? ¿Cuál esa lucha, que en el futuro pueda concretarse de modo que éstos se merezca llevar el nombre de una calle o esquina, de un monumento? ¿los Henry Ramos Allup, María Corina Machado, Julio Borges o Freddy Guevara?

Porque por otro lado, los héroes de María Corina Machado y similares, son Trump, los Clinton, los Bush, Richard Nixon, Ronald Reagan, Batista, Somoza, Pinochet, Videla, Uribe, Stroessner, Juan Vicente Gómez, Rafael Leonidas Trujillo,…

En verdad, el máximo héroe de los enemigos de nuestra patria, en realidad, es el dólar. Ellos no tienen otro fin en este mundo que tragar de lo fino y de lo caro, de comprar o venderse, vivir huyendo de sí mismos, insisto. ¿Cuáles son los paradigmas de hombres valiosos para estos eternos guarimberos? ¿Quién podría sentirse orgulloso teniendo por líder a un abominable ser como Nixon Moreno, Cabeza e’ Motor, Antonio Ledezma, Gaby Arellano, Juan Requesens o Vilca Fernández, o el asesino de un niño como Julio Borges? ¿Quién?

Es difícil creer que puedan existir hombres que lleguen a odiar la gloriosa historia de su país, la de los hombres que han dado esta patria, la de sus creadores. Esos, seguidores de María Corina, por ejemplo, que en Italia fueron capaces hace tres dás, de destruir el monumento a Bolívar en el Monte Sacro. Sí, porque los de extrema derecha, lo seguidores de María Corina, odian a Bolívar, a Sucre y a Urdaneta, y en cambio adoran con locura a Milei, a Santiago Abascar, a Aznar, a la Boularte, a la Jeanine Áñez, verdaderos símbolos realistas del pasado, a los ETERNOS godos, enfermos seguidores de Fernando VII. Esos son verdaderamente sus estandartes de lucha, la de estos IMPOTENTES… Son los que desprecian todo lo nuestro, y por eso corren a Miami, a la meca de frivolidad. En fin, ¿Cuál será, en fin, esa gloria que se puede comprar en un centro comercial? ¿Cuál?

QOSHE - Los impotentes - José Sant Roz
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Los impotentes

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08.02.2024

La naturaleza es inclemente, como veremos. A lo largo de los años, va haciendo su trabajo, definiendo el perfil de cada cual, con cada una de sus criaturas. Al discurrir los años, va poniendo en práctica su fino arte, el de ir modelando máscaras, en las que unos se van tornando fatuos o vacuos, arteros o torcidos, ladinos, traicioneros según los efectos de sus comportamientos. Es como hacer muñequitos con arcilla o plastilina. Estos maniquíes con gran astucia saben esconder sus almas pútridas. Acabando, por este arte del modelaje, arte diabólico, en convertirse, en seres bien miserables o cobardes. A veces, los que saben mirar profundamente, les basta con verles a los ojos, esa máscara por rostro, ese velo de huida permanente de sí mismos, encanallados, envilecidos. Como toda máscara, buscan siempre hacerse los indefinidos, pero entonces, otras manifestaciones les delata: el verbo, la escritura. Basta verlos cómo escriben y lo que defienden para saber cómo son en toda su atronadora desolación íntima.

Algunos de esos seres, llegaron de muy lejos, y se........

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