El partido comenzó con la idea clara de ambos equipos: buscar la portería del rival, imponiéndose los ataques a las defensas. Y así, pudimos ver una primera parte muy abierta, jugada en espacios grandes, con muchas transiciones y alternativas. Un Barça haciendo mucho daño a balón parado a través del pie de Raphinha, sembrando la duda en la zaga blanca y con Lamine Yamal generando problemas a Camavinga. Brillaron por el lado del Madrid, Vinicius, Rodrygo y Valverde, que se encuentran como pez en el agua en este tipo de partidos a la carrera.
En el segundo acto, el equipo de Xavi se fue a por la victoria, el único resultado que le servía para mantener viva la llama de la posibilidad de consecución del título de Liga, lo que provocó la sensación de encuentro roto. Un contexto, en teoría favorable para los velocistas del Madrid, pero por momentos faltó la precisión necesaria en el último pase o disparo. Fue el Barça, al que le sentaron bien los cambios, quien se puso por delante para volver a abrir la Liga. Pero, posteriormente, Lucas Vázquez, haciendo de nuevo un partidazo y Bellingham, reencontrándose con el gol, dejaron el Campeonato teñido de blanco.
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