Referente. Luis Enrique tiene de Guardiola que cuanto más poder detecta, más a gusto se siente. Necesita ser el líder, el jefe, la estrella. Lo llegó a conseguir en la Selección, una Selección sin grandísimos referentes, pero en un gran club eso es casi misión imposible. Ya le ocurrió en el Barça en aquella famosa noche de Anoeta en la que quiso quedar por encima de Messi y por encima de Messi, querido Lucho, no queda nadie.

Fantasmas. Al menos lo reconoció, lo asumió, lo recondujo y con una delantera de ensueño, por supuesto con Messi en ella, conquistó el triplete: Liga, Copa y Champions. Su mayor éxito hasta ahora. En París vuelve a los fantasmas del poder, a los viejos vicios del fútbol galáctico, esos en los que un ‘Ancelotti’ poniendo mesura es tan necesario. Lo sufrió el asturiano en Dortmund en un episodio que demuestra que tiene otro Miura que lidiar, uno llamado Kylian y apellidado Mbappé.

Problema. La tensión de un partido crucial para el PSG fue escenificada con el desaire del crack de Bondy al técnico, cuya cara de pez entonces y también cuando le preguntaron luego refleja su incomodidad. Criado en el Clementismo y en el Vangaalismo, técnicos a los que nadie tosía en el vestuario, trasladar ahora esa cultura narcisista, evangelizadora, parece complicado en París. No, Luis Enrique no es Guardiola. No como para que Mbappé trague y mire a otro lado como Haaland en el City.

Hallo Deutschland. Ya hay programa, ya hay fechas y ya hay ganas de que arranque la Eurocopa. En seis meses rodará el balón en tierras germanas. No es nada. La misión de las federaciones ahora es encontrar lugares de concentración que se adecúen a las necesidades de cada cual. La gran favorita, Francia, se alojará en Paderborn, cerca de la zona Rin-Ruhr en la que se apilan cuatro de los estadios sede. Mucho más rupestre será la aventura de España en la Selva Negra, lejos de todo y de todos. Nunca se sabe cuál es la mejor estrategia para estos casos. El que gane acertará; el resto, no. Así de simple.

Hoy descubrimos a… Hugo Larsson (2004). Aún retumba en Alemania la goleada escandalosa del pasado fin de semana al Bayern en Frankfurt. Uno de los goleadores del Eintracht y pulmón del equipo es el sueco Larsson, fichaje joven que como tantos otros de este club ha sorprendido por lo desconocido y también por lo fantástico de su rendimiento. Mediocentro con fuerza y llegada, su gol a Neuer le define bien. Un box to box.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.