Que al Betis no le van los derbis en esta década da para poca discusión. Ni cuando es francamente superior al Sevilla termina de imponerse. Los créditos fueron suyos, pero la victoria se le escapó. Esa combinación de malditismo verdiblanco y la intervención de Rakitic, jugador con alma, libraron a Diego Alonso de una derrota que le hubiera abocado al abismo. Los pobres resultados y la indefinición futbolística son, hasta ahora, el único distintivo visible de la llegada del uruguayo al banquillo de Nervión. No es que no haya mejorado a Mendilibar, es que lo ha empeorado. Al Sevilla no se le ve un plan, y si lo tiene no lo parece. Contra el Betis renunció al juego por dentro para atacar por fuera únicamente con los laterales, pero sin más referencia casi en el remate que En Nesyri. Al final tiró 29 centros que no entrañaron peligro y apenas pisó el área del imberbe Vieites (solo cinco disparos). ¿Por qué no jugar con dos delanteros como acabó el partido? Enfrente, en cambio, hubo un equipo con imaginación en zonas interiores, desborde en las bandas (14 regates más intentó) y presencia ofensiva al que solo le faltó el instinto matador. El Betis se ha entregado a Isco y juega a su ritmo, una idea que a futuro puede resultar arriesgada, pero al menos se ve convicción en lo que hace. Con Mendilibar, mejor o peor, también quedaba clara cuál era la propuesta, aunque no contara con el favor de los que toman las decisiones. Algo ha quedado claro, salvo cambio categórico de rumbo, hasta el momento. Se equivocaron los que destituyeron a Mendilibar para traer a Diego Alonso.

Con apenas 22 años, parecía que Eric Garcia ya había hecho una carrera entera. Así lo podía creer cualquiera al leer o escuchar las críticas desaforadas a su figura. Probablemente no le convino asumir tanta responsabilidad desde tan pronto en el Barcelona y acabó abrasado por la misma, pero en él hay un defensa con capacidad estratégica, extraordinarias condiciones tácticas, sentido de la anticipación y excelentes maneras con el balón. Míchel le ha dado la oportunidad y el contexto para ofrecer sus mejores condiciones, y el Girona vive mejor bajo su presencia. Contra el Rayo volvió a quedar demostrado después de liderar la salida ―89 pases buenos de 91, cinco entregas en largo certeras...― y cimentar la seguridad defensiva de su equipo ―seis despejes, tres grandes duelos ganados...―. Eric Garcia es una de las piezas importantes de la revolución del Girona. Míchel y el tiempo le han dado la razón.

Otro final fatídico privó al Celta de sumar contra el Athletic. En el club mantienen la confianza en Rafa Benítez, algo que es de destacar dada la situación en la que está inmerso el equipo, seguro que debido a que las impresiones son mejores que los puntos. Al entrenador del Celta se le podrán cuestionar ciertos aspectos, pero no se le puede reprochar los gravísimos errores y desatenciones individuales de muchos de sus jugadores. El penalti de Mingueza fue el último ejemplo. El Celta ha encajado diez goles, el 42% del total, del minuto 76 a 90′. Los tramos finales de partido se le dan de pena y es incapaz de gestionarlos emocionalmente. Al menos, pese a la pena máxima errada, recuperó en Bilbao la vena goleadora de Aspas. Hasta el pasado viernes llevaba 29 remates sin gol y seis ocasiones grandes falladas. Benítez necesita a Aspas más que nunca.

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El Sevilla sigue viudo de Mendilibar

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13.11.2023

Que al Betis no le van los derbis en esta década da para poca discusión. Ni cuando es francamente superior al Sevilla termina de imponerse. Los créditos fueron suyos, pero la victoria se le escapó. Esa combinación de malditismo verdiblanco y la intervención de Rakitic, jugador con alma, libraron a Diego Alonso de una derrota que le hubiera abocado al abismo. Los pobres resultados y la indefinición futbolística son, hasta ahora, el único distintivo visible de la llegada del uruguayo al banquillo de Nervión. No es que no haya mejorado a Mendilibar, es que lo ha empeorado. Al Sevilla no se le ve un plan, y si lo tiene no lo parece. Contra el Betis renunció al juego por dentro para atacar por fuera únicamente con los laterales, pero sin más referencia casi en el remate que En Nesyri. Al final tiró 29 centros que no entrañaron peligro y apenas pisó el área del........

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