Oscurantismo. El Barça vive en una peligrosa anomalía desde febrero. Xavi anunció que dejará el cargo el 30 de junio y que su decisión es “irrevocable” aunque gane la Champions. Desde bien pronto, sin embargo, en los despachos del club empezó a correr el runrún de que una marcha atrás era posible y, aunque es cierto que el técnico no ha cambiado de opinión en público, siempre deja esa coletilla de “a día de hoy, nada ha cambiado” que alimenta los rumores. Aunque para eso, nadie como Laporta, que esta semana ha dicho que Xavi y él se guiñan intuyendo que “puede pasar algo”. El club ha aceptado la Vía Xavi hasta que ya no tenga opciones de ganar nada. La pregunta del millón es qué pasará si la temporada acaba con un éxito inesperado, Xavi se mantiene firme en su posición, y se va. Cabría preguntarse entonces si el Barça ha actuado de una manera profesional. Pero Laporta también tiene respuesta para eso. Como es consciente de que sus tres grandes sueños (Guardiola, Klopp y Luis Enrique) son imposibles, anuncia que quien desee entrenar al Barça, tendrá que esperar hasta el final. “Y si no lo hacen, no pasa nada; tenemos solución”. Se supone que se refiere ya, abiertamente, a la opción Rafa Márquez, quien por cierto está firmando una muy buena temporada en el filial.

OPINIÓN

AMISTOSO | ESPAÑA-COLOMBIA

Funambulismo. Laporta está tan acostumbrado al escapismo que ni siquiera se le ve sufrir demasiado en el escenario. En su primer mandato, ya sobrevivió a un voto de censura y contestó con un Sextete. En este segundo, ha salvado una investigación del Comité de Ética y Disciplina de la UEFA que casi le deja fuera de la Champions por el Caso Negreira y ha ido aprobando las cuentas del club a través de unas palancas que, exceptuando la venta del 25% de los derechos de televisión hasta 2047 por unos 600 millones, son poco transparentes. Nombres como Libero, Bridgeburg, Vestigia o Socios.com aparecen y desaparecen de la escena por arte de magia mientras LaLiga espera el dinero prometido para no tener que seguir bajando la masa salarial del equipo. El último lío es la camiseta. El Barça cree estar en condiciones de apretar a Nike (que acaba de ‘robarle’ a Adidas 70 años de selección alemana) para estirar el chicle. Con semejante ensalada de problemas económicos, coronada con la dimisión del vicepresidente del área, Eduard Romeu, es lógico que Laporta tampoco esté inquieto ante la posibilidad de tener un entrenador amateur en junio. Además, la magia del club le permite pasar, incluso, hasta buenos ratos últimamente, con Lamine, Cubarsí, y sus troncos de La Masia. Así es el Barça.

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