Aunque muchos dirán que de sensaciones no se vive, la imagen del Atlético ante el Real Madrid demostró que este equipo tiene pulsaciones. Sobre todo, después de ver de dónde se venía en los últimos partidos fuera del Metropolitano. Esta vez sí, los del Cholo cuajaron un partido convincente, aunque con algún lunar que decantó la balanza a favor de los de Ancelotti. Los rojiblancos jugaron cómodos durante tres cuartas partes del encuentro, sacando la pelota limpia desde atrás, gracias a la aparición de Koke y, sobre todo, de un Rodrigo de Paul que sigue en plan líder. El equipo aprovechó la media presión blanca para abastecer una y otra vez a Griezmann, que entre líneas generaba amenazas ante la confusión de Tchouameni.

La pena fue que en los momentos de repechos el avituallamiento blanco fue más energético para acabar el partido con un demarraje imposible de seguir por el pelotón rojiblanco. Los Brahim, Kroos y, especialmente, Camavinga marcaron la diferencia en los metros finales para, cierto es que sin ocasiones claras, tener el control del partido en campo contrario. A los rojiblancos, que al igual que en Girona entraron en el intercambio de golpes, les volvió a salir cruz como en Liga, esta vez no por una jugada aislada, sino por la diferencia física global.

No es nuevo reconocer la urgencia que tiene este equipo en encontrar a un 5 de cuna que alivie a un extenuado Koke. Las pruebas con Witsel (también en Lugo) demostraron que al belga le cuesta mucho darle fluidez y rapidez al juego. Me urge, de cara al futuro para partidos con pedigrí, hallar a un futbolista de profesión pivote. Puedo entender la frustración de muchos de no pararse a examinar las grandes virtudes del rival, un equipo diseñado para aspirar a ganarlo todo, exuberante en lo físico, y sobrado en lo técnico. Por esas características del rival, salgo del partido de Arabia más optimista que en el previo.

A pesar de que el equipo tiene que encontrar el equilibrio en momentos de intercambios y debe mejorar individualmente en la parcela defensiva, con ese paso adelante (o tres) que dio hace un año, salió como dijo Koke en el postpartido, con ganas de revancha y vivito y coleando para el jueves.

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