Ya sé que van a pensar que es normal que piense eso, porque veo todo desde el prisma txuri-urdin. Pero les digo una cosa: no compro ningún otro discurso de nadie, sea aficionado de la Real Sociedad, del Barcelona o sea imparcial, que no diga que al equipo de Xavi Hernández se le apareció la Virgen en el Reale Arena, que el desenlace fue tremendamente cruel con los de Imanol Alguacil y que el resultado es absolutamente injusto. No admito otro discurso y otra lectura del partido. Lo siento mucho. Es más, le voy a añadir algo: creo que no veía hace tiempo un resultado de un partido de fútbol tan injusto. Hay que ver el desenlace para creérselo, porque si no lo ves y te lo cuentan, es que no te lo crees.

Porque la puesta en escena de la Real Sociedad en el Reale Arena contra el Barcelona no pudo ser mejor. Es imposible que se pueda salir a jugar contra todo un vigente campeón de liga con mejores prestaciones. Imposible. Es para poner en las escuelas de fútbol: así se debe salir del vestuario, en actitud, en intensidad, en presencia con balón, en valentía, en personalidad… en todo. Fue espectacular. Fue como poesía sobre un terreno de juego. Pero a la poesía hay que ponerle un destinatario, alguien que la reciba y la eleve a la categoría de arte. Y en el fútbol eso se llama gol. Y eso es lo único que le faltó a la Real Sociedad de Imanol Alguacil en una primera parte sencillamente maravillosa. Pero, claro, es lo más importante. Sin gol no hay fiesta en el fútbol. Y sin gol, lamentablemente, esa primera parte txuri-urdin no la podemos calificar como arte. Eso sí, que no fue por ocasiones, que quede claro.

El resultado es muy duro para la Real Sociedad, absolutamente duro. Y lo de que si no marcas al final lo acabas pagando, tampoco lo compro en este caso. Porque es que no había nada que pagar, porque el Barça ni comparecía en el Reale Arena. Y no lo hacía porque los donostiarras lo impidieron con su enorme trabajo defensivo. La Real no ganó al Barça porque el Barça tuvo una suerte que no se la cree ni Xavi. Y que no me vengan con que el Barça creyó hasta el final y ese tipo de milongas. Que no, que tuvo una potra de dimensiones universales. Y sino vean cómo celebraron los jugadores del Barça el gol de Araujo. Normal que lo hicieran así. La Real fue intensamente mejor en la primera parte. Y mucho mejor en la segunda. En todo… menos en el gol. Ter Stegen tiene buena parte de culpa. Pero no puedo pensar otra cosa que la Real tuvo que ganar el partido. Y por más de un gol. Así de claro. Porque hizo todo lo que había que hacer. Y claro que duele, porque no se pueden dejar pasar estas oportunidades. Y quizá eso también lo tengamos que decir. Pero es que el final ha sido tan cruel que no puedes pensar en otra palabra que injusticia. Punto final.

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