Misión cumplida. Las Ligas se ganan en días así. Con un gol agónico de Lucas Vázquez en Vitoria en el descuento; con un cabezazo salvador de Rüdiger ante el Mallorca en el Bernabéu; con un testarazo imperial de Tchouameni en el Gran Canaria consumando la enésima remontada. El Madrid se ha reinstalado en las cumbres de la Liga (se acuesta líder este sábado) con otro triunfo tan trabajado como valioso. Tres puntos de oro en una tarde tontorrona, de estas que se te atragantan y terminan en pinchazo que da alas a los perseguidores. Pero este Madrid de Ancelotti tiene una cualidad en estos días-trampa. Es perseverante e incisivo cuando la cosa se pone fea. No se dejan llevar, busca soluciones con los cambios de Carletto y termina por dar la vuelta a la tortilla hasta dejarla jugosa como las de Betanzos. Ancelotti celebró con rabia y satisfacción indisimulada esta décima remontada de la temporada, dato que calibra la fortaleza mental de un equipo acostumbrado a remar río arriba. Ganar aquí no es tarea sencilla. El Atleti del Cholo sucumbió de mala manera y el Barça de Xavi necesitó de un penalti muy polémico tras un piscinazo tremendo de Gündogan. Había que ganar como fuese y se ganó. Un Madrid con aroma de campeón...

El tirón del Madrid. Para los que aún creen ingenuamente que el Barça está a la altura del tirón mediático y sociológico que tiene el Madrid, baste decir que Las Palmas alcanzó en este 27 de enero de 2024 su récord histórico de asistencia a un partido de fútbol. Los 32.037 aficionados superaron los 31.720 que tenían registrado los culés en su reciente visita a esta maravillosa isla. Y hace solo unos días se supo que el Madrid es el club del mundo que más dinero ingresa, por delante del Manchester City, PSG... y Barça. Siempre por delante.

Salvador Tchouameni. El Tanque de Rouen vivió su gran día como jugador del Real Madrid. Cumplió 24 años con un gol de oro, de esos que se le recordarán en su mochila cuando llegue el momento de pasar balance al curso. Un cabezazo imponente a la salida de un córner botado por el maestro Toni Kroos. Una alianza que ya vimos en Montilivi (0-3). Reconozco que Aurélien no me acaba de entrar del todo por el ojo y en El Carrusel discrepé de su entrada al campo. Pido disculpas al todoterreno francés. Me equivoqué con él. Bendito error.

Vini ha vuelto. El brasileño sigue siendo desequilibrante y determinante. Con el 1-0 (buen gol de Javi Muñoz, excanterano blanco), el brasileño se echó al equipo a su espalda y con sus desmarques y regates fue arrinconando a la cultivada tropa de García Pimienta. El correo le llegó de Camavinga, con un pase delicatessen de Eduardo. Vini definió con mucha calidad. El MVP brasileño ya lleva 11 goles pese a sus dos lesiones de la presente temporada. En el día que no estaba Bellingham supo recuperar su cuota de pantalla.

Luka, te queremos. No me hago a la idea de tirarme dos partidos seguidos sin ver un solo minuto del genio croata frotando su lámpara sobre el terreno de juego. Ancelotti explicó que si no ve claro que salte para jugar prefiere no ponerle a calentar en la banda como respeto a su increíble trayectoria. Míster, quítate las dudas por favor. Un poco de Modric sigue siendo mucho. Muchísimo. El caso es que el Madrid se acuesta líder y con un partido menos. El jueves toca vista al dentista del ‘odontólogo’ Bordalás...

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El cumpleaños feliz de Tchouameni

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27.01.2024

Misión cumplida. Las Ligas se ganan en días así. Con un gol agónico de Lucas Vázquez en Vitoria en el descuento; con un cabezazo salvador de Rüdiger ante el Mallorca en el Bernabéu; con un testarazo imperial de Tchouameni en el Gran Canaria consumando la enésima remontada. El Madrid se ha reinstalado en las cumbres de la Liga (se acuesta líder este sábado) con otro triunfo tan trabajado como valioso. Tres puntos de oro en una tarde tontorrona, de estas que se te atragantan y terminan en pinchazo que da alas a los perseguidores. Pero este Madrid de Ancelotti tiene una cualidad en estos días-trampa. Es perseverante e incisivo cuando la cosa se pone fea. No se dejan llevar, busca soluciones con los cambios de Carletto y termina por dar la vuelta a la tortilla hasta dejarla jugosa como las de Betanzos. Ancelotti celebró con rabia y satisfacción indisimulada esta décima........

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