Galicia es tierra rica en costumbres y tradiciones. Entre las más destacadas, cortar las crines de los caballos en a rapa das bestas, las queimadas la noche de San Juan o que, en cada elección autonómica, el PP consiga más papeletas que la suma de todos los partidos que se presentan por la izquierda. Esta tradición se ha roto tras cuatro convocatorias electorales menguantes por parte de los populares: la izquierda galega tiene hoy más votos que el todopoderoso PP de Galicia. Lo cual, a efectos prácticos, sirve para bien poco, porque lo único que importa es quién ocupa el sillón de la presidencia de Galicia y este lo ocupará Alfonso Rueda. Salvo que, siendo como es discípulo de Núñez Feijóo, decida que tampoco quiere ser presidente. No parece que, en este caso, vaya a suceder.

Si hacemos zoom a los números de los perdedores en las elecciones gallegas, un hecho salta a la vista. La izquierda gallega es hoy el BNG y el resto son acompañantes por no faltarles al respeto y llamarlos bolsos y demás complementos. Los nacionalistas gallegos han logrado su mejor resultado histórico pareciéndose a Bildu, tal y como denunciaba la propaganda pepera vía tele pública y vía SMS. Esto es, dejando en un segundo plano el debate territorial e identitario para apostarlo todo a lo social. El mejor nacionalismo es defender el ambulatorio de la esquina. A Bildu le ha funcionado y al BNG también. Que le pregunten al PSG, que además de perder a Mbappé ha perdido el 62% de sus apoyos desde Touriño hasta hoy. Si uno mira a graneros socialista como Andalucía o Galicia, se pregunta si el socialismo electoral es hoy algo más que darle a la gente a elegir entre si el baño de La Moncloa lo usa Sánchez o Abascal. Hablando de crisis de apoyos, el debut autonómico de Sumar no ha sido malo, tal y como reconocen sus dirigentes y señalan a coro los tertulianos. El adjetivo malo está muy lejos de la realidad si tomamos como referencia que, en las últimas elecciones gallegas, liderado por Podemos, el espacio de la izquierda cosechó un resultado desastroso, según contaban las crónicas del momento, quedándose en los 51.630 votos. El nuevo liderazgo de Sumar, con sus 28.171 votos, debería haber doblado el número de papeletas para aspirar a entrar en la categoría de desastre. Y se quedó lejos. Si en una lectura nacional Feijóo se jugaba mucho en las elecciones de su tierra, la también gallega Yolanda Díaz se la jugaba en Galicia no tanto por partida de nacimiento, que también, sino porque se trataba del primer examen autonómico para el espacio llamado a ilusionar a la izquierda. Y Yolanda Díaz no se presentó al examen. La candidata Marta Lois, que saltó al vacío como aquel joven que acompañaba a Torrente en el balcón viendo cómo el policía, tras gritar “una, dos y tres”, se frenaba en el último momento, se quedó sola en el despeñe. En la izquierda de los cuidados ni Yolanda Díaz, ausente, ni Íñigo Errejón, presente en Galicia la noche electoral, quisieron salir a acompañar a la candidata Lois.

¿Y Podemos qué?, se preguntan a esta hora desde el entorno de Sumar mientras la izquierda estatal se configura definitivamente como un Sálvame Deluxe de polígrafos y cuentas pendientes en el que el vencedor es quien consigue humillar más al rival. El resultado de Podemos ha sido patético, menos votos que el PACMA, tal y como señalaban anoche tertulianos de medios que en su día publicaron los papeles que aseguraban que Iglesias se financiaba en un paraíso fiscal con dinero negro del régimen de Maduro. Sin expectativa alguna ni sorpresa en el resultado, la pregunta es por qué Podemos se presentó a unas elecciones en las que su referente ideológico, Pablo Iglesias, pedía el voto para el BNG. Con buen criterio.

El otro gran fracasado, Vox, es tal vez quien ha mantenido un discurso más coherente. Su líder, Abascal, compareció tras el mal resultado de los ultraderechistas para denunciar que la victoria por mayoría absoluta del PP era, en realidad, un mal resultado para España, ya que el BNG, que es Bildu, es decir, ETA, es decir, Txapote, había mejorado sus resultados de forma espectacular. Aunque sea fruto de la frustración política y también un resorte en defensa de su liderazgo cristalizado en forma de once millones de euros en el banco, el discurso de Abascal no cambia antes, durante y después de la campaña como lo hace el del PP. Si en la tele gallega aseguras que votar BNG es votar terrorismo, ayer Feijóo y Rueda deberían haber comparecido ante los medios con un lazo negro. O reconocer que, una vez más, la mentira vuelve a ser parte fundamental del programa electoral de un PP que ha logrado ganar unas elecciones en medio de una dictadura, algo nunca antes visto en época o lugar alguno. Un hito estratosférico que debería acabar con la cara de Alfonso Rueda en los libros de Historia Universal. Hablando de mentiras y trampas, estén atentos los sanitarios gallegos por si en las próximas horas la flamante nueva Xunta de Galicia pone en marcha una campaña de concienciación digital: desconfíe usted de los intentos de estafa vía SMS.

QOSHE - Bestas, queimadas y voto al PP - Gerardo Tecé
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Bestas, queimadas y voto al PP

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20.02.2024

Galicia es tierra rica en costumbres y tradiciones. Entre las más destacadas, cortar las crines de los caballos en a rapa das bestas, las queimadas la noche de San Juan o que, en cada elección autonómica, el PP consiga más papeletas que la suma de todos los partidos que se presentan por la izquierda. Esta tradición se ha roto tras cuatro convocatorias electorales menguantes por parte de los populares: la izquierda galega tiene hoy más votos que el todopoderoso PP de Galicia. Lo cual, a efectos prácticos, sirve para bien poco, porque lo único que importa es quién ocupa el sillón de la presidencia de Galicia y este lo ocupará Alfonso Rueda. Salvo que, siendo como es discípulo de Núñez Feijóo, decida que tampoco quiere ser presidente. No parece que, en este caso, vaya a suceder.

Si hacemos zoom a los números de los perdedores en las elecciones gallegas, un hecho salta a la vista. La izquierda gallega es hoy el BNG y el resto son acompañantes por no faltarles al respeto y llamarlos bolsos y demás complementos. Los nacionalistas gallegos han logrado su mejor resultado histórico pareciéndose a Bildu, tal y como denunciaba la propaganda pepera vía tele pública y vía SMS. Esto es, dejando en un segundo plano el debate territorial e identitario para........

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