Arrancamos febrero con cielos soleados en el sur, nublados en el norte, Alberto Chicote visitando El Hormiguero, otra semifinal del Benidorm Fest y el Poder Judicial intentando destruir los poderes Legislativo y Ejecutivo. Un jueves cualquiera en una España acostumbrada a asistir con pachorra absoluta a momentos históricos. Hablando de Historia. Habría que ir pensando en rebautizar la Plaza de Colón. Sería de justicia –nunca mejor dicho– si el García Castellón que convierte infartos en terrorismo, el que señala a Puigdemont por la invasión de Ucrania o cualquier otro que, con togas y a lo loco, se anime a intentar acabar con el gobierno votado, finalmente consiguen su objetivo. Plaza del Ejército Nacional-Judicial suena bien. Además, toca ir actualizando referentes.

Mientras el glorioso bando nacional-togado sigue en su ardua tarea de destrozar la Justicia para poder así destrozar también la política, se anuncia nueva reunión entre PSOE y PP para intentar desbloquear el Poder Judicial, secuestrado por la derecha desde hace cinco años. Será en Bruselas en un par de semanas y los negociadores serán el ministro Bolaños por parte del PSOE y González Pons por parte de quienes se declaran dueños de la propiedad. Pons ya ha advertido ante los medios, logrando no reírse, que se muestra pesimista de cara a lograr un acuerdo. Es lo mismo que declaró el Dioni cuando la policía le dio el alto para que no huyese con el furgón del dinero: me muestro pesimista, gritó mirando para atrás, y con su pesimismo a cuestas se piró a Brasil. Más pesimista aún se ha mostrado Feijóo, que horas después de conocerse la fecha de la reunión, y estando ya pagados por usted y por mí los billetes en preferente, anuncia que la reunión no servirá de nada porque el PP, por mucho que diga Europa, no va a moverse de su posición negociadora. Esta es que el PP desbloquearía el gobierno de los jueces caducado a cambio de seguir controlándolo independientemente de lo votado en las urnas. Tiene sentido. Si tras cinco años robándole a la ciudadanía su derecho a que los poderes emanen de ella, aquí no ha pasado nada; si los medios venden una anomalía democrática sostenida en el tiempo con premeditación y alevosía como una disputa entre dos que no se ponen de acuerdo, ¿qué sentido tendría devolver lo robado? Más cuando la fórmula funciona.

Son numerosos los éxitos recientes del Ejército Nacional Judicial. Entre sus muchas medallas se encuentran haber prohibido que el Congreso votase leyes de renovación que afectaban a los propios okupas o haber robado actas de diputados by the face, por poner un par de ejemplos recientes pertrechados sin disimulo. El disimulo es para quien lo necesita y no es el caso del Bando Nacional Judicial. Que en Cataluña no hubo terrorismo lo saben García Castellón, la familia del francés que murió de un infarto –que se ha negado a formar parte de la causa pidiendo que no se use la muerte para disputas políticas– y hasta Pablo Motos subido a lomos de una hormiga. Que importa poco que todos lo sepamos porque esto nada tiene que ver con justicia, sino con política, también lo sabemos. ¿Qué hacer ante esto?

Usted y yo, poca cosa, salvo amenazar con dejar de respirar si el Poder Judicial no vuelve inmediatamente a su labor de dedicarse a la justicia. Moriríamos de una forma muy desagradable. Pero hay quien sí puede hacer más y no lo está haciendo. El PSOE, por ejemplo, podría despertar de una vez por todas de la ensoñación que le hace confundir sentido de Estado con docilidad ante quien se empeña en destruir ese Estado. Entender de una vez que el papel de guardián de la finca le sirvió en décadas anteriores, pero que los señoritos están de vuelta y dispuestos a lo que sea para quedarse con lo que consideran que les pertenece, independientemente de lo que vote el populacho. Quizá sería el momento de que los dos poderes del Estado que sí tienen un mandato que emana del pueblo –Ejecutivo y Legislativo– digan basta ante el único poder del Estado que ni cumple la Constitución ni tiene pensado hacerlo –Judicial–.

En lugar de cruzarse de brazos a la espera de que González Pons salga de la reunión confirmando que su pálpito pesimista era acertado y anunciando otro par de años más de secuestro judicial, PSOE y Sumar podían decir basta y ponerse a trabajar en una reforma de la ley de nombramientos, cambiando las mayorías necesarias para que el secuestro acabe de una vez por todas. La mayoría democrática para hacerlo está ahí. ¿Por qué no lo hacen? Si García Castellón o cualquier otro héroe togado decide que terrorismo es un huevo colgando y el otro lo mismo, habrá que revisar en la ley la definición de terrorismo para que un acto tan grave, conocido y doloroso en España no pueda ser retorcido por los salvapatrias endosándoselo a manifestantes catalanes sin una gota de sangre en sus manos. Podría el Gobierno y la mayoría parlamentaria de la investidura dejar de tenerle miedo a las togas y salir ahí a hacer pedagogía, a explicar ante qué estamos. En los medios españoles y en Bruselas. Porque la doctrina Homer Simpson, que dice que si cierras los ojos ante algo ese algo ya no sucede, no está funcionando demasiado bien.

Sánchez, tras cuatro años disimulando que nada pasaba en los medios españoles porque el traje del sentido de Estado es más cómodo que el de lucha en el fango, sufrió un revolcón electoral y tuvo que enfrentar el problema de que la mayoría mediática en manos de la derecha no cumplía su labor de informar, sino que se dedicaban a otra cosa. Enfrentar la realidad le funcionó. ¿Cuánto tiempo y revolcones necesitará este Gobierno para afrontar que el Poder Judicial en manos de la derecha no se dedica a la justicia, sino a una cosa bastante peligrosa? ¿Qué tipo de complejo tienen los poderes Ejecutivo y Legislativo emanados de la voluntad popular frente a un Poder Judicial emanado de la negativa de la derecha a aceptar las reglas del juego?

QOSHE - Pedro Sánchez y la doctrina Homer Simpson - Gerardo Tecé
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Pedro Sánchez y la doctrina Homer Simpson

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03.02.2024

Arrancamos febrero con cielos soleados en el sur, nublados en el norte, Alberto Chicote visitando El Hormiguero, otra semifinal del Benidorm Fest y el Poder Judicial intentando destruir los poderes Legislativo y Ejecutivo. Un jueves cualquiera en una España acostumbrada a asistir con pachorra absoluta a momentos históricos. Hablando de Historia. Habría que ir pensando en rebautizar la Plaza de Colón. Sería de justicia –nunca mejor dicho– si el García Castellón que convierte infartos en terrorismo, el que señala a Puigdemont por la invasión de Ucrania o cualquier otro que, con togas y a lo loco, se anime a intentar acabar con el gobierno votado, finalmente consiguen su objetivo. Plaza del Ejército Nacional-Judicial suena bien. Además, toca ir actualizando referentes.

Mientras el glorioso bando nacional-togado sigue en su ardua tarea de destrozar la Justicia para poder así destrozar también la política, se anuncia nueva reunión entre PSOE y PP para intentar desbloquear el Poder Judicial, secuestrado por la derecha desde hace cinco años. Será en Bruselas en un par de semanas y los negociadores serán el ministro Bolaños por parte del PSOE y González Pons por parte de quienes se declaran dueños de la propiedad. Pons ya ha advertido ante los medios, logrando no reírse, que se muestra pesimista de cara a lograr un acuerdo. Es lo mismo que declaró el Dioni cuando la policía le dio el alto para que no huyese con el furgón del dinero: me muestro pesimista, gritó mirando........

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