1- Uno suele no ver lo que está harto de ver. Por eso a nadie le sorprendieron las imágenes, en el local del PP, emitidas el lunes posterior a las elecciones gallegas. Se trataba del staff del PP celebrando, ante las cámaras, el resultado electoral. La cosa consistió en un acto alargado, en el que el staff daba saltitos, aplaudía y, en términos generales, sonreía con la boca llena de dientes, lo dicho, ante las cámaras. Nadie celebra así nada, si bien, a pesar de ello, a nadie le sorprendieron esas imágenes extrañas, bizarras, incluso. Lo que es un indicativo de que, antes de ver esas imágenes, ya estábamos, lo dicho, hartos de verlas. ¿Pero dónde? Estuve varios días pensando en ello, hasta que por fin hallé su origen.

2- El origen son, a su vez, dos orígenes. Por una parte, está a) la sobreactuación propia de los realities. Si un beso no volvió a ser lo mismo tras el primer beso mudo de Hollywood, lo mismo sucede con las exhibiciones de estados de ánimo, que no volvieron a ser lo mismo tras el nacimiento del reality, en los 90 del siglo XX. Pero, por otra parte, y más determinante incluso, está el género mismo del que partía aquella representación del staff PP. Se trata de un género que carece de nombre, por lo que se lo pondré ahora: aquel staff, simplemente, reproducía algo que vemos en abundancia, y que no es otra cosa que b) las-expresiones-ensimismadas-y-felices-de-los-rostros-de-las-personas-que-aparecen-detrás-de-los líderes-en-un-mitin-en-jornada-electoral-cuando-hay-conexión-en-directo-con-el-telediario. La ceremonia absurda del staff del PP no era, así, más que una fiesta en la oficina, única, singular, si bien con a) y con b) como para una boda.

3- La cosa b) es muy importante, a su vez. Es la época. Explica la relación del votante y del militante –esos tipos que están detrás del líder, durante la conexión con el telediario, meneando la bandera, sin poder hacer otra cosa– con el líder y con el partido, con el proyecto. Es una relación extraña: sólida, si bien carente de solidez alguna. No es una relación fundada en un proyecto específico, sino más bien en un proyecto, precisamente, no específico. El votante/militante expone en su rostro la identificación, más allá de la duda, con un producto, en cuya fabricación no participa. Lo que indica que el votante/militante no está tanto en un acto participativo –esto es, político– como en un acto de mercadotecnia. Lo que indica que el marketing –la búsqueda de identificación, de adhesión, a un producto frente a otros– modula, tal vez suple, la política. El staff del PP, en su acto del lunes postelectoral, hizo eso, de hecho: identificarse consigo mismo, sin fisuras. Es decir, y esto es lo verdaderamente importante: entendió que no recurrir a esa mezcla de reality y marketing, habitual, cotidiana ya en la política, era algo rarísimo. Exhibir fisuras.

4- Esta semana estoy intentando explicar lo que va sucediendo a partir de los trazos de época formulados, en un plis-plas, durante los idus del 11M de 2004. La actualidad política de la que he ido escribiendo ha ido quedando así resumida a través de juguetes 11M: intentos de polarización, con los que, a partir de material fake, elaborar bloques. Y los bloques son un chollo. Permiten la identificación del votante con líderes que tienden a ser irresponsables –literalmente; no tienen en cuenta a sus votantes, salvo para que vertebren, a través del marketing, y no de la política, una fuerte identificación con esas marcas denominadas ‘líderes’ y ‘partidos’–.

5- Esa identificación, su cantidad, su volumen, es la libertad que poseen los políticos para emitir. Cuanta más identificación provocan, más libertad para emitir obtienen. Y, por lo que ha pasado en las últimas horas, debemos comprobar que algunos líderes disponen, o creen disponer, de mucha identificación.

Aragonès parece haberse quitado de encima dos listas procesistas, próximas al trumpismo, que pueden no tener tiempo suficiente para formalizarse

6- Hace escasas horas, Aragonès anunciaba elecciones anticipadas. Por no haber podido aprobar los presupuestos. Algo contradictorio. En el sistema fundado tras 1945 –y hoy, tras la crisis de 2008, inexistente–, los presupuestos eran el punto en el que se desarrollaba la política, la derecha –el ahorro– y la izquierda –el gasto social–. Emitir política sin presupuestos –esto es, sin política, tan solo con identificación del votante con sus líderes– es algo ya habitual en Catalunya, esa España dos o tres años antes. Por lo mismo, no es importante, sino usual, no aprobar unos presupuestos. Si Aragonès ha decidido convocar elecciones, la decisión no tiene nada que ver con los presupuestos/la elaboración de política, sino con la identificación, con la necesidad de ampliarla, con ver una oportunidad para ello. Veamos, en todo caso, qué criterios ha podido utilizar Aragonès en su toma de decisión para convocar elecciones.

7- Aragonès ha evaluado el estado de identificación de los contrarios. Con cierta inteligencia, en unos casos, y con una posible y llamativa ausencia de inteligencia, en otros.

8- Cierta inteligencia: la decisión de Aragonès pilla con el paso cambiado a PSC. Su líder –ministro de Sanidad en un momento en el que, como hoy ya sabemos, una mascarilla cotizaba al cambio a 10 casos Roldán– está salpicado por el asunto Koldo, ese motor de no-identificación. Y puede estarlo –o lo que es peor: parecerlo– mucho más, conforme avance esta liga. Bien por Aragonès. Mal, me temo, por el PSC.

9- Por otra parte, Aragonès parece haberse quitado de encima, por el mismo precio, dos listas procesistas, próximas al trumpismo, que pueden no tener tiempo suficiente para formalizarse. Se trataría de la lista de la ANC, y otra lista en torno a la exconsellera Ponsatí. Es posible que Aliança Catalana, una lista de extrema-derecha más gore y próxima a Rassemblement National –y de la que es el gran ideólogo un primo de Aragonès, por cierto–, esté más adelantada en su formación. Lo sabremos en breve. Meditación: es curiosa esa preocupación de ERC por quitarse de encima esos partidos pequeños, frikis y extremo-derechistas. La razón: la identificación, en los partidos procesistas, hoy no parece tener trazos izquierdistas en absoluto, sino que se condensa en los llenapistas ‘identidad’ y ‘rechazo a la inmigración’. Al eliminar de La Gran Carrera de los Autoslocos Procesistas a dos, tal vez tres, cacharros extremo-derechistas, ERC protege su identificación, evita que se reparta. Lo que indica hacia qué lado se ha inclinado el procesismo en sus más de 10 años de actividad identificativa y de desactivación política.

La capacidad de identificación de Puigdemont es alta. En las últimas proyecciones electorales, Junts es el segundo partido, por detrás del PSC, y por delante de ERC

10- Es posible que Aragonès no haya estado tan fino a la hora de analizar a Puigdemont. Puigdemont, que ya se ha presentado a dos elecciones autonómicas desde 2017, podría repetir una tercera. Está imputado por dos delitos, sí. Malversación en el TS, que no implica, en principio, condena de cárcel, y terrorismo –wala– en la AN, causa de la que ha sido separado, junto a otro aforado, por el TS. La jueza instructora de ese caso en el TS –es progre, lo que abre un abanico de posibilidades no inquisitoriales; o no– será determinante para saber, en breve, si Puigdemont puede presentarse o no a las elecciones. Otras variables, que hacen confuso predecir esa decisión, son también difíciles de calcular y predecir. Se trata de variables como el alcance real de la amnistía, o como el aforamiento de Puigdemont –que no se pierde cuando se disuelve el europarlamento, sino cuando se forma el nuevo y el aforado no ha sido reelegido–. Por lo mismo, otra variable consistirá en ver si Puigdemont, para mantener ese aforamiento, decide volverse a presentar también a las elecciones europeas. O, ya puestos, la variable consistente en saber si decidirá volver a Catalunya como candidato autonómico o como candidato a las europeas. Puigdemont, desde 2017, ha sido, en ese sentido, un tipo arriesgado y decidido. Pero en absoluto valiente. Si quiere aumentar su identificación, hasta hacerla determinante y/o muy superior a la convocada por ERC, debería, como los héroes griegos, poner a prueba su mortalidad y destino, jugársela. Importante: la capacidad de identificación de Puigdemont es alta. En las últimas proyecciones electorales, Junts es el segundo partido, por detrás del PSC –que le supera por casi siete puntos–, y por delante de ERC –a quién supera por un punto–. No está nada mal para un partidito sin estructuras y sin mucho que decir, salvo defender, en modo PP post11M, que la versión de 2017 que defiende en verdad sucedió. Y, claro, lo que queda de todo aquello: identidad, y el bla-bla-bla con la inmigración.

11- Es curioso que, por el tema elecciones catalanas, Sánchez haya renunciado a emitir presupuestos para 2024. No solo hubiera sido una buena emisión de política, sino que hubiera sido una verbalización de lo que se podría hacer con los fondos europeos, que ahora será aún más discreta y opaca. En todo caso, en la política de la identificación, da igual emitir o no presupuestos, como ha quedado claro. La decisión de no hacerlo, explica la época, el post11M: que unas elecciones –incluso autonómicas– suponen la suspensión de la política y el monocultivo de la propaganda de campaña, esa serie de dinámicas que persigue aumentar la identificación. Lo que se inventó el 11M –supeditar, radicalmente, la política al electoralismo–, hoy, visto lo visto, sucede en todos los barrios.

El complejo de casinos ha sido el punto de ruptura oficial de Comuns con los presupuestos de ERC y PSC, y lo que ha ocasionado estas elecciones

12- Sorprende, no obstante, que el partido que ha anunciado que su gran seña de identidad –en torno a la que pretende crear identificación– será la abolición de la prostitución –algo meramente propagandístico: en el neoliberalismo no se puede abolir un mercado– no se haya coordinado con el PSC para que matizara su apoyo al proyecto Hard Rock –un gigantesco Las Vegas europeo, sobre terrenos propiedad del banco favorito de los partidos políticos catalanes, y que necesitará, sí llega a realizarse, de un buen contingente, nutrido y constante, de prostitución, debidamente organizado a través de proxenetas I+D–. El hecho de que Moncloa no haya insistido a Illa para que modulara un paso atrás al respecto, incluso testimonial, y facilitara, con ello, los presupuestos, que hubieran evitado a su vez estas elecciones, habla de cierta improvisación. De cierta dejadez. De cierto piñón fijo. Algo propio de una legislatura más avanzada y ya sin remedio. Lo que puede ser un indicio del futuro.

13- Ese complejo de casinos, por cierto, ha sido el punto de ruptura oficial de Comuns con los presupuestos de ERC y PSC, y lo que ha ocasionado estas elecciones adelantadas. Había otros puntos de fricción, como el bipartito de facto PSC-ERC en el Ajuntament de BCN, que marginaba y dejaba sin función a Comuns. El tema casinos no aparecía en los presupuestos, pero de alguna manera ha vuelto a la vida recientemente, como posibilidad real en la planificación territorial de Catalunya, ese territorio, rico en identificaciones de la sociedad con sus políticos, en el que, tras más de 10 años de nada, se carece de planificación territorial alguna. Yolanda Díaz, contra lo que se dice, no podía haber impuesto un cambio de opinión de Comuns, o no tan fácilmente, pues Comuns es el primer partido del pack Sumar que ha negociado recientemente su relación con la casa matriz. Es, sobre el papel, de soberanía absoluta, en modo PSUC-PCE/IU-ICV/lo de siemprezzzzz. Una suerte de vuelta al empate eterno de ICV, aquel partido que nunca ganaba o perdía. Comuns, por otra parte, un grupo que se ha vinculado, tal vez más de lo pertinente, a una amnistía que ni ha modulado, ni ha participado, ni ha suscitado mucho interés en sus votantes, necesitaba algo sexy con lo que ser identificado. La negativa al Hard Rock, lo es para sus votantes.

Ayuso sigue siendo rica en identificación en Madrid. Pero nunca podría dar el salto a la política española, ámbito en el que carece de ella

14- Ayuso, esta semana, ha superado sin inmutarse dos casos –la presunta corrupción de su pareja, y un informe que planteaba la muerte de más de 7.000 ancianos, durante la covid, como una dejación de funciones–, que hubieran enviado al garete a un político europeo. O, incluso, a un político español. No está claro que, no obstante, eso haya sucedido. Ayuso sigue siendo rica, millonaria, en identificación en Madrid. Pero nunca, me temo, podría dar el salto a la política española, ámbito en el que carece de identificación, y en el que tampoco serían entendidas sus fotografías junto a un narco.

15- La identificación, su cantidad, su volumen, es la libertad que poseen los políticos para emitir, etc.

QOSHE - Elecciones anticipadas y 11M - Guillem Martínez
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Elecciones anticipadas y 11M

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17.03.2024

1- Uno suele no ver lo que está harto de ver. Por eso a nadie le sorprendieron las imágenes, en el local del PP, emitidas el lunes posterior a las elecciones gallegas. Se trataba del staff del PP celebrando, ante las cámaras, el resultado electoral. La cosa consistió en un acto alargado, en el que el staff daba saltitos, aplaudía y, en términos generales, sonreía con la boca llena de dientes, lo dicho, ante las cámaras. Nadie celebra así nada, si bien, a pesar de ello, a nadie le sorprendieron esas imágenes extrañas, bizarras, incluso. Lo que es un indicativo de que, antes de ver esas imágenes, ya estábamos, lo dicho, hartos de verlas. ¿Pero dónde? Estuve varios días pensando en ello, hasta que por fin hallé su origen.

2- El origen son, a su vez, dos orígenes. Por una parte, está a) la sobreactuación propia de los realities. Si un beso no volvió a ser lo mismo tras el primer beso mudo de Hollywood, lo mismo sucede con las exhibiciones de estados de ánimo, que no volvieron a ser lo mismo tras el nacimiento del reality, en los 90 del siglo XX. Pero, por otra parte, y más determinante incluso, está el género mismo del que partía aquella representación del staff PP. Se trata de un género que carece de nombre, por lo que se lo pondré ahora: aquel staff, simplemente, reproducía algo que vemos en abundancia, y que no es otra cosa que b) las-expresiones-ensimismadas-y-felices-de-los-rostros-de-las-personas-que-aparecen-detrás-de-los líderes-en-un-mitin-en-jornada-electoral-cuando-hay-conexión-en-directo-con-el-telediario. La ceremonia absurda del staff del PP no era, así, más que una fiesta en la oficina, única, singular, si bien con a) y con b) como para una boda.

3- La cosa b) es muy importante, a su vez. Es la época. Explica la relación del votante y del militante –esos tipos que están detrás del líder, durante la conexión con el telediario, meneando la bandera, sin poder hacer otra cosa– con el líder y con el partido, con el proyecto. Es una relación extraña: sólida, si bien carente de solidez alguna. No es una relación fundada en un proyecto específico, sino más bien en un proyecto, precisamente, no específico. El votante/militante expone en su rostro la identificación, más allá de la duda, con un producto, en cuya fabricación no participa. Lo que indica que el votante/militante no está tanto en un acto participativo –esto es, político– como en un acto de mercadotecnia. Lo que indica que el marketing –la búsqueda de identificación, de adhesión, a un producto frente a otros– modula, tal vez suple, la política. El staff del PP, en su acto del lunes postelectoral, hizo eso, de hecho: identificarse consigo mismo, sin fisuras. Es decir, y esto es lo verdaderamente importante: entendió que no recurrir a esa mezcla de reality y marketing, habitual, cotidiana ya en la política, era algo rarísimo. Exhibir fisuras.

4- Esta semana estoy intentando explicar lo que va sucediendo a partir de los trazos de época formulados, en un plis-plas, durante los idus del 11M de 2004. La actualidad política de la que he ido escribiendo ha ido quedando así resumida a través de juguetes 11M: intentos de polarización, con los que, a partir de material fake, elaborar........

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