José Agustín Caballero, padre de nuestra filosofía

Más de ciento cincuenta años marcados por hechos y hombres con su carga de heroísmo, sacrificio y enseñanzas forjaron la nación cubana. Este país creció y se fortaleció en la lucha por la utopía universal del hombre. Conciencia de nación que se arraiga en un patriotismo inclaudicable; amor sin límite a la libertad, fortalecido más tarde en el combate y en la guerra; sed de conocimientos y cultura, afirmados en una nítida visión universal, comenzaron a gestarse en el alma cubana desde finales del siglo XVIII y principios del XIX. Desde entonces, los cubanos tenemos el corazón puesto en la patria Cuba, en la patria América y en la patria humanidad, como la clave para entender la magnitud y agudeza de las enormes contradicciones que hemos debido enfrentar.

Fuerzas económicas, hostiles a nuestro país, se han expresado en diversas corrientes políticas, sociales y culturales. El extraordinario poderío económico del colonialismo español primero y del imperialismo yanqui después, tenían como último recurso para mantener su predominio el aparato de violencia representado por los ejércitos profesionales de las metrópolis y el de la oligarquía cubana. Los enormes obstáculos que Cuba encontró en su camino hacia un desarrollo libre de injerencias extranjeras, exigieron desde la época de la colonia una gran firmeza de conciencia para ir en post de la defensa de la independencia nacional.

El padre José Agustín Caballero es la voz de oposición que se adelanta a la fecha de la época orgánica que vive Cuba hasta finales del siglo XVIII, como afirmó Medardo Vitier y en ese sentido agregó: “Caballero y Varela dibujan la crisis de la colonia en lo político y lo docente. Estudiar los orígenes de esa crisis es estudiar los primeros brotes de nuestra Cultura. La nacionalidad empieza a plasmarse y a cobrar perfil, coincidiendo con las primeras direcciones fuertes de la mentalidad cubana. Media un abismo, es cierto, entre aquella sociedad, vista en conjunto y el noble grupo de guiadores de la primera mitad del siglo”.[1]

Caballero es reconocido también, como la figura que da inicio al reformismo en los estudios filosóficos en nuestro país y es considerado el fundador de la corriente del electivismo filosófico cubano; porque fue el creador de un nuevo método de pensar y hacer Filosofía que tuvo una “evidente intención reformadora, a través de su labor filosófico- pedagógica”.[2]

La propuesta del electivismo filosófico de Caballero, está orientada a la superación del escolasticismo medieval. Él invitaba a la observación de la naturaleza, a abolir la repetición mecánica y a defender el método de la experimentación en las Ciencias Naturales. Por esa razón, sus ideas fertilizaron el camino al desarrollo de las ciencias en nuestro país. Es por ello que los especialistas en el tema, afirman que Caballero insertó de lleno, no solo en sus lecciones de Filosofía, sino también en el panorama que le tocó vivir, las doctrinas de Locke, Condillac, Bacon y algunos aspectos de la Física de Isaac Newton y las ideas renovadoras de Renato Descartes. Por eso es considerado el primer intelectual que en nuestra Patria postuló y sentó las bases de un pensamiento racional y antidogmático. Caballero, fue, en fin, la figura clave de transición para comprender el pensamiento filosófico y social que se produjo en Cuba durante la primera mitad del siglo XIX.

En la Cátedra de Filosofía del Seminario de San Carlos ─la que ganó por oposición e impartió por espacio de veinte años desde 1785 hasta 1805─ realizó una labor encomiable y prestó un servicio indiscutible a la Patria, porque fue capaz de trasmitir a sus alumnos “un nuevo método de pensar, que enseñó sobre todo verbalmente”.[3] Caballero fue un aventajado maestro de maestros, el maestro de Filosofía de la prestigiosa institución citada; entre sus eminentes discípulos se destacan Félix Varela, José Antonio Saco y su sobrino José de la Luz y Caballero.

En toda su obra se observa una permanente preocupación por sacar al país del tremendo atraso en el que estaba inmersa la educación. En el ensayo titulado: “Memorias sobre la necesidad de reformar los estudios universitarios”, planteó la exigencia inexcusable de la transformación universitaria y criticó su espíritu escolástico. Asimismo, luchó por llevar adelante reformas y libertades para los maestros y para la enseñanza en la Isla.

A Caballero, se deben las reformas filosófico-educativas, inspiradas en el más puro espíritu ilustrado: “Confirió a la Educación un rol de primer orden para la ilustración de las mentes y la transformación de la realidad, denunciando abiertamente la caducidad del sistema de la enseñanza pública de la época y el estorbo que ello constituía para el desarrollo de las artes y las ciencias; señaló la necesidad de ampliar las potestades de los maestros y la libertad de elección de estos sobre cómo instruir a la juventud y qué conocimientos trasmitirles; introdujo en la pedagogía filosófica el conocimiento del pensamiento moderno europeo experimentalista y racionalista con sus nuevas propuestas de método; solicitó al trono español la inclusión de la Cátedra de Gramática castellana; reclamó, en fin, una reforma radical en el campo de la enseñanza, que estuviese a la altura del Siglo de las Luces, de la Patria y la juventud cubana.[4] Por todo ello pudo afirmar Roberto Agramonte: “En Caballero no hay propiamente un sistema de pedagogía, como no hay un sistema de las Ciencias, pero hay una actitud pedagógica, una actitud filosófica, una actitud científica, cuyas improntas quedarán impresas perdurablemente en los alvéolos de nuestra cultura in status nascenti”.[5]

Philosophia electiva (1797), fue el texto manuscrito de Caballero que se convirtió en la primera obra filosófica escrita en Cuba y es uno de los primeros empeños por sistematizar los conocimientos filosóficos en la Isla. En esta obra nos legó, una inequívoca definición de lo que significa el método electivo, cuando afirmó: “Es más conveniente al filósofo, incluso al cristiano, seguir varias escuelas a voluntad, que elegir una sola a la que adscribirse.”[6]

Para rendirle homenaje de recordación en este 189 aniversario de su partida física a la inmortalidad, recordemos las hermosas palabras que sobre él escribió, José de la Luz y Caballero, el ilustre pedagogo y filósofo cubano, su sobrino y discípulo: “El padre Agustín fue el que descargó los primeros golpes contra el escolasticismo y uno de los primeros en fomentar el desarrollo de las letras y el patriotismo en Cuba”. No olvidemos jamás a quién fue tan tempranamente, nuestro reformador filosófico educativo. La figura que jugó un rol y papel central en la formación de la conciencia nacional cubana.

[1] Medardo Vitier. Las ideas en Cuba. La filosofía en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2002, p. 6.
[2] Rita Buch. “De Caballero a Martí. Trayectoria de la filosofía cubana electiva en el siglo XIX”, Revista Honda, No 25, 2009, pp. 49-62.
[3] Rita Buch, Obra citada, p. 9.
[4] Rita Buch, Obra citada, p. 18.
[5] Roberto Agramonte. José Agustín Caballero y los orígenes de la conciencia cubana. Biblioteca del Departamento de Intercambio Cultural, Universidad de La Habana, 1952. P. 308.
[6] José Agustín Caballero. Philosophia electiva, Artículo Séptimo de la Disertación Primera: Sobre la Filosofía en general.

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José Agustín Caballero, padre de nuestra filosofía

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11.04.2024

José Agustín Caballero, padre de nuestra filosofía

Más de ciento cincuenta años marcados por hechos y hombres con su carga de heroísmo, sacrificio y enseñanzas forjaron la nación cubana. Este país creció y se fortaleció en la lucha por la utopía universal del hombre. Conciencia de nación que se arraiga en un patriotismo inclaudicable; amor sin límite a la libertad, fortalecido más tarde en el combate y en la guerra; sed de conocimientos y cultura, afirmados en una nítida visión universal, comenzaron a gestarse en el alma cubana desde finales del siglo XVIII y principios del XIX. Desde entonces, los cubanos tenemos el corazón puesto en la patria Cuba, en la patria América y en la patria humanidad, como la clave para entender la magnitud y agudeza de las enormes contradicciones que hemos debido enfrentar.

Fuerzas económicas, hostiles a nuestro país, se han expresado en diversas corrientes políticas, sociales y culturales. El extraordinario poderío económico del colonialismo español primero y del imperialismo yanqui después, tenían como último recurso para mantener su predominio el aparato de violencia representado por los ejércitos profesionales de las metrópolis y el de la oligarquía cubana. Los enormes obstáculos que Cuba encontró en su camino hacia un desarrollo libre de injerencias extranjeras, exigieron desde la época de la colonia una gran firmeza de conciencia para ir en post de la defensa de la independencia nacional.

El padre José Agustín Caballero es la voz de oposición que se adelanta a la fecha de la época orgánica que vive Cuba hasta finales del siglo XVIII, como afirmó Medardo Vitier y en ese sentido agregó: “Caballero y Varela dibujan la crisis de la colonia en lo político y lo docente. Estudiar los orígenes de esa crisis es estudiar los primeros brotes de nuestra Cultura. La........

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