Foto: De la página en Facebook del autor.

Santiago de Chile.- Ya no hay gritos de aliento, tampoco se entonan los himnos nacionales de los campeones y los deportistas regresan a sus países con nostalgia, sean o no medallistas. La última parte de la delegación cubana lo hace este lunes. Pero al cronista le quedan unas últimas líneas que sellen la cobertura desde lo que quizás poco o mucho se habló en medio de la dinámica informativa.
Para hacerlo más preciso, les propongo 10 ítems que los resuma, aunque, por supuesto, pudieran ser muchos más.

Su aporte fue de 11 títulos y 26 medallas, más otras tres logradas en equipos mixtos. Pero no solo en números, sino en gallardía y apoyo a sus compañeros. Idelannis Gómez a Saidel Horta y Yusneylis Guzmán “La Chiqui” a Franklin Marén son apenas dos ejemplos de parejas en el que ellas llevaron el oro a la casa y ellos la plata, cual expresión de complemento feliz.

Imposible dejar de mencionar el relevo 4x200 de la natación y de nuestras clavadistas, así como la ciclista Arlenis Sierra, sin duda, una de las más grandes deportistas de Cuba hoy.

Pocas veces el atleta deja de mencionarlos cuando triunfan, aunque lo cierto es que los entrenadores son los padres intelectuales de todas las medallas. Y también los tutores del fracaso si diseñan mal la preparación que luego no se reconoce.

Ahora vimos a muchos quedarse sin voz, subirles la presión y hasta llorar. Al igual que los médicos, anónimos, pero imprescindibles, por solo poner dos ejemplos, en el oro de Iván Silva de judo y de Gabriel Rosillo en la lucha, así como en la plata de Cristian Abreu en pelota vasca.

Invitados por Panam Sports, estas tres figuras estuvieron cargadas de actividades oficiales, pero no faltaron en las instalaciones para acompañar a los nuestros, más allá de sus deportes favoritos.

La potente voz de Mijaín desde las gradas, indicándole a los luchadores, se escuchaba más en el recinto que la del propio entrenador. Sotomayor por segunda vez sirvió de guía e inspiración a Luis Enrique Zayas en su segunda corona consecutiva en salto de altura. Yumilka sufrió más con su voleibol, pero igual la vimos en las pesas, tiro y baloncesto con esa inteligencia y carisma para comunicar lo que otros no pueden.

Es cierto que ningún deportista, sea del país o disciplina que fuera, acepta gustoso una derrota, por muy mal que lo haya realizado. La diferencia entre los nuestros y el resto no estriba en el dolor, sino en el sacrificio y esfuerzo mayor que hicieron para llegar hasta ese instante, con limitaciones de todo tipo, y a veces con una competencia o ninguna de envergadura en el año.

Ese dolor es de impotencia y por eso algunos merecen aplausos por el solo hecho de intentarlo en esas condiciones respeto a sus rivales.

Somos quinto en esta XIX edición y todavía segundos en el total histórico de estas citas. Es el entorno que nos corresponde a partir del contexto socioeconómico, las potencialidades reales que tenemos, el retroceso en algunas disciplinas por temas objetivos y subjetivos y los rivales más poderosos en economía y dinero invertido en el deporte. Pero también es realidad que alcanzamos 29 medallas menos; que retrocedimos en boxeo de 8 a 2 oros en cuatro años; que 22 disciplinas aportaron podios en Lima 2019 y esta vez fueron 17; que Brasil solo en oros (66) obtuvo casi el total de nuestras preseas, algo no visto en 18 versiones precedentes.

Si algo nubla y debe preocuparnos en este tipo de citas múltiples es el descenso en deportes colectivos, incluso cuando no estaban los mejores exponentes.

Béisbol, baloncesto, voleibol, balonmano, polo acuático y sóftbol no son hoy ni la sombra que fuimos y no todo aquí pasa por emigración y economía, porque precisamente en ellos es donde se concentran las mayores contrataciones en escenarios internaciones de nuestros atletas. Vayamos al fondo y revisemos qué seguimos haciendo mal. Hay tela para cortar.

Las instalaciones y el programa competitivo no tuvieron manchas, excepto en la marcha olímpica y la medición del circuito (responsabilidad que se demostró no era de los organizadores).

No construyeron grandes elefantes blancos para los Juegos, sino que aprovecharon lo que tenía con ajustes y economía de recursos también, pues una misma sede pudo acoger a dos y hasta tres deportes, de manera escalonada.

Alrededor del Estadio Nacional ubicaron la mayoría y desde la apreciación de especialistas y evaluadores del más alto nivel, son perfectas para acoger cuando quieran unos Juegos Olímpicos.

El coro Chi-Chi-Chi, Le-Le-Le, Viva Chile se hizo más internacional que lo que ya era en cada competencia. Los boletos no pasaron de siete u ocho dólares los más caros y repartieron algunos gratis para discapacitados y personas de bajos ingresos amantes al deporte.

Los números hablan de ser los segundos juegos con más personas en las instalaciones tras los de La Habana 1991. En caso de no ser un competido local, las preferencias hacia los deportistas cubanos la vimos y vivimos siempre. Agradecidos entonces.

Cuba alcanzó boletos olímpicos en tenis de mesa, pentatlón moderno y boxeo. Quizás pudieron ser más, pero lo decisivo será repensar preparación y dinero a invertir en lo adelante, sin que por eso demos la espalda a deportes que prácticamente volverán a revivir con los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 2026.

Judo, lucha, boxeo, tiro, canotaje, tenis de mesa, voleibol de playa, pesas, ciclismo de ruta y atletismo se han ganado la prioridad, con análisis particulares para otras pruebas. El modelaje en Santiago de Chile nos deja avizorar casi a ocho meses de distancia, que entre 4 y 6 títulos olímpicos todavía es posible.

Concluye con felicidad la actuación cubana, al margen de todas las variables e intentos por minimizar que si fulanito o tal país no vino. Se compite con los que están no con las hipótesis. Toca ahora ser capaz de festejar y valorar esta faena con aprendizajes y lecciones. El mérito mayor de lo logrado está en la entrega que vimos y pudimos contar; en las lágrimas que no describimos, pero salieron; en la Cuba que habitó en cada uno de los atletas cada vez que salían a su escenario de acción. Alentar ese espíritu y no el triunfalismo es lo que hace hoy al pueblo sentir orgullo de sus deportistas.

¡Cuba os contempla!

QOSHE - Santiago 2023: Orgullo, Cuba os contempla (Final) - Joel García
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Santiago 2023: Orgullo, Cuba os contempla (Final)

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07.11.2023

Foto: De la página en Facebook del autor.

Santiago de Chile.- Ya no hay gritos de aliento, tampoco se entonan los himnos nacionales de los campeones y los deportistas regresan a sus países con nostalgia, sean o no medallistas. La última parte de la delegación cubana lo hace este lunes. Pero al cronista le quedan unas últimas líneas que sellen la cobertura desde lo que quizás poco o mucho se habló en medio de la dinámica informativa.
Para hacerlo más preciso, les propongo 10 ítems que los resuma, aunque, por supuesto, pudieran ser muchos más.

Su aporte fue de 11 títulos y 26 medallas, más otras tres logradas en equipos mixtos. Pero no solo en números, sino en gallardía y apoyo a sus compañeros. Idelannis Gómez a Saidel Horta y Yusneylis Guzmán “La Chiqui” a Franklin Marén son apenas dos ejemplos de parejas en el que ellas llevaron el oro a la casa y ellos la plata, cual expresión de complemento feliz.

Imposible dejar de mencionar el relevo 4x200 de la natación y de nuestras clavadistas, así como la ciclista Arlenis Sierra, sin duda, una de las más grandes deportistas de Cuba hoy.

Pocas veces el atleta deja de mencionarlos cuando triunfan, aunque lo cierto es que los entrenadores son los padres intelectuales de todas las medallas. Y también los tutores del fracaso si diseñan mal la preparación que luego no se reconoce.

Ahora vimos a muchos quedarse sin voz, subirles la presión y hasta llorar. Al igual que los médicos, anónimos, pero imprescindibles, por solo poner dos ejemplos, en el oro de Iván Silva de judo y de Gabriel Rosillo en........

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