PUERTO PADRE, Cuba.- Requinto es el segundo quinto de una cantidad así dividida. Requintar es pujar la quinta parte en un arrendamiento ya quintado. Pero requintar también significa exceder, aumentar.
En el campo cubano o en la mar, solemos decir que algo está requintado cuando las amarras se han apretado al máximo. Y a partir del 1ro de marzo, el régimen va a requintar los controles sobre la tierra y el ganado. Veamos.
Esta semana, la televisión nacional informó de lo que han dado en llamar “proceso especial” o “investigación especial al ganado mayor y al uso y tenencia de la tierra”, pero ya desde el pasado enero, durante una visita a Las Tunas, cuando se reunió con dirigentes de los ocho municipios de la provincia, el ministro de Agricultura Ydael Pérez Brito se refirió a la que será una evaluación finca por finca, para determinar el aprovechamiento de los terrenos y detectar las “posibles ilegalidades para su rápida solución”, reportaron medios oficiales.
Y digo que el régimen va a requintar los controles sobre la tierra y el ganado vacuno a juzgar por las misiones que cumplen quienes realizarán la “indagación”, que, además de los funcionarios de la Agricultura, serán oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), el Ministerio del Interior (MININT), la Fiscalía General de la República (FGR), la Controlaría General y el Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (INOTU), entre otros inspectores.
Presumo, por experiencia, que en la evaluación de los terrenos las FAR intervendrán con sus medios técnicos, entiéndase satelitales, de geodesia y cartografía y otros, para ubicar y establecer límites, uso y tenencia de los suelos, que luego los especialistas jurídicos de la Agricultura evaluarán como lícitos o ilícitos, y ya ahí cabe esperar la investigación penal del MININT y la actuación de la Fiscalía, o de la Contraloría, pudiendo darse casos de intervención del INOTU, otrora Instituto de Planificación Física, en el caso de edificaciones construidas sin cumplir las reglas de esa institución.
Respecto al rebaño vacuno, la “investigación especial al ganado mayor y al uso y tenencia de la tierra” hará un conteo físico, animal por animal, concordando el tipo de res (vaca, toro, terneros, añojos o buey) con el expediente del propietario. En el caso de aparecer faltantes no registrados, también cabe esperar la actuación penal de policías y fiscales.
Y, si existe incumplimiento de “entrega de leche al Estado”, no es raro esperar por un pronunciamiento de la Agricultura y la Contraloría, respecto a ventas forzosas de sus reses, de aquellos poseedores de ganado que carecen de tierras propias o en usufructo, y hacen pastar a sus animales en la vía pública, o en terrenos agrícolas o forestales.
Cabe preguntar: ¿Qué busca el régimen con tan concienzudo “proceso especial” o “investigación especial al ganado mayor y al uso y tenencia de la tierra” en Cuba?
Sin una solución a la vista de la crisis alimentaria que vive Cuba, con una población envejecida -y con ingresos económicos que cada día tienen menos poder adquisitivo, como resultado de una espiral inflacionaria que no se detiene-, ante todo y de forma urgente, el régimen buscará requisar hasta el último litro de leche, hasta la última libra de carne, y hasta la última yuca o el último boniato que produzcan los campesinos -que son los únicos que producen-, pues las tierras estatales en su inmensa mayoría, permanecen ociosas, cubiertas de marabú y de toda suerte de matorrales.
Y, agotado el discurso político, sin resultados el ve y vuelve a los campos, en un ir y venir inútil de los comisarios del Partido Comunista, sin conseguir más leche, carne, arroz y frijoles, el régimen totalitario acude a la coacción administrativa y penal, y para ello, sí, comprobará quién realmente es el propietario actual de una finca, y si una casa o un corral están debidamente construidos. Pero el objetivo fundamental es cómo buscar solución a una situación de hambre.
Recuérdese que el hambre, necesariamente, no tiene que producirse por la falta de alimentos, sino que también es la condición en que las personas no tienen la capacidad física o financiera que les permita obtener qué comer, suficiente para satisfacer las necesidades básicas de nutrición.
Comida hay en Cuba. Pero es cara. Una libra de arroz puede costar entre 170 y 250 pesos, una libra de carne de cerdo más de 600 pesos, un pan 100 pesos y una libra de harina de maíz 80. Pero millones de cubanos no tienen dinero para comprar alimentos a ese precio.
Y entonces el régimen, que en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) vende leche importada de España o de México a más de dos dólares el litro (esto es a unos 700 pesos según la tasa de cambio real), ahora irá a trincar al vaquero cubano para que venda leche y carne a precio de monopolio, el de la centralización castrocomunista.
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