MIAMI, Estados Unidos. – Al principio de los años 90 hicimos el viaje de rigor a Cayo Hueso. Rendí tributo a la poeta cubana Juana Borrero, quien está enterrada en el cementerio de esa ciudad donde, por cierto, también hay una tumba para los marineros fallecidos en la explosión del Maine.

Durante esa misma jornada visité la casona de Hemingway, con menos personalidad vivencial que la de San Francisco de Paula en las afueras de La Habana.

Al final del recorrido éramos despedidos por una suerte de personaje histórico, semejante a los hacendados del sur de Estados Unidos, con sombrero de ala ancha para mitigar el sol y vestido de dril blanco.

Como me pareció algo altivo aquel caballero, se me ocurrió ponerlo a prueba y le pregunté si conocía el destino de la medalla del Premio Nobel concedido a Hemingway y me respondió que probablemente estaba en posesión de sus herederos.

Me dio mucho gusto sacarlo del desconocimiento y le dije que la medalla descansaba entre las numerosas ofrendas concedidas a la Virgen de la Caridad del Cobre en su ermita del Oriente cubano.

En dos ocasiones tuve la suerte de estar en la mítica Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba. Fue con giras de escritores y artistas organizadas por el Ministerio de Cultura para conocer sitios notables de la historia cubana.

Sería a finales de los años 80, cuando el régimen comenzó a levantar las prohibiciones religiosas oficiales, que tanto perturbaron a los creyentes nacionales.

Además de la Medalla del Premio Nobel de Hemingway, me llamaron la atención los numerosos tributos a la Virgen de soldados del ejército de Batista junto a emblemas de los guerrilleros bajados de la Sierra Maestra. Tal vez era el único rincón de la Isla donde los cubanos podían convivir con opiniones encontradas.

Hubo un tiempo largo y cruel donde el máximo icono religioso de mis compatriotas era ignorado y anatemizado por el castrismo en su guerra abierta contra la fe.

En 1994, Félix de la Nuez dirigió con el consentimiento del ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), su breve documental La Virgen del Cobre que presenta opiniones de devotos, en contraposición a la de personas descreídas de su importancia religiosa.

Se le agradece al documental la muestra de insignias militares anteriores al castrismo, dedicadas a la Virgen, así como la referencia a sus milagros, promesas cumplidas y procesiones sumamente concurridas, luego de ser autorizadas.

Es ostensible, sin embargo, que De la Nuez contó con magros recursos para la realización de su documental.

En el año 2014 todavía la hermosa película Conducta, del director Ernesto Daranas, sacudió a comisarios oficialistas cuando la memorable maestra Carmela, interpretada por Alina Rodríguez ―que en paz descanse―, decide dejar en el mural del aula, la estampa de la Virgen de la Caridad colocada espontáneamente por una de sus alumnas, ante el asombro de algunos estudiantes y de administradores de la escuela.

Ni siquiera cuando el papa Juan Pablo II la coronó como Patrona de Cuba, al ICAIC se le ocurrió producir la película que merecía la santa.

En el exilio del sur de la Florida, sin embargo, disfruta de su propia ermita a la orilla del mar, desde hace más de medio siglo, sitio de fe, reflexión y convocatoria de libertad para la Isla oprimida.

Ha recibido numerosos homenajes a los cuales viene a sumarse ahora un videoclip musical del realizador Eliecer Jiménez, dedicado a una nueva versión del himno Virgen mambisa, de los compositores Rogelio Zelada y Orlando Rodríguez.

La emotiva canción, que es un reclamo a la madre de todos los cubanos, ha estado prohibida en la Isla por rogar que “se adelante la hora de nuestra liberación”. Es, por otra parte, una convocatoria de unión, a “que seamos hermanos”; y considera a la Virgen como el “corazón del pueblo”, en franca contradicción con la decadente doctrina castrista.

Eliecer Jiménez, quien viene precedido del éxito de Veritas, sin duda el más importante documental dedicado a la gesta de la Brigada 2506, que ahora puede ser disfrutado en YouTube, ha utilizado para el videoclip el título homónimo de la canción, solo que le agregó entre paréntesis el término “exiliada”.

La portentosa voz de Haydée Milanés se apropia del himno con toda la esperanza y los sueños que convoca, acompañada del legendario Pavel Urquiza, quien también se ocupa del arreglo y la producción musical.

Se distingue la presencia de la Coral Cubana, dirigida por el Maestro Andrés Trujillo, así como el siempre provocativo violín de Alfredo Triff.

En poco más de cinco minutos de duración, Jiménez resume, como un relámpago, momentos emblemáticos de la accidentada historia de emancipación cubana donde el manto sagrado de la virgen ha velado por la certidumbre de una alternativa que alguna vez se volverá certeza para todo el pueblo.

Las imágenes del video, esmeradamente elegidas, se imbrican en la canción como una suerte de caleidoscopio de hechos y personalidades que han rescatado la dignidad del pueblo cubano frente a la humillación dictatorial.

Virgen mambisa (exiliada) ya se inscribe en los homenajes artísticos y culturales de la Patrona de Cuba, donde se vislumbra el país probable. La presentación oficial del video musical tendrá lugar el miércoles 6 de diciembre a las 7:00 p.m. en el Salón P. Félix Varela de la Ermita de la Caridad y será compartido en plataformas digitales.

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Estrenarán en Miami video musical dedicado a la Virgen de la Caridad

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20.11.2023

MIAMI, Estados Unidos. – Al principio de los años 90 hicimos el viaje de rigor a Cayo Hueso. Rendí tributo a la poeta cubana Juana Borrero, quien está enterrada en el cementerio de esa ciudad donde, por cierto, también hay una tumba para los marineros fallecidos en la explosión del Maine.

Durante esa misma jornada visité la casona de Hemingway, con menos personalidad vivencial que la de San Francisco de Paula en las afueras de La Habana.

Al final del recorrido éramos despedidos por una suerte de personaje histórico, semejante a los hacendados del sur de Estados Unidos, con sombrero de ala ancha para mitigar el sol y vestido de dril blanco.

Como me pareció algo altivo aquel caballero, se me ocurrió ponerlo a prueba y le pregunté si conocía el destino de la medalla del Premio Nobel concedido a Hemingway y me respondió que probablemente estaba en posesión de sus herederos.

Me dio mucho gusto sacarlo del desconocimiento y le dije que la medalla descansaba entre las numerosas ofrendas concedidas a la Virgen de la Caridad del Cobre en su ermita del Oriente cubano.

En dos ocasiones tuve la suerte de estar en la mítica Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba. Fue con giras de escritores y artistas organizadas por el Ministerio de Cultura para conocer sitios notables de la historia cubana.

Sería a finales de los años 80, cuando el........

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