LA HABANA, Cuba. – La académica de la universidad de Granada Inmaculada Szmolka Vida, en un interesante artículo sobre “los regímenes políticos híbridos”, nos brinda, en una perspectiva de política comparada, las herramientas conceptuales para caracterizar el castrismo tardío y proponer que el sistema político cubano está lejos de poder conceptualizarse como régimen político híbrido a pesar de las transformaciones de los últimos años como la llamada eufemísticamente “actualización del modelo de desarrollo socialista”. Estas solo son políticas encaminadas a reacomodar las estructuras de poder ante una profunda crisis sistémica y adaptarse a realidades sociales, económicas y culturales contemporáneas hostiles a su desempeño altamente deficiente.

La investigadora y especialista en Política Comparada también nos brinda una serie de premisas que condicionan la necesidad de revisar la tipificación clásica tradicional establecida por las Ciencias Políticas para clasificar los regímenes políticos (democráticos, autoritarios, totalitarios y sultanáticos) argumentando que la sacudida llevada a cabo por la tercera ola democratizadora no siempre trajo el nacimiento de nuevas democracias. deben recordarse, por solo citar algunos casos emblemáticos, los sistemas políticos de Rusia, Bielorrusia y Kazajistán. Teniendo en cuenta que estos sistemas políticos que podemos denominar mixtos o híbridos porque tienen elementos democráticos y mecanismos autoritarios en sus desempeños, las Ciencias Políticas contemporáneas se vieron necesitada de una nueva tipificación más abarcadora capaz de reflejar los diferentes regímenes políticos que coexisten en la actualidad y propuso la construcción de un aparato metodológico que tuviera presente las dimensiones siguientes: “pluralismo y competencia política en la consecución del poder y en el desarrollo de los procesos políticos, funcionamiento del gobierno, y derechos y libertades públicas”.

Con estos elementos se desarrolló una estrategia bipolar para identificar los extremos de la propuesta metodológica: los regímenes “democráticos plenos” y los “autoritarismos absolutos”. La zona intermedia entre estos dos polos contrapuestos serían los regímenes “híbridos”. En esta demarcación metodológica los extremos de la tipología no admiten grado con relación a las dimensiones evaluativas; mientras que los nombrados regímenes políticos híbridos sí admiten grados que pueden cumplir ciertas dimensiones evaluativas, como plantea Szmolka Vida: los “autoritarismos con adjetivos”pueden ser “democracias defectivas” o sistemas “autoritarios pluralistas”.

Para una caracterización del castrismo tardío

El castrismo tardío, desde la salida de Fidel Castro Ruz del poder y la toma de Raúl Castro Ruz del control del régimen ―primero como presidente interino, después como presidente en funciones y en la actualidad como tutor y guía desde la sombra― ha tenido que realizar adaptaciones y reacomodos principalmente en el área de la estatizada y centralizada economía para prolongar su existencia y tratar de oxigenarse. Estos procesos tienen relevancia en la sociedad, modifican las relaciones de los sujetos sociales al restarle grados de dependencia del Estado; es lo que algunos politólogos nombran como proceso de “des-totalización”, por la necesidad que tiene el esquema societal de reconfigurar algunas de sus áreas para poder aspirar a tener otras inamovibles. Ejemplos relevantes son China y Vietnam.

Estos elementos descritos no representan lo que algunos analistas describen erróneamente como un movimiento del sistema cubano hacia un régimen político híbrido, como pueden catalogarse sus dos aliados en la región: los gobiernos de Nicolás Maduro y la dinastía cuasi-familiar del binomio Ortega-Murillo.

Caracterizando al régimen político cubano desde la perspectiva propuesta por Szmolka Vida, estamos en presencia de un sistema político “donde no existe Estado de derecho, ni reconocimiento de los principales derechos políticos y libertades públicas. No se admite la posibilidad de existencia de grupos políticos que representen otros intereses u objetivos distintos a los de quienes ejercen el poder. En los procesos electorales, si los hubiera, solo participan los candidatos del régimen político”.

Esto, en la tipología propuesta por la investigadora, se nombra como “autoritarismo cerrado”.

Una constante en el ejercicio del poder por el régimen político cubano en toda su trayectoria, que data de más de 60 años, coincide con las dimensiones analíticas que están presentes en el esquema metodológico propuesto para definir los “autoritarismos cerrados” y que enumero a continuación:

-Negación del derecho de asociación y reunión.

-Negación de la libertad de expresión.

-Restricciones a la libertad religiosa.

-Ausencia de pluralismo y de libertad de prensa en los medios de comunicación. Medios de comunicación sujetos al control del Estado.

-Abusos continuos cometidos por el Estado sin que exista protección judicial, uso arbitrario de la violencia por parte del Estado y papel policial del Estado, violador sistemático de los derechos humanos.

Un tema que se hace relevante en este análisis del régimen político cubano es su posible evolución hacia una “democracia plena” o un “sistema híbrido”, lo que analistas políticos y activistas han nombrado el “cambio-fraude”. De esta forma, el castrismo buscaría recomponerse para que disminuyan las presiones internacionales, maquillar su imagen, crear una ruta crítica para que los responsables de violaciones de los derechos humanos evadan la justicia y la élite de poder pueda mantener su hegemonía en otros contextos.

Pienso que sería un régimen transitorio que evolucionaría hacia la construcción de una democracia plena y que el nombrado “cambio-fraude” sería una etapa de transición, entre muchas razones, porque estos regímenes cerrados no admiten reformas parciales. Recuerden el intento de Gorbachov de reformar el llamado socialismo del Estado soviético. En el caso cubano se suma la cercanía a Estados Unidos y la influencia y el nivel de organización del exilio cubano: pero al margen de todos estos factores la última palabra para construir una democracia plena desde el “autoritarismo cerrado” la tiene la sociedad en su conjunto, y al parecer la cubana comienza a despertar.

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Régimen cubano: “autoritarismo cerrado”

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12.03.2024

LA HABANA, Cuba. – La académica de la universidad de Granada Inmaculada Szmolka Vida, en un interesante artículo sobre “los regímenes políticos híbridos”, nos brinda, en una perspectiva de política comparada, las herramientas conceptuales para caracterizar el castrismo tardío y proponer que el sistema político cubano está lejos de poder conceptualizarse como régimen político híbrido a pesar de las transformaciones de los últimos años como la llamada eufemísticamente “actualización del modelo de desarrollo socialista”. Estas solo son políticas encaminadas a reacomodar las estructuras de poder ante una profunda crisis sistémica y adaptarse a realidades sociales, económicas y culturales contemporáneas hostiles a su desempeño altamente deficiente.

La investigadora y especialista en Política Comparada también nos brinda una serie de premisas que condicionan la necesidad de revisar la tipificación clásica tradicional establecida por las Ciencias Políticas para clasificar los regímenes políticos (democráticos, autoritarios, totalitarios y sultanáticos) argumentando que la sacudida llevada a cabo por la tercera ola democratizadora no siempre trajo el nacimiento de nuevas democracias. deben recordarse, por solo citar algunos casos emblemáticos, los sistemas políticos de Rusia, Bielorrusia y Kazajistán. Teniendo en cuenta que estos sistemas políticos que podemos denominar mixtos o híbridos porque tienen elementos democráticos y mecanismos autoritarios en sus desempeños, las Ciencias Políticas contemporáneas se vieron necesitada de una nueva tipificación más abarcadora capaz de reflejar los diferentes regímenes políticos que coexisten en la actualidad y propuso........

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