LA HABANA, Cuba. – Aunque no nos hemos acostumbrado y nunca nos acostumbraremos, el regalo de Navidad habitual del régimen de La Habana para el pueblo son las malas noticias. En esta ocasión, las nuevas medidas anunciadas por el miembro del Buró Político y primer ministro Manuel Marrero Cruz han creado inquietud, zozobra y perplejidad entre los habitantes de la mayor de las Antillas, que en la actualidad y desde hace al menos un lustro atraviesa la que posiblemente sea su peor crisis económica después de 1902. Crisis provocada de hecho por los propios dirigentes del país, pues una de las tácticas más empleadas por los comunistas es mantener al pueblo temeroso del futuro.

Este nuevo desatino a modo de timo o amenaza (o ambos), viene únicamente a reforzar la crisis económica. De cualquier manera, por mucho que los gobernantes nos prometan quiméricas mejorías, ya los cubanos de la Isla no esperamos más que pobreza. Pues mucho hablan los voceros del régimen sobre aumentar los precios del gas, de los alimentos, del combustible, del transporte y del agua, pero nada sobre redimensionar las pensiones y el salario mínimo para enfrentar la carestía de la vida. Carestía que además se agudiza apenas revelados los indeseables incrementos, y ellos lo saben. De momento, la realidad es que con una pensión de $1.500 pesos o un sueldo mínimo de $2.200 no alcanza para cubrir las necesidades más elementales, habida cuenta de que el precio del cartón de 30 huevos se elevó a $3.500 a raíz de la noticia, y otro tanto sucedió con el de los frijoles y otros alimentos básicos. Y el del dólar, ni se diga: este 19 de enero ya alcanzó los 276 pesos, y expertos vaticinan que podría llegar a $300 antes de concluir el mes.

Naturalmente, estas cifras no se refieren al precio del dólar a nivel estatal, sino al del mercado negro. No obstante, ello no impidió que el primer ministro lo empleara como referencia para ilustrar cuán asequible, desde su punto de vista, resulta actualmente el combustible en la Isla, en comparación con cualquier otro país del mundo. Claro que el ministro olvidó aclarar si en cualquier otro país del mundo alguien se ve obligado a malvivir con menos de ocho dólares al mes, como sucede en la Isla.

La situación nos trae a la mente aquella consigna lanzada por el Gobierno, (“Vamos con todo”) y la consiguiente respuesta de muchos ciudadanos: “¿Adónde vamos? ¿Y con qué vamos, si no hay nada?”. Y es que no se necesita ser economista para darse cuenta de que el país está en ruinas, no solo porque el castrismo acabó con el desarrollo industrial alcanzado hasta 1958, sino también porque ha provocado el éxodo brutal e incesante de fuerza de trabajo, fundamentalmente jóvenes, y profesionales capacitados que ante la intolerancia del Gobierno se ven obligados a abandonar el país en busca de libertad y bienestar.

Algunos de los diputados que participaron en el Segundo Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) han declarado a la prensa oficial que el país precisa dólares, y para conseguirlos es necesario “dinamizar la economía”. Y además lo afirman con un aplomo inconcebible, como si fuera cuestión de coser y cantar. Naturalmente, no es difícil deducir que han hecho sus cálculos, pues de acuerdo con el propio Marrero Cruz se impone “recuperar los flujos de remesas e incentivar su captación”. Para lograrlo, se proponen aprovisionar las desabastecidas tiendas en MLC, donde, como su nombre lo indica, solo se puede pagar en moneda libremente convertible, y más específicamente, en moneda virtual, transferida en principio desde el extranjero. O sea, que los cubanos de la diáspora envíen más dólares mientras más hambre y necesidades asfixien a sus familiares en Cuba.

Por su parte, el miembro del Buro Político del Partido y presidente del Parlamento, Esteban Lazo Hernández, pretende “aumentar las riquezas” y “preservar las conquistas de la Revolución” con una productividad ínfima y una industria obsoleta y colapsada. Al fin y al cabo, durante 65 años la dictadura no ha cesado de pedirnos más y más sacrificios con la promesa de un futuro de bienestar que nunca hemos visto. En vez de eso, hoy somos una población envejecida, engañada e incapaz de sustentarse de manera autónoma.

Con todo, los mandamases cubanos no renuncian a esgrimir el embargo estadounidense, y más recientemente también la pandemia de COVID-19, como excusa para su ineptitud. ¿De qué otro modo llamarle al fracaso de una medida tras otra a través de más de seis décadas de dominio absoluto? El resultado no podía ser diferente: han logrado llevar a nuestro país a la ruina y hundir al pueblo en la miseria, mientras la élite y sus familiares y acólitos, cada día más empoderados, rechonchos y rozagantes, disfrutan sin obstáculos de sus prósperos negocios, de su vasto patrimonio y del fruto de su latrocinio.

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Nuevas medidas para aumentar las riquezas… ¿del país?

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20.01.2024

LA HABANA, Cuba. – Aunque no nos hemos acostumbrado y nunca nos acostumbraremos, el regalo de Navidad habitual del régimen de La Habana para el pueblo son las malas noticias. En esta ocasión, las nuevas medidas anunciadas por el miembro del Buró Político y primer ministro Manuel Marrero Cruz han creado inquietud, zozobra y perplejidad entre los habitantes de la mayor de las Antillas, que en la actualidad y desde hace al menos un lustro atraviesa la que posiblemente sea su peor crisis económica después de 1902. Crisis provocada de hecho por los propios dirigentes del país, pues una de las tácticas más empleadas por los comunistas es mantener al pueblo temeroso del futuro.

Este nuevo desatino a modo de timo o amenaza (o ambos), viene únicamente a reforzar la crisis económica. De cualquier manera, por mucho que los gobernantes nos prometan quiméricas mejorías, ya los cubanos de la Isla no esperamos más que pobreza. Pues mucho hablan los voceros del régimen sobre aumentar los precios del gas, de los alimentos, del combustible, del transporte y del agua, pero nada sobre redimensionar las pensiones y el salario mínimo para enfrentar la carestía de la vida. Carestía que además se agudiza apenas revelados los indeseables incrementos, y ellos lo saben. De momento, la realidad es que con una........

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