LA HABANA, Cuba.- Por sorpresa ha tomado a los cubanos el anuncio de varias destituciones a nivel ministerial. Entre las cabezas cortadas está la de Alejandro Gil, exministro de economía y artífice del nuevo paquetazo económico que ha debido ser aplazado, supuestamente por un ciberataque.

Algo salió muy mal. Lo vio venir hasta el último cubano de a pie, pero nuestros dirigentes, que en sus mentes suelen planificarlo todo, darle el visto bueno e incluso llevarlo a la victoria, acaban de darse cuenta de que, en la práctica, el paquetazo es una monstruosidad y las condiciones para su aplicación no estaban ni remotamente creadas.

Apenas anunciaron lo que venía, el euro y el dólar pusieron proa hacia los trescientos pesos en el mercado informal, una subida que se hizo sentir de inmediato en los precios de bienes básicos y, por consiguiente, en el bolsillo de los consumidores. Aun así, el paquetazo iba. Díaz-Canel aseguró que esas medidas son “necesarias e impostergables”, de modo que a los cubanos solo les quedaba apretarse el cinturón más todavía y aguantar el trancazo.

Pero de repente se le pone freno a la barbaridad por culpa de un ciberataque y Alejandro Gil, junto a otros cuatro ministros, es relevado de sus funciones. Casi seis años diseñando metódicamente la ruina de los cubanos, desde que el propio Díaz-Canel lo designara, en julio de 2018, para un cargo que le quedaba inmenso.

Gil es un ingeniero en Explotación del Transporte, algo que en Cuba no sirve para nada. Su función al frente del ministerio de Economía nunca fue arreglar lo que bien sabían él, y quienes lo nombraron, no tenía arreglo. Su cometido fue, simplemente, hacer malabares con una papa caliente que no pudieron endosarle a nadie más, apoyar a Marino Murillo cuando dijo que el peor año de la pandemia era el mejor para implementar el Ordenamiento Monetario, y enorgullecer a Díaz-Canel contando salchichas para repartirlas, dizque equitativamente, entre una población muerta de hambre.

Ahora Gil ha sido destituido, pero no para que vaya a la cárcel. Ni siquiera será llamado a contar por cada una de las barrabasadas cometidas durante su servicio. Gil podría incluso regresar a Londres, de donde nunca quiso salir, con unos cuantos millones de dólares. Esa sería su recompensa por gestionar la miseria cubana, porque esta revolución es tan grande que premia la ineficiencia tanto como persigue el activismo y la disidencia.

En su lugar ha sido nombrado Joaquín Alonso Vázquez, hasta ahora presidente del Banco Central de Cuba, el banco que no es de nadie, cada vez más hundido en deudas. Alonso Vázquez pasará a decorar el despacho que antes ocupaba Gil para liquidar lo que queda. Lo hará sin el menor remordimiento porque se trata del mismo sujeto que, mientras fungía como presidente de Casas de Cambio (CADECA), vio a miles de cubanos perder sus ahorros de toda la vida cuando eliminaron el CUC con una tasa cambiaria de 1×24, para casi enseguida permitir que el valor de cambio del dólar alcanzara los cincuenta pesos por unidad y siguiera su marcha astronómica, que hoy se aproxima a los 300 pesos.

Tras bambalinas el poder real desecha a lo ministros, pero Díaz-Canel sigue ahí, y con él una recua de parásitos que roban y vacilan el comunismo a la cara. No sería una sorpresa que Alejandro Gil, como Murillo, quien debería estar preso, terminara al frente de alguna empresa estatal que produce rubros exportables, para asegurarse jugosos dividendos mientras la debacle nacional es guiada por el ministro de turno.

Quienes están habituados a estas movidas “estratégicas” para que los despistados crean que alguien está pagando el desastre en que se ha convertido este país, saben que Alonso Vázquez no va a resolver nada. En todo caso, se acomodará en su nuevo barril y dejará que los chapuceros de verde olivo lo llenen de mierda hasta desbordarlo. Al cabo de tres o cuatro años será relevado de sus funciones y colocado en el anonimato, con privilegios de otra categoría, pero privilegios al fin.

Lo único diferente de esta purga ministerial es que nadie se traga que Gil haya sido el único culpable. En la calle se ha extendido el criterio de que no basta con unos pocos ministros, sino que hay que sacarlos a todos, empezando por Díaz-Canel, y desmontar este sistema de una vez.

No se ha vuelto a mencionar el ciberataque, pero se rumora que el sabotaje vino de dentro y no desde el exterior, como aseguraron cuando hicieron público el asunto. Nada extraño habría en eso, pues el actual gobierno está tan desmoralizado que su propia gente lo desprecia.

Mientras el sistema implosiona los cubanos se preparan para comer roscas, pues otra cosa no puede esperarse de un ministro de la industria alimentaria que, dicen, es licenciado en Educación pero fungió como especialista en una empresa de Acueductos y Alcantarillados.

Del ministerio que ahora debe dirigir nada sabe Alberto López Díaz, al igual que los cubanos no saben nada de él, pues toda la información sobre su persona y trayectoria es bastante general y vaga. No obstante, su formación como cuadro es aceptable y eso es todo lo que se necesita en Cuba para acceder a las más altas responsabilidades. Talento y cualificación son descartables. Lo que importa es mostrar una lealtad perruna al poder.

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QOSHE - No bastan cinco ministros. Hay que sacarlos a todos - Javier Prada
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No bastan cinco ministros. Hay que sacarlos a todos

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05.02.2024

LA HABANA, Cuba.- Por sorpresa ha tomado a los cubanos el anuncio de varias destituciones a nivel ministerial. Entre las cabezas cortadas está la de Alejandro Gil, exministro de economía y artífice del nuevo paquetazo económico que ha debido ser aplazado, supuestamente por un ciberataque.

Algo salió muy mal. Lo vio venir hasta el último cubano de a pie, pero nuestros dirigentes, que en sus mentes suelen planificarlo todo, darle el visto bueno e incluso llevarlo a la victoria, acaban de darse cuenta de que, en la práctica, el paquetazo es una monstruosidad y las condiciones para su aplicación no estaban ni remotamente creadas.

Apenas anunciaron lo que venía, el euro y el dólar pusieron proa hacia los trescientos pesos en el mercado informal, una subida que se hizo sentir de inmediato en los precios de bienes básicos y, por consiguiente, en el bolsillo de los consumidores. Aun así, el paquetazo iba. Díaz-Canel aseguró que esas medidas son “necesarias e impostergables”, de modo que a los cubanos solo les quedaba apretarse el cinturón más todavía y aguantar el trancazo.

Pero de repente se le pone freno a la barbaridad por culpa de un ciberataque y Alejandro Gil, junto a otros cuatro ministros, es relevado de sus funciones. Casi seis años diseñando metódicamente la ruina de los cubanos, desde que el propio Díaz-Canel lo designara, en julio de 2018,........

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