LA HABANA, Cuba. – El año 1960 fue el último en el que Cuba experimentó superávit en su intercambio comercial de bienes y mercancías. Es decir, que vendió más que lo que compró a nivel internacional. Esa situación muestra claramente el atolladero al que el castrismo ha conducido a la economía cubana. Ni en los tiempos de la “tubería soviética”, cuando los mercados del CAME se abrían preferentemente para los productos cubanos, el castrismo logró alcanzar una balanza favorable en su intercambio comercial.

Al cierre de 2022 el déficit comercial cubano en bienes y mercancías alcanzó, según datos aportados por el Anuario Estadístico de Cuba correspondiente a ese año, los 7.663 millones de dólares. Esa cifra fue superior a lo reportado en el 2020 y 2021, periodos en que los déficits fueron de 5.528 millones y 6.465 millones de dólares, respectivamente.

El referido déficit comercial cubano se localiza fundamentalmente en el intercambio de la Isla con sus principales socios comerciales. El déficit con Venezuela es del orden de los 1.973 millones de dólares, con Rusia se monta en 841 millones de dólares, con China alcanza los 737 millones de dólares, mientras que con España el déficit asciende a los 665 millones de dólares.

Así las cosas, se efectúa por estos días la 39a. edición de la Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2023), un evento que trata de atraer la inversión extranjera a la Isla con el objetivo de que las empresas cubanas o asentadas en el territorio nacional cuenten con materias primas, tecnologías y capital, y de esa manera puedan elevar sus niveles de producción y exportación de productos. A lo que se uniría una hipotética sustitución de importaciones.

Entonces, si el anterior panorama deviniera en realidad, fundamentalmente lo relacionado con el aumento de las exportaciones, podría disminuirse el déficit comercial de Cuba.

Sin embargo, los deseos no se cumplen en la práctica. La inversión extranjera no llega en la cuantía necesaria, y la menguada producción nacional de los que pudieran ser los principales rubros de exportación no va a generar los ingresos que necesita la economía. Y las importaciones cubanas, aun en medio del eslogan oficialista de “sustituir importaciones”, suben de un año para otro. En el pasado 2022 fueron del orden de los 9.833 millones de dólares, mientras que en 2020 y 2021 ascendieron a 7.230 millones y 8.431 millones de dólares, respectivamente.

Algunos funcionarios castristas, en el contexto de FIHAV 2023, han manifestado su deseo de que la Isla pueda en un futuro equilibrar la relación comercial que sostiene con sus contrapartes. O sea, que logre reducir el déficit comercial que presenta con sus socios comerciales.

Mas, de acuerdo a como acontecen los hechos, es difícil que esa aspiración se materialice mediante un aumento de las exportaciones. Por lo tanto, parece ser que únicamente por medio de una reducción de sus importaciones podrá el régimen atenuar su déficit comercial de bienes y mercancías.

Y una merma en los niveles de importación, en especial lo referido a productos alimenticios, combustibles y otros artículos de primera necesidad, acentuará el desabastecimiento y la hambruna que padece el cubano de a pie.

Hace poco el primer ministro Manuel Marrero asistió en China a la VI Exposición Internacional de Importaciones. Es probable que Xi Jinping haya convencido al señor Marrero de la inevitabilidad de que Cuba continúe aumentando sus importaciones ―algo que a China le convendría si el castrismo pagara puntualmente―, y que se olviden de los déficits comerciales.

Al cabo, sea de una u otra manera, los déficits comerciales parecen ser inherentes a las economías estatizadas que reprimen la acción del mercado.

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QOSHE - El castrismo y su fiel compañero: el déficit  - Orlando Freire Santana
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El castrismo y su fiel compañero: el déficit 

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13.11.2023

LA HABANA, Cuba. – El año 1960 fue el último en el que Cuba experimentó superávit en su intercambio comercial de bienes y mercancías. Es decir, que vendió más que lo que compró a nivel internacional. Esa situación muestra claramente el atolladero al que el castrismo ha conducido a la economía cubana. Ni en los tiempos de la “tubería soviética”, cuando los mercados del CAME se abrían preferentemente para los productos cubanos, el castrismo logró alcanzar una balanza favorable en su intercambio comercial.

Al cierre de 2022 el déficit comercial cubano en bienes y mercancías alcanzó, según datos aportados por el Anuario Estadístico de Cuba correspondiente a ese año, los 7.663 millones de dólares. Esa cifra fue superior a lo reportado en el 2020 y 2021, periodos en que los déficits fueron de 5.528 millones y 6.465 millones de dólares, respectivamente.

El referido déficit comercial cubano se localiza fundamentalmente en el intercambio de la Isla con sus........

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