LA HABANA, Cuba.- Hay un suceso de la era castrista que es conocido, pero que no ha recibido —creo— toda la difusión que merece por las tremendas y terribles consecuencias que de él se han derivado para el desdichado pueblo de Cuba y su devenir histórico. Me refiero a la fatídica carta que el 5 de junio de 1958 le escribió el entonces jefe guerrillero Fidel Castro a su secretaria, auxiliar y confidente Celia Sánchez.

Cubadebate, muy orondo, la describe como un documento “que marcaría la historia”. Y glosa lo esencial de su contenido: “En ella, el Comandante en Jefe expresaba su indignación por el apoyo yanqui a la dictadura batistiana y aseguraba que su destino verdadero sería enfrentar al imperialismo”.

También cita de manera textual lo que más resultados ruinosos ha traído para nuestro infortunado pueblo: “Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos”. Lo de “para mí” pudiéramos tomarlo como una muestra de insólita modestia. En puridad, y dada la condición de decisor absoluto de los destinos de Cuba que tuvo desde enero de 1959, debió haber escrito “para mí y mis súbditos”.

En cualquier caso, el hecho cierto es que, tras la trepa al poder y hasta el día de hoy, la cúpula castrista ha actuado como si el objetivo fundamental del Estado Cubano fuese enfrentarse a su gran vecino del norte. Fue por ello que, a diferencia de lo que sucedió con algunas propiedades de canadienses o europeos, las de norteamericanos tuvieron como único destino el despojo mondo y lirondo, ¡sin indemnización de clase alguna! ¡Y todavía se quejan de las medidas de represalia que ellos se empeñan en llamar “Bloqueo”!

Pero sería injusto pretender negar que ese “antiyanquismo a ultranza” ha aportado grandes réditos a la cúpula castrocomunista. Esto es válido, por ejemplo, del apoyo incondicional que en otros tiempos recibieron del Kremlin moscovita. O el que ahora mismo le prestan otros muchos que, guiados también por el odio, la envidia o el resentimiento hacia Estados Unidos, colocan el enfrentamiento a Washington como piedra angular de la política internacional. No importa que se trate de ayatolas de porquería, nostálgicos del bolchevismo, socialistas del siglo XXI o fundamentalistas islámicos.

Estas consideraciones iniciales de carácter general vienen al caso con motivo de la pasmosa declaración que acaba de emitir el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX). El documento oficial lleva como subtítulo una afirmación que resulta sorprendente, por decir lo menos: “Cinco años transcurridos desde el vil y absurdo secuestro de Assel y Landy”.

No resulta fácil encontrar, en este nuevo bodrio castrocomunista, algún aspecto que no motive objeciones en un observador objetivo de los sucesos. Podemos empezar con el título arriba reproducido, que evidencia que los mayimbes habaneros, en puridad, no desean centrarse en el tema actual de la hipotética muerte de los dos médicos cubanos secuestrados en Kenia. Por el contrario, como plantea la cita hecha, lo que se recalca es el paso de un lustro desde el secuestro de ambos.

Y lo anterior, a pesar de lo expresado en el Comunicado emitido por el mismo MINREX el 15 de marzo pasado. En esa ocasión, a raíz de difundirse la lamentable noticia de la supuesta muerte de los dos galenos, se anunció solemnemente: “Las gestiones continuarán con la persistencia y el rigor necesarios, por vías directas e indirectas, y con diversos interlocutores, sin descartar oportunidad alguna para tratar de llegar a toda la verdad de lo sucedido”.

Lo que ahora anuncia el Ministerio cubano queda a buena distancia de este generoso ofrecimiento. De hecho, en el mejor espíritu de la carta del “Máximo Líder” a Celia Sánchez Manduley, el objetivo del nuevo documento castrocomunista es… ¡arremeter contra Estados Unidos y su Gobierno!

Aquí conviene, ante todo, reconocer una obviedad: el bombardeo que presuntamente produjo la muerte de ambos facultativos fue realizado por fuerzas militares de la Superpotencia. Pero también es verdad que no existe la menor evidencia que indique o sugiera que el objetivo del ataque aéreo hayan sido nuestros dos compatriotas.

Si todo se limitara al señalamiento de la participación norteamericana en el bombardeo (no importa cuán tendenciosa y malintencionada sea esa mención), el asunto no despertaría tantas objeciones. Pero es que los burócratas y escribidores del MINREX se han abandonado a un inventario minucioso, tergiversador y mezquino de cualquier aspecto que pueda ser atribuido, siquiera sea en mínima medida, al odiado “imperialismo yanqui”.

Se les culpa de no haber podido “llegar a conclusiones definitivas”; se afirma que “la ausencia de datos y de respuesta pronta y adecuada de parte del Gobierno de Estados Unidos impide contar con elementos certeros para ofrecer a los familiares y a nuestro pueblo una versión concluyente sobre lo ocurrido”. En el paroxismo del desenfreno, ¡se les inculpa de no haber “respondido con la seriedad ni la urgencia requeridas”!

¡Lo que es el colmo! ¡Hablan de falta de “urgencia” cuando han decursado menos de dos meses de la presunta muerte de los médicos (el pasado febrero)! ¡Pero no emplean los mismos términos para referirse a la escandalosa ausencia de resultados durante los cinco años que, como ellos mismos se encargan de recordarnos, han pasado desde el “vil y absurdo secuestro”! ¡Y esto no impide que los mismos castristas se sientan muy complacidos con los restantes actores del turbio sucedido, incluidos ellos mismos!

Porque en la flamante Declaración se afirma que “los Gobiernos de Kenia, Somalia y Cuba han realizado innumerables e ingentes esfuerzos para lograr el rescate de nuestros dos médicos y su retorno a la patria”. ¡Ni siquiera tuvieron la modestia de evitar el autobombo! ¡Y loan sin medida la actuación de los regímenes imperantes en el país del que fueron secuestrados y de aquel en cuyo territorio estuvieron prisioneros por cinco años!

¡Pero es que ni en los anteriores documentos emitidos sobre el tema ni en el de este 12 de abril se emite la menor crítica sobre la organización que perpetró el plagio y mantuvo a los galenos como rehenes! Se trata de Al-Shabaab, organización terrorista y yihadista (esos dos adjetivos parecen un pleonasmo, pero he preferido pecar por exceso), relacionada con Al-Qaeda y radicada en la misma Somalia.

Los plumíferos castrocomunistas han preferido no tocarla ni con el pétalo de una rosa… ¡y culpar de todo a los norteamericanos! ¡Como si estos hubiesen sido los perpetradores del secuestro! ¡Las barbaridades que tenemos que oír y leer los cubanos!

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QOSHE - ¡Seguimos sin una versión oficial sobre la presunta muerte de los médicos cubanos! - René Gómez Manzano
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¡Seguimos sin una versión oficial sobre la presunta muerte de los médicos cubanos!

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15.04.2024

LA HABANA, Cuba.- Hay un suceso de la era castrista que es conocido, pero que no ha recibido —creo— toda la difusión que merece por las tremendas y terribles consecuencias que de él se han derivado para el desdichado pueblo de Cuba y su devenir histórico. Me refiero a la fatídica carta que el 5 de junio de 1958 le escribió el entonces jefe guerrillero Fidel Castro a su secretaria, auxiliar y confidente Celia Sánchez.

Cubadebate, muy orondo, la describe como un documento “que marcaría la historia”. Y glosa lo esencial de su contenido: “En ella, el Comandante en Jefe expresaba su indignación por el apoyo yanqui a la dictadura batistiana y aseguraba que su destino verdadero sería enfrentar al imperialismo”.

También cita de manera textual lo que más resultados ruinosos ha traído para nuestro infortunado pueblo: “Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos”. Lo de “para mí” pudiéramos tomarlo como una muestra de insólita modestia. En puridad, y dada la condición de decisor absoluto de los destinos de Cuba que tuvo desde enero de 1959, debió haber escrito “para mí y mis súbditos”.

En cualquier caso, el hecho cierto es que, tras la trepa al poder y hasta el día de hoy, la cúpula castrista ha actuado como si el objetivo fundamental del Estado Cubano fuese enfrentarse a su gran vecino del norte. Fue por ello que, a diferencia de lo que sucedió con algunas propiedades de canadienses o europeos, las de norteamericanos tuvieron como único destino el despojo mondo y lirondo, ¡sin indemnización de clase alguna! ¡Y todavía se quejan de las medidas de represalia que ellos se........

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