LA HABANA, Cuba. — Este martes es 7 de noviembre. Se conmemora —pues— un aniversario más del acontecimiento que la historiografía roja tradicional bautizó con el nombre rimbombante de “Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia”, cuya autoría se le atribuye a Vladímir Ilich Uliánov (alias “Lenin”). Pero en justicia correspondería conocerlo como “Putsch Bolchevique de Noviembre en Petrogrado y Moscú”, y reconocer que su cabeza fue Lev Davídovich Bronshtéin (más conocido como “Trotski”).

La ocasión resultó propicia para que en Cuba se celebrara la macabra efeméride. Claro que sin tanto lustre como en el pasado, pues ella, felizmente, no recibe ya —tanto a nivel caribeño como mundial— el destaque de hace varios decenios. Las excepciones son algunos seguidores trasnochados de las doctrinas estériles del marxismo leninista, así como Rusia y Belarús, que la añoran no tanto por afinidades ideológicas, sino por las nostalgias de las supuestas grandezas de la antigua URSS.

En Cuba, la celebración se centró en el llamado Mausoleo al Soldado Internacionalista Soviético, en la Autopista de La Habana a San Antonio de los Baños. Allá tuvo lugar una ceremonia militar a la cual acudieron un general de división y simple miembro del Comité Central (José Carrillo), junto con un vicejefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Partido y el exespía Fernando González Llort.

Mucho mayor resalto recibió la inauguración de la 39ª edición de la Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2023). Hasta allá fue el poseedor actual de los títulos más destacados del castrismo. Hablo del primer secretario del único partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien escuchó de modo paciente la peroración del viceprimer ministro y presidente del Comité Organizador, Ricardo Cabrisas Ruiz.

O sea: que los marxistas-leninistas caribeños le concedieron una importancia mucho mayor a la aludida feria comercial que a la conmemoración del Aniversario Número 107 de la primera trepa al poder de correligionarios suyos. No obstante, el primer acto resultó propicio para ensalzar a la patria de Pushkin. Aunque ya no estemos hablando de la Rusia socialista que los rojos del mundo entero veían como su Meca, sino la del genocida dictador Putin, quien, pese a su artera agresión contra la pacífica Ucrania, recibe de sus “amigos cubanos” una cordialidad cada vez más calurosa.

Ambas predilecciones (las que recibieron en La Habana la feria comercial y el país extranjero preferido) las destacó este martes el diario digital 14yMedio, cuyo titular resulta de una elocuencia apabullante: “Los dirigentes solo tienen ojos para Rusia en la FIHAV”. El bajante, a su vez, destaca lo ignominioso de la situación: “España tiene cuatro veces más compañías en el evento, pero Moscú está de moda en la Isla”.

Aquí cabría repetir la conocida frase popular: “Así para el Diablo a quien bien le sirve. ¡De qué poco han servido a la Madre Patria sus cuantiosas inversiones en la Isla; su tolerancia cómplice ante los atropellos perpetrados por el régimen dictatorial! ¡Cuán inútil la obsecuencia de sus representantes que, siendo portavoces de un país democrático, no se cohíben de contemporizar con los desaguisados del castrismo!

En el ínterin, el interés por el inmenso país euroasiático se vio aguijoneado por la presencia de Díaz-Canel en la inauguración de su stand y por los piropos cruzados entre este y el embajador ruso Víctor Koronelli. La atención se centró en la presunta puesta en marcha próxima de un laminador de la “Antillana de Acero” y el hipotético incremento en el número de turistas provenientes del país eslavo.

Conscientes del limitado interés que nuestra pequeña islita, por sí misma, puede despertar en sus interlocutores de la gran potencia, los oradores se esforzaron por agitar el muñeco de nuestro espacio cultural: Según Ana Teresita Fraga, viceministra primera del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Cuba puede “ser un puente con América Latina, una región que tiene mucho que ofrecer al mundo”; a su vez, Antonio Carricarte, presidente de la Cámara de Comercio, ratificó: “La presencia de Rusia” sirve “no solo para intercambios con nuestro país, sino como puente a la región”.

Esta predilección por los representantes de Moscú en la feria me hace recordar unas vivencias de más de seis decenios de antigüedad. Me refiero a la Exposición Soviética que en enero de 1960 fue inaugurada en La Habana con la presencia del entonces vice primer ministro del Kremlin, el armenio Anastás Mikoyán.

Eran los tiempos en que escuchábamos reiteradas protestas del fundador de la dinastía castrista, que viniera o no mucho al caso, repetía una gran mentira ante periodistas nacionales y extranjeros: “Yo no soy comunista”. Pero la realidad marchaba por otros senderos bien diferentes: Conchabado con los “pericones” del viejo Partido Socialista Popular, el plan era engañar al pueblo para inocularle las simpatías al monstruoso socialismo burocrático.

Con ese objetivo espurio, recuerdo que en la Exposición se vendían diversos artículos a precios muy populares. Era, por ejemplo, el caso de relojes de pulsera marca “Poljot”. También recuerdo la exhibición de “un apartamento soviético típico”. Se trataba de una vivienda no muy grande, pero harto acogedora y bien amoblada. Es razonable que no fuese de gran tamaño, si tenemos presente que se trataba de inmuebles para “obreros y campesinos”, no para “burgueses”. Lo malo era que después, durante los cinco largos años de mi estancia como estudiante en Moscú, no vi ninguna que se le pareciera… Lo que sí vi, y con frecuencia, fue una especie de “casas de inquilinato soviéticas”, en las que, en cada habitación del apartamento, residía una familia diferente.

Pero, ¡claro!, eso no lo mostraba la flamante Exposición, ni lo sabían los incautos habaneros que la visitaban y quedaban deslumbrados por el baratísimo reloj “Poljot” y el “típico apartamento proletario”. Pese a todo, lo más increíble no es eso, sino que hoy, después de más de sesenta años viviendo con esas mentiras, ¡pretendan seguir engañando al pueblo cubano, esta vez ya no con la Rusia soviética, pero sí con la del dictador Putin!

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QOSHE - 7 de noviembre en Cuba: ya no tan soviético, pero todavía ruso - René Gómez Manzano
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7 de noviembre en Cuba: ya no tan soviético, pero todavía ruso

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09.11.2023

LA HABANA, Cuba. — Este martes es 7 de noviembre. Se conmemora —pues— un aniversario más del acontecimiento que la historiografía roja tradicional bautizó con el nombre rimbombante de “Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia”, cuya autoría se le atribuye a Vladímir Ilich Uliánov (alias “Lenin”). Pero en justicia correspondería conocerlo como “Putsch Bolchevique de Noviembre en Petrogrado y Moscú”, y reconocer que su cabeza fue Lev Davídovich Bronshtéin (más conocido como “Trotski”).

La ocasión resultó propicia para que en Cuba se celebrara la macabra efeméride. Claro que sin tanto lustre como en el pasado, pues ella, felizmente, no recibe ya —tanto a nivel caribeño como mundial— el destaque de hace varios decenios. Las excepciones son algunos seguidores trasnochados de las doctrinas estériles del marxismo leninista, así como Rusia y Belarús, que la añoran no tanto por afinidades ideológicas, sino por las nostalgias de las supuestas grandezas de la antigua URSS.

En Cuba, la celebración se centró en el llamado Mausoleo al Soldado Internacionalista Soviético, en la Autopista de La Habana a San Antonio de los Baños. Allá tuvo lugar una ceremonia militar a la cual acudieron un general de división y simple miembro del Comité Central (José Carrillo), junto con un vicejefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Partido y el exespía Fernando González Llort.

Mucho mayor resalto recibió la inauguración de la 39ª edición de la Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2023). Hasta allá fue el poseedor actual de los títulos más destacados del castrismo. Hablo del primer secretario del único partido y presidente de la República,........

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