LA HABANA, Cuba.- El pasado martes se conoció la noticia de la lamentable muerte de don Sebastián Piñera Echenique, quien estuvo al frente de los destinos de la fraterna Chile, como presidente democráticamente electo, durante dos períodos (2010-2014 y 2018-2022). El destacado político resultó occiso en un accidente del helicóptero de su propiedad en el cual viajaba.

La luctuosa información me impactó incluso en el plano personal, ya que tuve el honor de conocer personalmente al ilustre chileno, años atrás, con ocasión de coincidir ambos en eventos internacionales. Hablo, claro, de la época en que el régimen castrocomunista aún me permitía viajar, antes de decretar mi “regulación”, que es el neologismo ideado por los instauradores de la neolengua castrista para referirse a la arbitraria prohibición, decretada contra determinados ciudadanos por razones políticas, de ejercer el derecho a salir del país, del cual —se supone— gozamos todos los cubanos desde 2013.

Supe del accidente a través de la emisora chavista TeleSur, cuyos noticiarios suelo ver. Y conste que lo hago no porque sus enfoques parcializados despierten mi especial simpatía; sino porque esos informativos (y, en parte, también los del medio putinesco RT, que es el otro único canal extranjero que puede verse en nuestro país) son menos malos que los de la Televisión Cubana, lo cual es mucho decir de estos últimos.

Mientras yo veía en la emisora caraqueña la versión de los sucesos del día que deseaba proyectar el régimen de Nicolás Maduro, un cintillo anunciaba la caída de la aeronave en la que viajaba el señor Piñera. Por cierto, sin dar más informaciones sobre si se había producido la pérdida de alguna vida humana, lo cual es un buen indicador de la calidad del referido medio (y, por carácter transitivo, también de los de Cuba). No obstante, una rápida búsqueda en internet me permitió conocer de inmediato los detalles de la lamentable noticia.

El suceso, y el posterior funeral de Estado, constituyen un motivo válido para hacer un breve recorrido por la trayectoria vital de esta figura pública. Como cubano, le agradezco mucho sus declaraciones, en el sentido de reconocer como “un desastre” el fatídico “socialismo del siglo XXI”. También su denuncia, en su discurso ante la Asamblea General de la ONU (durante su 73º Período de Sesiones) sobre la falta de libertades en nuestro país, y también en Nicaragua.

Desde el punto de vista de sus compatriotas, don Sebastián representó una alternativa a las ideas socialistas que encarnaba Michelle Bachelet, quien igualmente ocupó la jefatura del Estado, también por votación popular, durante dos períodos no consecutivos. Piñera, empresario exitoso que se enriqueció como introductor en Chile de las tarjetas de crédito, entró en la política y se convirtió en abanderado de las ideas libertarias. En ese sentido, se erigió en una alternativa a la izquierda de su país.

Durante su más reciente estancia en el Palacio Presidencial, don Sebastián enfrentó con firmeza el violento estallido social que sus detractores intentaron presentar como espontáneo. Y esto pese a que la coordinación de sus episodios más violentos y publicitados, como la destrucción de estaciones del metro santiaguino, demuestra que, en puridad, se trató de un intento anticonstitucional de la extrema izquierda para desplazarlo del poder mediante la violencia.

En definitiva, cerró esa segunda gestión presidencial con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 5.3 % y la creación de la friolera de un millón de puestos de trabajo. También tuvo la previsión de negociar con distintos laboratorios del mundo la compra de vacunas contra la COVID-19 cuando el desarrollo de ellas aún no había concluido. Esto, a su vez, convirtió a su largo país en uno de los que lideraron ese proceso de inoculación a escala planetaria.

No obstante, también parece justo señalar lo que nos recuerda Infobae: al producirse, durante su primera presidencia, la tragedia de los 33 mineros que quedaron enterrados en vida, Piñera, en un inicio, “pretendió darlos por muertos (…) apenas dos días después del derrumbe”, para no gastar recursos en una tarea que consideraba inútil”.

En aquella ocasión, el Presidente dio la orden de detener las tareas de rescate, pero en su honor hay que decir que supo rectificar rápidamente ante las protestas de los chilenos, encabezadas por los seres queridos de los mineros. También, y en honor de estos últimos, resulta ineludible reconocer que, según el mismo diario digital, uno de quienes los representaron en el funeral de Estado, este viernes, dijo sobre el occiso: “Nos vamos a quedar con el recuerdo de la frase que dijo: ‘Los vamos a buscar como si fueran nuestros propios hijos’. Damos gracias a Dios de que él nunca bajó los brazos”.

Más allá de cualquier error pasajero, inevitable en cualquier hombre público, hay que reconocer que ha muerto un gran demócrata. Y, en honor del actual presidente izquierdista Gabriel Boric, hay que destacar que este ha sabido pasar por encima de las divergencias ideológicas: decretó tres días de duelo nacional y dispuso la realización de funerales de Estado. También reconoció: “Fue un demócrata desde la primera hora”.

Este viernes también supimos que el actual Jefe de Estado recordó el último diálogo que sostuvo con el Expresidente, durante el cual este le ofreció ayuda. “Siempre puso a Chile adelante”, comentó Boric. En el mismo tono se expresó su antigua contrincante política Michelle Bachelet: “Que su legado sea que solo podemos caminar hacia más libertades”.

Son palabras dignas de aplauso que, en circunstancias análogas, jamás podríamos escuchar en boca de un Ortega, un Maduro o un Castro. ¡Razón adicional para que deploremos la tristísima realidad actual de Cuba! ¡Y para que deseemos con la mayor fuerza un cambio de sistema, que reinstaure en nuestra Patria la “República cordial” por la que tanto abogó, hace ya la friolera de más de tres cuartos de siglo, nuestro último presidente democrático, el doctor Carlos Prío Socarrás!

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QOSHE - Reflexiones por el funeral de Estado de Sebastián Piñera - René Gómez Manzano
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Reflexiones por el funeral de Estado de Sebastián Piñera

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11.02.2024

LA HABANA, Cuba.- El pasado martes se conoció la noticia de la lamentable muerte de don Sebastián Piñera Echenique, quien estuvo al frente de los destinos de la fraterna Chile, como presidente democráticamente electo, durante dos períodos (2010-2014 y 2018-2022). El destacado político resultó occiso en un accidente del helicóptero de su propiedad en el cual viajaba.

La luctuosa información me impactó incluso en el plano personal, ya que tuve el honor de conocer personalmente al ilustre chileno, años atrás, con ocasión de coincidir ambos en eventos internacionales. Hablo, claro, de la época en que el régimen castrocomunista aún me permitía viajar, antes de decretar mi “regulación”, que es el neologismo ideado por los instauradores de la neolengua castrista para referirse a la arbitraria prohibición, decretada contra determinados ciudadanos por razones políticas, de ejercer el derecho a salir del país, del cual —se supone— gozamos todos los cubanos desde 2013.

Supe del accidente a través de la emisora chavista TeleSur, cuyos noticiarios suelo ver. Y conste que lo hago no porque sus enfoques parcializados despierten mi especial simpatía; sino porque esos informativos (y, en parte, también los del medio putinesco RT, que es el otro único canal extranjero que puede verse en nuestro país) son menos malos que los de la Televisión Cubana, lo cual es mucho decir de estos últimos.

Mientras yo veía en la emisora caraqueña la versión de los sucesos del día que deseaba proyectar el régimen de Nicolás........

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