Desde varios puntos de vista, los planes del gobierno estadounidense que condujeron al desembarco en abril de 1961 contra la Revolución Cubana por bahía de Cochinos, al sur de Matanzas, contaban con lo necesario para ser materializados. Sin embargo, la realidad fue otra. En menos de 72 horas fue proclamada la victoria contra el invasor.

La propuesta inicial de un ataque como el de Bahía de Cochinos se elaboró durante el mandato del republicano Dwight Eisenhower.
General de cinco estrellas, Eisenhower poseía singular experiencia en estas lides, pues había protagonizado el desembarco del bando aliado en Normandía en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero cuando el demócrata John Kennedy heredó el plan tras relevarlo en la Casa Blanca, el nuevo gabinete rebajó el protagonismo de las agencias gubernamentales. Al menos de cara a la opinión pública, Kennedy pretendió no comprometer a su gobierno con la agresión. Los exiliados —fundamentalmente mercenarios y elementos dispuestos a restaurar el status quo prerrevolucionario— aparecerían como rostros visibles de un proyecto sustentado por la maquinaria logística, diplomática, mediática y de inteligencia norteamericana.

Lo que subestimaron ambos mandatarios y sus subordinados fueron los decisivos factores internos de la Mayor de las Antillas. Los ideólogos de la invasión no contaban con que las fuerzas armadas cubanas se mantuvieran cohesionadas y fieles al Gobierno Revolucionario. Minimizaron el apoyo popular del que la dirección del país era depositaria y subestimaron la agilidad de los órganos policiales para neutralizar cualquier disidencia durante la crisis. Sobre todo, no imaginaron la capacidad combativa de las fuerzas de resistencia.

De tal modo, los alrededor de 1 500 invasores agrupados bajo lo que se conoció como Brigada 2506, al desembarcar el 16 de abril de 1961 en las playas Larga y Girón debieron enfrentarse a miles de milicianos, voluntarios, campesinos, obreros, estudiantes, combatientes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y efectivos del Ejército Rebelde. La tarea inmediata para la tropa atacante era dominar un pedazo de terreno, por insignificante que fuera, y establecer un gobierno provisional que solicitara a Estados Unidos la intervención militar directa para derrocar la Revolución.

No puede decirse que los expedicionarios de la Brigada 2506 hayan sido débiles contendientes. Diversos testimonios dan cuenta de que ellos combatieron con tenacidad. No obstante, contrario a las perspectivas con que fue diseñado el plan de invasión, la victoria estaría muy lejos de corresponder al imperialismo y sus agentes visibles.

En ese sentido, un factor esencial para entender por qué la Revolución salió triunfante es la presencia de su liderazgo en las posiciones decisivas. Varios fueron los dirigentes importantes que tomaron acción directa en la batalla del sur de Matanzas: José Ramón Fernández; Efigenio Ameijeiras y Samuel Rodriles, al frente de un batallón de la PNR; Pedro Miret, dirigiendo la artillería, entre muchos otros.

El propio Fidel Castro, que ostentaba la investidura de primer ministro, no se quedó en una oficina mientras las instituciones armadas cumplían con su deber. De acuerdo con una biografía escrita por la investigadora Katiuska Blanco, después de recibir informaciones sobre el desembarco en bahía de Cochinos e impartir órdenes desde La Habana, el Comandante en Jefe marchó al frente de batalla el 17 de abril. Transitó por la ciudad de Matanzas y sucesivamente recorrió Limonar, Coliseo, Jovellanos, Jagüey Grande, hasta llegar, en la tarde de ese mismo día, al central Australia, paso obligado de Jagüey Grande a Girón. Solo cesó en sus actividades militares cuando la invasión fue aniquilada.

El triunfo no resultó fácil y costó muchas vidas. De hecho, la Revolución tuvo más bajas mortales que la Brigada 2506. No obstante, el esfuerzo de miles de patriotas impidió la formación de un gobierno provisional bajos los auspicios de Estados Unidos y una eventual intervención de ese país. Políticamente, la Revolución salió más fortalecida de Playa Larga y Playa Girón. Desde el punto de vista militar, fue una valiosa experiencia de la que se extrajeron importantes enseñanzas. Por su parte, para el imperialismo estadounidense fue una derrota material y simbólica nunca antes vista en este hemisferio.

QOSHE - Playa Larga y Girón: el significado de la victoria - Ariel Pazos Ortiz
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Playa Larga y Girón: el significado de la victoria

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19.04.2024

Desde varios puntos de vista, los planes del gobierno estadounidense que condujeron al desembarco en abril de 1961 contra la Revolución Cubana por bahía de Cochinos, al sur de Matanzas, contaban con lo necesario para ser materializados. Sin embargo, la realidad fue otra. En menos de 72 horas fue proclamada la victoria contra el invasor.

La propuesta inicial de un ataque como el de Bahía de Cochinos se elaboró durante el mandato del republicano Dwight Eisenhower.
General de cinco estrellas, Eisenhower poseía singular experiencia en estas lides, pues había protagonizado el desembarco del bando aliado en Normandía en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero cuando el demócrata John Kennedy heredó el plan tras relevarlo en la Casa Blanca, el nuevo gabinete rebajó el protagonismo de las agencias gubernamentales. Al menos de cara a la opinión pública, Kennedy pretendió no comprometer a su gobierno con la agresión. Los exiliados —fundamentalmente mercenarios y elementos dispuestos a restaurar el status quo prerrevolucionario— aparecerían como rostros visibles de un........

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