No quiero firmar ni muerta
EL género humano –lo de humano en este caso es un decir– no deja de sorprenderme. Ha habido una tipa que ha llevado a un hombre fallecido en silla de ruedas a un banco de Río de Janeiro para intentar, sujetándole la cabeza y moviendo su mano, como si fuera un muñeco de ventrílocuo, que firmara un préstamo de 3.000 euros. La susodicha explicó, al........
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