Se coló en casa, obligado yo por la vocación de este espacio, para hablarnos de su libro, que diría Umbral. Como aquel rey que caricaturizó Torrente Ballester, me dejó pasmado ya en el prólogo. En apenas segundos despachó las necesidades económicas, la violencia machista y los problemas de los jóvenes para espetarnos que sí, que existen en el ambiente, pero que él estaba ahí postrado para contarnos monográficamente el suyo: la Constitución y España. O lo que es igual, que venía a defender sus alubias y el bienestar de su autoimpuesta institución poniéndose además de parte. Por momentos le vi enfundado en un traje verde caqui con el cetme al hombro advirtiéndonos de que estaría dispuesto a todo con tal de proteger la sacrosanta Carta Magna. Y lo hizo con argumentos equidistantes –que no hay peor barrera– y sin aludir al mayor bien a poner a salvo: el respeto a las urnas. El único síntoma positivo del apocalíptico mensaje de Felipe VI que me reconforta es que, si tanto empeño puso en barrer para casa, la monarquía no las tiene todas consigo aunque sigan remando en pro de su supervivencia el republicanismo de salón del socialismo español y algún nacionalista despistado. Quien le escribió el guión olvidó tirar de empatía con los súbditos, el principal reclamo para salir al menos del trance como si pasara solo para saludar, objetivo de toda Corona que resulta incapaz de mediar como debe. Lo que ya nos dejó claro, y pasmados, un 3 de octubre.

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QOSHE - El rey pasmado - Igor Santamaría
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El rey pasmado

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28.12.2023

Se coló en casa, obligado yo por la vocación de este espacio, para hablarnos de su libro, que diría Umbral. Como aquel rey que caricaturizó Torrente Ballester, me dejó pasmado ya en el prólogo. En apenas segundos despachó las necesidades económicas, la violencia machista y los problemas de los jóvenes para espetarnos que sí, que existen en el ambiente, pero que él........

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