LO vio con claridad tiempo atrás Ortega y Gasset cuando dijo que la ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión y elocuencia. “De hecho”, llegó a decir, “no necesita tener casas; las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas en un instinto opuesto al doméstico. La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con otros que también han salido de la suya. Algo de razón, si nos paramos a pensar un momento, puede que tuviese, al menos hasta finales del siglo XX.

El viejo amigo Foster, aquel que puso a cocernos las langostas cuando imaginó las bocas del metro, ha vuelto a enfocar su mirada sobre Bilbao, en esta ocasión para elegir a la villa, junto a San Marino y Atenas, como ejemplos de ciudades del futuro en su Máster de Ciudades Sostenibles. Tres universos bien distintos, tres estilos de vida bien diferentes. La ha escogido como ciudad piloto para las urbes del siglo XXI y sobre el viejo botxo va a centrar parte de su invetigación. Tiene claro que no será una ciudad del viejo estilo que defendía Ortega y Gasset. Apuestan por una ciudad compacta, caminable, con buenos barrios, alta densidad de población y, sobre todo, verde.

Se sueña con una ciudad y la noticia sobre el descenso de la siniestralidad en el tráfico es algo para congratularse, cómo no. No hay flores frescas en las farolas o en las barandillas porque no ha habido un solo muerto atropellado. Algo ya se estaba haciendo bien y algo se quiere hacer mejor, por supuesto, pero prestemos atención.

Siempre he creído que todo aquello que no eliges es lo que te define: tu ciudad, tu barrio, tu familia... Son cosas de las que la gente se enorgullece. Almas envueltas en cuerpos, cuerpos envueltos en ciudades, ese es el sushi nuestro de cada día. ¿Mejorable?, por supuesto. ¿Olvidable?, jamás.

Confío en que la apuesta no se lleve consigo el alma de ciudad pero que arrase con esa imagen de ciudades robot. ¿Cuánto tiempo pueden los hombres prosperar entre paredes de ladrillo, caminar sobre pavimentos, respirando humo de carbón y de petróleo, crecer, trabajar, morir, con apenas una idea sobre el viento y el cielo; viendo solo la belleza hecha máquina, con pobre calidad de vida? Hay que dar en la diana equilibrada.

QOSHE - El siglo XXI en el horizonte - Jon Mujika
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El siglo XXI en el horizonte

4 0
23.01.2024

LO vio con claridad tiempo atrás Ortega y Gasset cuando dijo que la ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión y elocuencia. “De hecho”, llegó a decir, “no necesita tener casas; las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas en un instinto opuesto al doméstico. La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con otros que también han salido de la suya. Algo de razón, si nos paramos a pensar un momento, puede que tuviese, al menos hasta finales del siglo XX.

El viejo amigo Foster,........

© Deia


Get it on Google Play