LO abran visto más de una vez, en no pocas ocasiones en las orillas de los arcenes: se le conoce como el plumero de pampa. Su imagen recuerda a las boas o las estolas de marabú de los felices años 20 en los cabarets parisinos, un destello luminoso que alumbra, con disimulos, la oscuridad del mundo sórdido del lumpen. El plumero también es un cabrón. Es una especie invasora, una planta colonizadoras que recuerda, qué sé yo, a los colonos que ocupan tierra palestina.

A la susodicha se le acusa de dañar el hábitat natural de otras plantas. Al parecer todo empezó en la bahía de Santander, cuando la planta se escapó de un jardín en dicha ciudad a mediados de los años 50, Desde entonces ha ido arraigándose, adueñándose de la tierra y dañando la naturaleza autóctona. Algo parecido a los pisos turísticos ilegales cuya implantación en las ciudades crece de un modo salvaje, silvestre, dañando el ecosistema en el que crece.

¿Cómo? Una consecuencia que salta a la vista es el encarecimiento de los alquileres. O la disminución de plazas de aparcamiento para residentes. Como quiera que esta suerte de pisos ilegales proliferan como plantas enredaderas, como hongos tóxicos o como malas hierbas la comparación tiene su aquel.

Anuncian ahora desde Hacienda Foral de Bizkaia que van a vigilar y examinar al detalle las cuentas de los propietarios de viviendas turísticas en Bizkaia dentro del Plan de Lucha contra el Fraude que ha puesto en marcha este año. Al parecer, se les ve el plumero y quieren detener la plaga. El cruce de información con otras administraciones fiscales será esencial para esta labor, además claro está del control que se ejerza directamente desde la inspección fiscal vizcaina sobre las empresas mediadoras en internet. Hay un dinero que flota en el aire y parece no ser de nadie. Hacienda investiga.

QOSHE - Se te ve el plumero - Jon Mujika
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Se te ve el plumero

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26.01.2024

LO abran visto más de una vez, en no pocas ocasiones en las orillas de los arcenes: se le conoce como el plumero de pampa. Su imagen recuerda a las boas o las estolas de marabú de los felices años 20 en los cabarets parisinos, un destello luminoso que alumbra, con disimulos, la oscuridad del mundo sórdido del lumpen. El plumero también es un cabrón. Es una especie invasora, una planta colonizadoras que recuerda, qué sé yo, a los colonos que ocupan tierra........

© Deia


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