ENTRE aficionados, causan cierta extrañeza e incluso molestan las opiniones y reflexiones que versan sobre los aspectos menos positivos o negativos del Athletic. No entienden que, con el equipo instalado en la parte alta de la clasificación desde hace bastantes semanas, en los medios de comunicación se insista en sacarle punta a cuestiones concretas del juego, en vez de ensalzar con mayor entusiasmo aquellas virtudes que posibilitan una trayectoria que nutre expectativas y alienta ilusiones.

No admite discusión que, desde un prisma objetivo, cimentado en los números, la quinta posición que el Athletic ostenta en la actualidad constituye un logro interesante. Confirma que ha entrado con buen pie en el campeonato y que, cubierto el primer tercio, ha sido capaz de ofrecer la medida que demandan sus aspiraciones. Nada de esto puede ponerse en cuarentena, si figura en el grupo de cabeza es porque su rendimiento supera el de quince rivales y, gracias a ello, se mantiene a rebufo de los mejores de la categoría.

Expuesto lo anterior, la pregunta sería: ¿a qué viene entonces centrarse en las deficiencias en tiempos de bonanza? La respuesta se halla en apreciaciones como las que siguen: “Tenemos que mejorar muchas cosas para ser más consistentes”; “no nos vayamos muy arriba ni nos subamos mucho…”; “estamos solventando las carencias en defensa con el muy buen trabajo en ataque. Tenemos que volver a la solidez defensiva”.

Nadie en su sano juicio catalogaría estas frases de rebuscadas, malintencionadas, desestabilizadoras, improcedentes, sabiendo que pertenecen a Ernesto Valverde y Unai Simón. Ambos expresaron lo que sentían a la conclusión del último partido en San Mamés, resuelto con triunfo, por si hubiese algún despistado. Y no fueron tibios precisamente, en pocas palabras describieron unas carencias que afectan al funcionamiento colectivo y que, a su entender, son motivo de preocupación. De lo contrario, no dirían nada.

Si el máximo responsable y el hombre más relevante en el campo, además de modelo de contención y sentido común ante los micrófonos, se muestran autocríticos, no tienen reparo en detectar y señalar problemas concretos, será porque, en efecto, hay material susceptible de ser sometido a la crítica. El contenido de las manifestaciones de Valverde y Simón no solo no colisiona, sino que refuerza la legitimidad de los análisis y conclusiones de periodistas, analistas o tertulianos.

Si pese a todo, hay gente que persiste en atribuir un afán destructivo, pernicioso, a la labor del gremio de la información, pues qué se le va a hacer. Cada cual tiene su papel, sus convicciones y su óptica. Como en botica, de todo hay en todos los estamentos, entre periodistas, jugadores, entrenadores y seguidores. También hay un sector de la afición que no participa del contraste de ideas y prefiere ceñirse al resultado. Vive los partidos sin profundizar en lo que sucede sobre la hierba, se alegra en las buenas y sufre en las malas. Es un modo más de estar cerca del equipo con el que se identifica, igual de válido que cualquier otro.

Yendo al meollo de lo que el pasado viernes deslizaron los portavoces del vestuario, no se trata de un tema nuevo, que haya surgido de repente, de la nada. En el sugerente y eterno debate sobre el equilibrio que debe observar un equipo, la ecuación defensa-ataque, es lógico que el Athletic acuse limitaciones. El impacto, por edad y proyección, de dos de sus piezas contribuye a elevar la producción e índice de acierto en el área contraria, mientras que en la propia ocurre a la inversa, debido a la pérdida de dos elementos de garantías. Resulta evidente.

Ni los de arriba ni los de abajo son infalibles, ni los unos ni los otros están siempre inspirados, y, lo más importante, se integran en una estructura que se organiza pensando en atenuar debilidades y potenciar virtudes. El técnico prepara al grupo para resolver compromisos a partir de un plan que articula resortes orientados a mejorar el comportamiento coral, prioritario frente al peso de las individualidades. Ahí radica la auténtica clave. Una asignatura que da mucho de sí para hablar y escribir.

QOSHE - Crítica y autocrítica - José L. Artetxe
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Crítica y autocrítica

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15.11.2023

ENTRE aficionados, causan cierta extrañeza e incluso molestan las opiniones y reflexiones que versan sobre los aspectos menos positivos o negativos del Athletic. No entienden que, con el equipo instalado en la parte alta de la clasificación desde hace bastantes semanas, en los medios de comunicación se insista en sacarle punta a cuestiones concretas del juego, en vez de ensalzar con mayor entusiasmo aquellas virtudes que posibilitan una trayectoria que nutre expectativas y alienta ilusiones.

No admite discusión que, desde un prisma objetivo, cimentado en los números, la quinta posición que el Athletic ostenta en la actualidad constituye un logro interesante. Confirma que ha entrado con buen pie en el campeonato y que, cubierto el primer tercio, ha sido capaz de ofrecer la medida que demandan sus aspiraciones. Nada de esto puede ponerse en cuarentena, si figura en el grupo de cabeza es porque su rendimiento supera el de quince rivales y, gracias a ello, se mantiene a rebufo de los mejores de la categoría.

Expuesto lo........

© Deia


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