La importancia -quizás mejor, la relevancia social- atribuida al fútbol sobrepasa no poco una consideración de este deporte como el practicado por un equipo de hombres o de mujeres que corren detrás de un balón para darle patadas y, con fortuna, introducirlo entre los tres palos de la portería del equipo rival. Por parecidas razones, determinados presidentes de clubes de fútbol tampoco deberían alcanzar excesiva notoriedad, sobre todo mediática, aunque verdad es que lo consiguen. Otra cosa el modo en que algunos la aprovechen, pero entonces no es por la condición de ser presidente de este o de aquel club, sino debido a quién y cómo ostenta la presidencia.

Las dudas sobre si fue o no gol uno de los marcados por el Futbol Club Barcelona en su reciente partido frente al Real Madrid, y la denuncia de una maquinación conspirativa para dejar al Barcelona sin el título de la Liga han dado ocasión a despropósitos -más bien a tontunas- que empequeñecen a quienes los formulan y restan crédito, si es que había alguno, a lo denunciado. Los programas informativos futboleros, cuya audiencia es crecida, encuentran materia suculenta en estas controvertidas polémicas y las alineaciones de los contertulios entran en estado de excitación, acaso para deleite de los radioyentes. Un gol, se dice, llevará a los juzgados si no se resuelve o subsana el error de no haberlo dado por tal, sin que se tenga toda la seguridad con el VAR, ni se cuente con el más tenístico ojo de halcón para confirmar si el balón entró o no en la potería contraria. La supuesta conspiración, que se declara en Barcelona, beneficia al señalado club rival, de Madrid y, además, se asocia a la pugna política, pues parecidos despropósitos son expresados por un candidato que disfruta de su fuga en Europa y afirma, descomedido, no solo que España -ay, España, como el infierno, son los otros- roba a Cataluña, sino que esta abona y financia la pujanza madrileña. Dislates, deportivos y políticos, que, presumiblemente, solo se admiten y comparten por los aficionados ultras o por los militantes abducidos por las consignas y el sectarismo. Por tanto, reunidos lo peor del fútbol con lo menos recomendable de la política, el estropicio es mayor.

El sociólogo Zygmunt Bauman aludió al pensamiento líquido, pero esa evolución es ajena a la vergonzosa prevalencia del pensamiento simple.

QOSHE - Diatribas a partir de un gol - Antonio Montero Alcaide
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Diatribas a partir de un gol

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26.04.2024

La importancia -quizás mejor, la relevancia social- atribuida al fútbol sobrepasa no poco una consideración de este deporte como el practicado por un equipo de hombres o de mujeres que corren detrás de un balón para darle patadas y, con fortuna, introducirlo entre los tres palos de la portería del equipo rival. Por parecidas razones, determinados presidentes de clubes de fútbol tampoco deberían alcanzar excesiva notoriedad, sobre todo mediática, aunque verdad es que lo consiguen. Otra cosa el modo en que algunos la aprovechen, pero entonces no es por la condición de ser presidente de........

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