Durante mi reciente visita a la capital del mundo, Cartago Nova, actualmente, Cartagena, visita de carácter navideño, turístico y gastronómica, pretendía pasar como un insumiso de los días laborables y contemplar, como muy temprano, un poco más tarde de las ocho la gente en Cartagena desayuna como en Almería o en cualquier otra parte. En la terraza protegida del frío con unas débiles estufas todo es igual que en todas partes, la gente desayuna y hace las insulsas observaciones y comentarios a sus acompañantes, que si el evento del otro día, que si no fuimos a tal sitio. Un señor orondo se sienta y pide su desayuno mientras llega su acompañante a la que le habla de seguros y menudencias, todos, todos ajenos a mi próximo adentramiento en la epopeya y la historia. En el museo nava, un administrativo mal afeitado, vestido con jersey de la marina y sin maneras militares nos atiende y cobra la aportación voluntaria. Y solos nos adentramos en el mundo estático de todas las hazañas marinas, los barcos, las maquetas, la galeazza, como mudos esqueletos de gestas olvidadas. En alto la bandera, es el volumen de libros para niños que aún guardo y que quiero otra vez leer evocando gestas, mientras todo el mundo navega, transitando por la misma vía. Y luego toda un edificio destinado al submarino de Peral, mastodóntico e igualmente ignorado. Como hicimos bien el burro hundiendo a posta el invento, luego ya le ponemos honores e insignias. España, siempre hacia el fondo mismo de todo, mediante intrigas y jerseys gastados de la marina seguimos en nuestra tradicional epopeya a ver si nos hundimos del todo y dejamos el submarino bien en el fondo. Y mientras el resto de potencias tienen ahora submarinos de película, nosotros más de cien años después hacemos uno poco más diferente del primero y al principio ni flota. Pero nosotros podemos gritar bien fuerte, abajo el imperialismo, el capitalismo, el armamentismo y abajo el periscopio de chapa barata, todo al desguace, submarinos, país y patria. Insignes y torpederos todos al mismo saco de la historia funesta. Libros de historia añejos, con relatos de marinos, abajo la bandera y pongamos todo en el sitio donde debe estar, es decir, en ninguna parte. Como el chuleta cartagenero que en el bar salón de juegos protesta por la música que ponen o deben poner los bares. Y el otro le replica pues si no te gusta la música, vete a otro bar.

QOSHE - Cartago Nova - Fco. Sánchez Collantes
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Cartago Nova

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03.01.2024

Durante mi reciente visita a la capital del mundo, Cartago Nova, actualmente, Cartagena, visita de carácter navideño, turístico y gastronómica, pretendía pasar como un insumiso de los días laborables y contemplar, como muy temprano, un poco más tarde de las ocho la gente en Cartagena desayuna como en Almería o en cualquier otra parte. En la terraza protegida del frío con unas débiles estufas todo es igual que en todas partes, la gente desayuna y hace las insulsas observaciones y comentarios a sus acompañantes, que si el evento del otro día, que si no fuimos a tal sitio. Un señor orondo........

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