Jo, hasta yo tengo amigos y eso que prácticamente no me relaciono con nadie fuera del entorno doméstico y familiar. Amigos me refiero de esos coñazos, de los que te llaman para quedar, ir a su boda o cumpleaños o felicitar la Navidad hasta llamando por teléfono. Bueno, en realidad de esos no tengo ninguno habida cuenta que la mayoría sabe que no voy a ir ni hacer nada de eso. Pero leche, los tengo de esos que coincido en no sé dónde charlamos como íntimos y ya posiblemente jamás nos volvamos a ver, ni siquiera a lo mejor tengo su teléfono o sus señas, es decir, sólo existe en este momento, en ese instante y pasan años.

Amigos de café en día extrañamente lluvioso en Almería que tras ir al notario de la esquina a firmar no se qué de certificado de historias, atravesando la mecánica puerta amenazante, huyo a tomar el proverbial café en la otra esquina y coincido, e incluso me siento con él, está solo, y hablamos sin parar como si lo hiciésemos todos los días, que ha dejado de fumar, que existen todas las adicciones posibles, la máquina tragaperras, el tabaco, el alcohol, las drogas, las pastillas, los malos sueños y peores momentos, la televisión, los videojuegos, comprar y leer un periódico ya puestos, y que la sociedad intenta por todos los medios liberarnos de todas y ser libres de todo en un mundo inexistente, mirar el móvil, chatear, jugar a los malditos juegos de mesa de frikis, hasta llegar al trastorno y el abismo, que miras y te das la vuelta. Bah, el abismo, tampoco era para tanto. Y ya te tienes que ir, ambos, y te saludas con abrazos como supervivientes de la maraña del mundo que intenta devorarte cada día a cada minuto, como la hidra policéfala que, siguiendo todos los trabajos que has de hacer, como un Hércules de notarios, haciendas, gestiones, facturas y adicciones corrientes, tienes que ir cortando una a una sus cabezas, regenerándose dos cabezas por cada una que cortas.

Y luego tienes que matar al león, capturar vivo al jabalí, y luego subir la pesada piedra hasta arriba pensando que ya nunca va a caer y una vez arriba cae siempre. Medio amigos que no los falsos, que son tus mejores amigos (son vuestros mejores amigos) hasta que necesites algo de él. Mejor sólo amigos de cafés en días extrañamente, y ligeramente, lluviosos, en los que pensabas como un animal extinto echarle un vistazo al obsoleto periódico y ya te enredas con el tal o el cual.

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24.01.2024

Jo, hasta yo tengo amigos y eso que prácticamente no me relaciono con nadie fuera del entorno doméstico y familiar. Amigos me refiero de esos coñazos, de los que te llaman para quedar, ir a su boda o cumpleaños o felicitar la Navidad hasta llamando por teléfono. Bueno, en realidad de esos no tengo ninguno habida cuenta que la mayoría sabe que no voy a ir ni hacer nada de eso. Pero leche, los tengo de esos que coincido en no sé dónde charlamos como íntimos y ya posiblemente jamás nos volvamos a ver, ni siquiera a lo mejor tengo su teléfono o sus señas, es decir, sólo existe en este momento, en........

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